domingo, 18 de marzo de 2012

SALMO 84 (83)

(Sal 122)


2¡Qué delicia es tu morada,
Señor de los Ejércitos!
3Mi aliento se consume anhelando
los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne exultan
por el Dios vivo.
4Hasta el gorrión ha encontrado una casa,
la golondrina un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los Ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
5Dichosos los que habitan en tu casa
alabándote siempre.
6Dichoso el que saca de ti fuerzas
cuando proyecta su peregrinación.
7 Atravesando Val morera
lo transforman en manantial
y la lluvia lo cubre de albercas.
8Caminan de baluarte en baluarte,
y el Dios de dioses se les muestra en Sión.


9Señor Dios de los Ejércitos,
escucha mi súplica,
atiéndeme, Dios de Jacob.
10Fíjate, Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido.
11Pues vale más un día en tus atrios
que mil en mi estancia;
O  pisar el umbral de la casa de Dios
que morar en la tienda del malvado. 
 


12Porque el Señor es sol y es escudo,
Dios concede favor y gloria;
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable.
13SEñor de los Ejércitos ¡dichoso
el hombre que confía en ti!

84 Según la forma, este salmo es un muestrario: himno (2.12), tres bienaventuranzas (5.6.13), huellas de una liturgia de entrada (12), proverbio del tipo "más vale" (11), súplica, por el término (9) y por los imperativos (9-10). Según el contenido, el salmo canta a Sión en un canto de peregrinación, como el 122. Pero no basta catalogar, no sea que se nos escape la intensidad lírica del poema: la exclamación inicial, expresión del sentimiento (3), proyección sentimental (4), títulos de Dios personalizados (4), elección gozosa (11).
¿A qué fiesta se refiere? Por el indicio de las lluvias de otoño (7) piensan algunos que es la fiesta de las chozas. Pero bien puede tratarse de una peregrinación individual, por devoción; como indica el predominio del singular. O bien digamos que es un texto de repertorio disponible para cualquier peregrinación, a la que infunde el gozo interno de la relación con Dios.

La peregrinación. El poema se sitúa en un tiempo psicológico que puede abarcar varios tiempos, fundiéndolos en una simultaneidad lírica. El ansia en la distancia y la visión del pájaro en la presencia, habitantes y peregrinos en paralelismo riguroso; "un día" puede ser experiencia actual, anticipación o recuerdo. Voy a distinguir para aclarar. a) La peregrinación física se concentra en los versos 7-8 Y se articula en tres tiempos; los rasgos no son apuntes realistas del paisaje, sino proyección de un paisaje interior. b) La peregrinación espiritual es la sustancia del poema. Antes de empezar la marcha física, el orante ya está en camino, ya le llena la mente el anhelo de llegar, el gozo de la certeza y cercanía. Las ansias (3) son la impaciencia de quien emprende un viaje para encontrar a una persona querida: que aquí es Dios. El encuentro será breve, pero intenso. e) La peregrinación ética se enuncia al final. El viaje físico no se queda en puro ritualismo ni en dulce experiencia íntima, sino que compromete la conducta posterior del peregrino.

Composición. La repetición "Señor de los Ejércitos" delimita una primera sección (2-4) y una tercera (9-13); entre ambas encajan las dos bienaventuranzas paralelas, de extensión desigual (5.6-8).
84,2 El predicado "amables" es en hebreo intenso por su ascendencia: Is 5,1; Jr 11,15; Dt 33,12; Sal 60,7; 127,5. Léase lo que dice Ez 24,16.21 del templo. Casi podemos decir que el orante está enamorado del templo.

84,3 El ansia es total: aliento o espíritu, corazón o mente, carne o cuerpo.
84,4 La imagen del ave suena casi a proyección sentimental. El poeta se detiene complacido en el doble sentido de casa: el ave ha puesto casa para sus polluelos, en la casa de Dios: huésped acogido a la hospitalidad ancha de Dios. ¡Ouién fuera como ella!

