martes, 3 de abril de 2012

SALMO 96 (95)

(Sal 98; Is 44-55)
1Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, la tierra entera;
2cantad al Señor, bendecid su nombre,
pregonad día tras día su victoria. 
 

3Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.
4Porque es grande* el Señor
y muy digno de alabanza;
más temible que todos los dioses.
5Pues los dioses de los paganos son apariencia,
mientras que el Señor hizo los cielos.
6Honor y Majestad están en su presencia,
Fuerza y Belleza en su santuario.
7Tributad al Señor, familias de los pueblos,
tributad al Señor gloria y poder.
8Tributad al Señor la gloria de su nombre,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.
9Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra entera.
10Decid a los paganos: El Señor es rey:
él afianzó el orbe, y no vacilará;
él gobierna los pueblos rectamente.

 11 Alégrense los cielos, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto contiene;
12exulte la campiña y cuanto hay en ella,
aclamen los árboles silvestres
13delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra;
regirá el orbe con justicia
y a los pueblos con fidelidad.  

96 Género. Himno a la realeza del Señor. En la serie 93-99 ocupa el cuarto lugar, como himno triunfal. El poeta canta el reinado sereno y universal, para lo cual borra los momentos dramáticos de lucha o justicia vindicativa; aunque los deja entreoír en la "victoria", la "firmeza del orbe", el "no vacilar". La universalidad se manifiesta repitiendo siete veces "todo/s". El salmo recoge sugerencias de otros y está estrechamente emparentado con la mentalidad de Isaías 11.
Actividad cúltica. El "canto nuevo" lo encontramos en Is 42,10 Y Sal 33,3. "Pregonar" una buena noticia (2), es típico de Is 11: 40,9; 41,27; 52,7 Y suena en Sal 40,10. La alabanza de todos los pueblos está indicada en Sal 67; 86,9 Y el exíllico 102; véase también Is 56,7 y 1 Re 8,41-43. La alabanza de la creación es explícita en Is 42,10; 44,23; 49,13; 55,12. Solos los dioses paganos no son invitados a alabar, porque son puros ídolos inertes: Is 2,8.18.20; 31,7; Ez 30,13.
Composición. El himno discurre en tres ondas: invitatorio en seis imperativos (1-3), motivación, títulos y atributos (4-6); invitatorio en ocho imperativos, con el título de rey (7-10); invitatorio en cinco yusivos (11-12); motivación: reinado universal (13). Parece desproporcionado tanto invitatorio para tan breves motivaciones. Pero si se toman éstas unidas, nos dan una visión rica. El Señor es Rey, viene a tomar posesión del reino y a ejercer su reinado sobre todo el mundo, de suerte que la
creación entera se llenará de gozo.
96,1 Teóricamente, el canto es nuevo la primera vez que se canta, no cuando se repite. ¿Es nuevo un canto hecho de retazosusados? Creo que el autor se mueve con el espíritu de novedad que anima al profeta del destierro.
96,4 Que infunde temor o reverencia: Sal * O: muy famoso.
96,6 Por el contexto sacamos que se refiere al santuario celeste, del cielo que él hizo.
96,7-9 El autor toma los dos primeros versos del Sal 29, sustituyendo las "divinidades" por "familias de pueblos". Añade el tema del tributo y vasallaje y ensancha el horizonte a toda la tierra.
96,10 La segunda frase está tomada del Sal 93,1, la tercera falta en el paralelo 1 Cr 16,31; algunos suprimen ambas para que quede el clamor escueto.
96,11 Conforme al contexto, el mugido del mar es festivo: es su voz.
96,12 Es el verso más original, síntesis de lo campestre (Dt 32,13) Y lo silvestre.
96,13 Gobernar incluye el juzgar. El hombre puede fiarse de su gobierno. (Comentaré estos versos en el Sal 98).
Trasposición cristiana.
Se pueden seguir dos pistas: el adviento y el reinado. Dejando la primera para el Sal 98, me fijo en la segunda. El Apocalipsis canta el reinado del Padre y de su Mesías: 11,15.17; 12,10-12; 19,6; véanse también 1 Cor 15,25; Col 1,13.

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