84,5-6 El orante empareja a los "habitantes" con los peregrinos". Sal 65,5 parece preferir a los que habitan; véase también Sal 91,1.
El salmo dedica más espacio al peregrino.

84,6-8 Con mediana probabilidad podemos distinguir una decisión previa y tres etaPas de peregrinación. Según el texto hebreo, el orante está pensando o planeando "calzadas": Jr 31,21. a) Primera etapa: creo que el autor explota el doble sentido de varias palabras: "valle de Baká = Valmorera = Valdellanto", ''Transforman = eben", "lluvia de otoño = Maestro", "lo viste de albercas = lo cubre de bendiciones". b) Segunda etapa: en sentido propio "baluartes" o plazas fuertes que jalonan el itinerario; o el renovarse de las fuerzas (cfr. Is 40,31); o las fortificaciones de la capital (Sal 48,4). e) Tercera parte: la presencia de Dios en el templo: compárese con
Is 35,2; 40,4; Jr 31,3; Sal 63,3.
84,9-10 Oración por el Ungido o alegando al Ungido, es decir, al rey. "Escudo": en vocativo, es título divino (Sal 33,20; 59,12). En acusativo, título del rey, paralelo de Ungido.

84,11 "Uno / mil" es convencional para encarecer con énfasis: Dt 32,20; Jos 23,10; Is 30,17. "Estancia": corrigiendo el texto. "Pisar el umbral": en hebreo un verbo rebuscado derivado de "umbral": parece designar una actividad modesta, de portero.
84,12 "Sol" como título divino es caso único; en otros textos se le dan atributos solares: Dt 33,2; Is 60; 62; Sal 57.

84,13 Recapitulación: nombre y título divino, bienaventuranza, confianza.
Trasposición cristiana.

En clave cristológica: Jesús es más que el templo (Mt 12,6), es manifestación de Dios (Jn 14,9), es morada nuestra (Jn 15,4). Jesús glorificado: (Jn 2,19-21). En clave eclesiológica. La Iglesia presente es templo de Dios (Ef 2,21 s). La Iglesia celeste (Heb 13,14; 2 Cor 5,1).

SALMO 83 (82)

(Ez 28;Zac 14,1-3)

2¡Dios, no te estés callado,
no estés en silencio e inmóvil, oh Dios!
3Mira que tus enemigos se agitan
y los que te odian levantan cabeza.
4Traman planes contra tu pueblo
y se conjuran contra tus protegidos.
5Dicen: Vamos a aniquilarlos como nación,
que el nombre de Israel no se pronuncie más.
6Están de acuerdo en la conjura,
hacen liga contra ti:
7beduinos, idumeos, ismaelitas,
moabitas y agarenos,
8Biblos, Amón y Amalec,
filisteos y habitantes de Tiro;
9también Asiria se alió con ellos,
prestaron refuerzos a los hijos de Lot.

10Trátalos como a Madián, como a Sísara,
como a Yabín junto al torrente Quisón
11que fueron aniquilados en En-Dor*,
y sirvieron de estiércol para el campo.
12Trata a sus príncipes como a Oreb y Zeeb*,
a sus capitanes como a Zebá y Sal maná,
13que arengaban: Conquistemos
las vegas de Dios.

 14Dios mío, vuélvelos vilanos,
tamo frente al vendaval
15Como fuego que prende en la maleza,
como llamas que abrasan los montes,
16persíguelos así con tu tormenta,
desbarátalos con tu huracán.
17Cúbreles el rostro de ignominia
para que te busquen por tu nombre, Señor.
18Desconcertados y confundidos para siempre,
parezcan derrotados.
19y reconozcan que tu nombre es Señor,
sólo tú Soberano de toda la tierra.

83 El texto es explícito: el salmo es una súplica ante una amenaza bélica gravísima. Una alianza de naciones avanza contra el pueblo escogido, dispuesta a aniquilarlo y borrar su memoria. En cuanto a la situación histórica, pocos salmos ofrecen tantos datos para la identificación: diez nombres de pueblos o naciones, recuerdos del tiempo de los Jueces. También hablan los silencios: no se menciona Judá ni Jerusalén o Sión ni el templo, ni Babilonia ni Egipto. En la antigüedad no eran desconocidas las alianzas militares; pero muchas veces lo que actuaba era un ejército de mercenarios de diversos países, que guerrean por oficio o por deber de vasallaje o por esperanza de botín. Un ejército multinacional tiene algo de alianza militar.
Pues bien, la precisión de los nombres se vuelve contra la identificación histórica. Son diez, en orden geográfico caprichoso. En los libros proféticos encontramos series de oráculos contra naciones paganas. Siendo las colecciones secundarias, las agrupaciones son cronológicamente irreales. Baste citar: Is 13-23; Jr 25; 46-52; Ez 25-32; Am 1-2; Sof 2. Se podría añadir la lista de las conquistas de David: 2 Sm 8. El Salmo 83 se parece, en tamaño reducido, a las colecciones proféticas. Me inclino a considerarlo una composición artificial, utilizable en cualquier coyuntura bélica y que más tarde se leyó con proyección escatológica; como la alianza fantástica de Ez 38 o la de Judit.

Composición. Tras la invocación (2), un ki introduce la alianza y sus proyectos aniquiladores (3-5); otro ki introduce la lista de aliados (6-9). Sigue la imprecación, que avanza en tres olas: recuerda victorias del pasado (10-13), pide una teofanía destructora (14-16), invoca la derrota del enemigo y su reconocimiento forzado del Señor (17-19). En esquema: 2.3-9.10-18.19. Sobre el esquema se destacan algunas correspondencias interesantes.
Frente a la coalición gigantesca actúa Dios solo, el pueblo invoca y asiste. El drama se desarrolla en dos cuadros: al principio, agitación levantisca y planear concorde; al final desconcierto y derrota. Dos nombres ocupan dos polos: el de Israel, que debe ser cancelado, el de Yhwh, que será reconocido.
83,2 Silencio e inacción de Dios: Sal 28,1; 35,22; 39,13; 109,1. Lo que el orante siente como inacción de Dios es, visto por Dios, calma serena (cfr. Is 18,4).

83,3 Comienza la serie de posesivos "tuyo": los enemigos del pueblo lo son del Señor. La "agitación" tiene algo de marítimo: cfr. Is 17,12-14. "Levantar cabeza" en gesto de superioridad.
83,4 "Traman" con astucia. "Protegidos" o guardados como en un refugio: Sal 27,5; 31,5.21.

83,5 Frente a los diez nombres mencionados, el de Israel debe ser borrado de la memoria: Ex 17,14; Dt 9,14.
83,6 En el odio compartido se ponen de acuerdo.

83,9 "Asiría" es la potencia internacional. "Hijos de Lot": mención despectiva de amonitas y moabitas: Gn 19,30-38.
83,10 "Madián" es el enemigo en tiempo de Gedeón. Su figura es emblemática: Is 9,3. El recuerdo de Sísara y el Quisón está vivo en Jue 4-5.

83,11 "Como estiércol" o abono: 2 Re 9,37; Jr 8,12; 9,21 etc. Último destino ignominioso para un guerrero. * = Fuendor.
83,12 Cuatro jefes madianitas mencionados en el ciclo de Gedeón: Jue 7,25; 8,5-21. * = Cuervo y Lobo.

83,13 "Vegas de Dios": de su propiedad, sagradas. Otros lo toman como superlativo: ubérrimas.
83,14 La imprecación y el conjuro se consideraban armas eficaces contra un enemigo más poderoso: Nm 22,5. El pueblo invoca una teofanía que aplique la ley del talión contra los agresores. Las comparaciones son corrientes: Is 17,13; 40,24.

83,15-16 La comparación describe en forma concentrada el propagarse de un incendio en la espesura de los montes; así debe actuar la tormenta de Dios, persiguiendo y desbaratando como un incendio.
83,17 -18 En cinco términos sintetiza la vertiente objetiva de la derrota y la subjetiva de la vergüenza y confusión. "Buscar el nombre" es expresión extraña. Quizá debamos leerla a la luz del Sal 18,42: en el desconcierto de la derrota llegan a implorar al enemigo vencedor.

83,19 Soberanía de Yhwh sobre todo el mundo. "Reconocer" es fórmula favorita de Ezequiel: puede ser voluntario y gozoso o forzado y doloroso; véase Sab 12,17.

Trasposición cristiana.

Apoyado en los antecedentes de Ez 38-39 y Zac 14, el Apocalipsis trata el tema en clave escatológica: Ap 16,14; 10,13. Es en visión sintética la historia de la Iglesia perseguida y atacada por naciones hostiles, por regímenes anticristianos, invadida por sistemas contrarios. La Iglesia puede pedir el fracaso de regímenes y sistemas criminales; pero para las personas pide que "reconozcan" a Dios.

SALMO 82 (81)

1Dios se levanta en la asamblea divina,
rodeado de dioses juzga:


2-¿Hasta cuándo daréis sentencias injustas
poniéndoos de parte del culpable?
3Defended al desvalido y al huérfano,
haced justicia al humilde y al necesitado,
4salvad al oprimido y al pobre
librándolos del poder de los malvados.
5No saben, no entienden, caminan a oscuras,
y tiemblan los cimientos del orbe.

6yo declaro: Aunque seáis dioses
e hijos del Altísimo todos,
7moriréis como cualquier hombre,
caeréis como cualquier príncipe.

8¡Levántate, Dios, y juzga la tierra,
porque tú eres el dueño de todos los pueblos!

82 En vez de encasillar el salmo, cosa imposible, vaya observar a los personajes y sus papeles dentro del texto, sin identificarlos por ahora. Un soberano, 'el, convoca a sus ministros, 'elohim para juzgar su gestión subordinada. Se levanta y los interpela con una pregunta retórica que equivale a una acusación: media un delito de corrupción y perversión inveteradas de la justicia. Del protocolo de los jueces - gobernantes cita unos imperativos que definen sus funciones, en otros términos, la función que les encomendaba la carta de nombramiento. No las han cumplido, y la consecuencia es que los fundamentos del orden social y hasta del orden cósmico se tambalean. La injusticia establecida engendra oscuridad y la oscuridad manipulada fomenta la injusticia. El soberano pronuncia sentencia: no vale apelar a la condición, a títulos o méritos. Por haber pervertido la justicia, han incurrido en pena de muerte, y la sentencia será ejecutada sin miramientos.
Escuchada la sentencia, el pueblo que asiste invoca a Dios para que se encargue él de gobernar con justicia el mundo.
Para la composición orgánica completa no encuentro paralelos en el AT, para sus partes sí. Un ejemplo interesante de juicio lo encuentro en 1 Sm 22. Sobre las obligaciones de jueces y gobernantes: Lv 19,15; Dt 1,16s; 16,19. Para la sentencia de muerte, según su fórmula, Gn 3,3s; Nm 16,29; Is 22,14.

Composición. La escena judicial es el primer principio de composición. Ella justifica y explica la movilidad de las intervenciones, de varios sujetos, en primera o segunda o tercera persona. En un plano se contraponen Dios - dioses - Altísimo y hombres - príncipes: un grupo de los primeros es degradado a la categoría de los segundos, con sus consecuencias: de la inmortalidad a la muerte. En otro plano, la oposición clásica malvado / honrado es sustituida por malvado = culpable
/ desvalido - huérfano - humilde - necesitado - pobre.

Identificación de los 'elohim. a) Como divinidades. El autor habla del panteón celeste: sobre una corte de divinidades subordinadas impera el Dios supremo, 'el. Al identificarse Yhwh con 'el, las otras divinidades son destronadas y eliminadas. Véanse Sal 29,1; 95,3; 96,4s; 97,7.9; Ex 15,11; Job 1,6 etc.
Para la escena de la corte celeste, compárese 1 Sm 22,6 con 1 Re 22,19. Que a algunos dioses competa la administración de la justicia entre los humanos lo prueban numerosos textos no bíblicos.
b) Como jueces. El destierro significó una revolución religiosa consolidada. El paso del henoteísmo, muchos dioses para los paganos y uno solo para los judíos (Miq 4,5), al monoteísmo, un dios único. Entonces el salmo cambió de identificación: se aplicó a los jueces "por la gracia de Dios": véase 2 Cr 19,5s; Sab 6,1-11 Y la cita polémica de Jesús en Jn 10,34-36. El salmo se convierte en acusación profética contra gobernantes injustos, judíos o extranjeros. Los gobernantes injustos no tienen impunidad sacra. La condición mortal devuelve su verdadera dimensión al hombre: cfr. Ez 28,9.

82,1 El primer 'elohim es Dios; la "asamblea divina" es la corte de 'el; el segundo es plural, como indica la preposición.
82,2 Véase Lv 19,15.35.

82,5 Los verbos "saber, entender' pueden tener significado o connotación judicial: Job 11,11; Sal 139,2. "Oscuridad" como metáfora de desorden social: Is 59,9.
82,8 Todo el mundo es "heredad" del Señor.

Trasposición cristiana.

En nuestra cultura los dioses falsos e injustos están secularizados: falsos valores son hipostasiados y exigen absoluta sumisión. Entre los creyentes pueden existir los ídolos mentales: nuestras ideas o imágenes de Dios que confundimos con el Dios verdadero. Léase a este propósito el final de la primera carta de Juan, 5,20s

SALMO 81 (80)

(Dt 29-31; Sal 50)

2Aclamad a Dios, nuestra fuerza,
dad vítores al Dios de Jacob
3Tañed instrumentos, tocad pandero s,
cítaras templadas con arpas.
4Tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena que es nuestra fiesta.
5Porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
6un pacto firmado con José
cuando salía de Egipto. 
 

6c-Oigo una lengua desconocida:
11c ensancha la boca, que te la llene.

 7Retira la carga de sus hombros,
sus manos se desprendieron* de la espuerta.
8En la aflicción clamaste y te libré,


te respondí oculto entre truenos;
te puse a prueba en Meribá*.
9Escucha, pueblo mío, que te amonesto,
Israel, ojalá me escuches:
10No tendrás un dios extraño
ni adorarás un dios extranjero.
11 Yo soy el Señor tu Dios

que te saqué de Egipto.

 12Pero mi pueblo no me hizo caso,
Israel no me obedeció.
13Los entregué a su corazón obstinado
para que siguieran sus antojos.
 14Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mis caminos.
15Yo humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios.
16Los que aborrecen al Señor te adularían

y su suerte quedaría fijada.
17Te alimentaría con flor de harina,
te saciaría de miel silvestre.
 

81 Este es un salmo extraño. Después de ochenta salmos, una novedad. Las piezas son conocidas, y sin embargo, el conjunto nos suena a "lenguaje desconocido" (6c). Se celebra una gran fiesta, jubilosa (4), cuyo motivo inmediato es "una ley" (5); o sea, una fiesta de precepto. Esto nos da un contexto litúrgico. ¿De qué fiesta se trata? El calendario oficial (Dt 16) menciona tres fiestas mayores: pascua, semanas, chozas; la última, en el mes séptimo, va precedida del año nuevo y la expiación: "luna nueva y luna llena" (Lv 23; Nm 29) Por la referencia a la ley del Sinaí (5) y por la proclamación del primer mandamiento (9-11), obtiene cierta preferencia la fiesta de las semanas.
Nada más comenzar la ceremonia, un solista extemporáneo toma la palabra y por él habla el Señor, interpelando en segunda persona. Nos parece escuchar la predicación homilética del Deuteronomio, con la proclamación del primer mandamiento. La homilía se convierte en denuncia en tercera persona de un delito y un castigo (en el puesto de la maldición). Siguen unas bendiciones formuladas en condicional irreal potencial. Esto se parece algo al Sal 95, también a Ex 20,2-6 y a la alianza en Moab Dt 29-31.

¿Quién es el personaje anónimo que irrumpe con su anuncio? Algunos han propuesto un profeta cúltico, es decir, un profesional del oráculo en la liturgia del templo.
Pero ese tal no hablaría de "un lenguaje desconocido"; compárese con Samuel en 1 Sm 3,7. Según otra hipótesis, es un miembro de la asamblea súbitamente inspirado (cfr. 1 Cor 11,4; 14,2s). El "profeta" interrumpe la ceremonia festiva para imponer un mensaje dramático. Lo que dice no es radicalmente nuevo, es nueva la autoridad con que habla.
Por medio del oráculo inesperado, la comunidad es violentamente transportada de una celebración gozosa y convencional a una llamada exigente sobre su relación con el Dios de la alianza. En el mismo tono dramático termina el salmo; sólo que es un drama abierto a la esperanza, porque Dios sigue fiel a sus promesas, aunque condicionadas. Ahora bien, cuando el salmo entra en el repertorio y se repite, ¿deja el lenguaje de ser desconocido? La interpelación de Dios sobre el punto fundamental debe conservar siempre una componente de sorpresa, aunque, en vez del personaje inspirado, nos hable el texto del salmo.

Composición. Los versos 2-6ab forman la introducción. El mensaje "escuchado" (6) se articula en: recuerdo histórico (7s) y tres etapas jalonadas por la repetición del verbo "escuchar" (9.12.14), que introduce: una intimación del primer mandamiento, denuncia de la desobediencia, oferta de conversión. El hombre ora cuando hace oír su voz a Dios, y no menos cuando escucha la voz de Dios.
81,2-4 Jacob-Israel representa a la entera comunidad ideal. El título divino "nuestra fuerza" se lee en Sal 28,7; 59,18.

81,6 El texto hebreo dice "cuando salí contra / hacia Egipto" . Si el sujeto es el pueblo, habrá que corregir en "de Egipto", según Ex 20,2; si el sujeto es el Señor, recuerda la "salida" del Señor de Ex 11,4. Por el sentido, la "firma del pacto", es preferible la primera solución.
81 ,6c+ 11 c Traigo a este lugar el miembro colgante del v. 11 por razón del tema, reforzada por el ritmo. Otros prefieren trasladarlo al v. 17 o dejarlo en su lugar. El mensaje es misterioso: compárese con Nm 24,3s; Is 22,14; Job 4,12-16. La boca se llenará de palabras de Dios, según 2 Sm 23,3; Is 51,6; Jr 1,10; Ez 3,2s.

81,7 "Cargas y hombro" sintetizan toda la opresión, bien conocida de los oyentes: Ex 1,11 ;2,11; 5,4s; 6,6s. * O: abandonaron.
81,8 Es original la expresión "oculto en un trueno", en un ocultamiento atronador. Parece referirse al Sinaí (Ex 20): cuando Dios escondió su palabra al pueblo y se la reveló a Moisés. El trueno escondía su voz articulada. Toda la tradición dice que en Meribá fue el pueblo quien tentó a Dios: el salmo cambia los papeles. * = Fuente Careo.

81,9 El imperativo "escucha" se repite en Dt con valor estructural: 4,1; 6,4; 9,1; 27,9. El primer hemistiquio se lee en una liturgia penitencial: Sal 50,7.
81,10 Ex 20,3-5.

81,11-12 La fórmula "Yo soy Yhwh tu Dios" se lee solamente aquí y en los dos decálogos: Ex 20 y Dt 5.
81,13 "Obstinado": el sustantivo es especialidad de Jr. Abandonar al rebelde a su capricho y obstinación es el castigo más grave imaginable.

81,14-17 Como paralelo de estos versos finales, léase Is 48,17-19.
81,15 "Humillar", doblegar: Dt 9,3; Jue 4,23; Neh 9,24.

81,16 "Adular" como expresión de servilismo, como en Sal 18,45; 66,3. El segundo hemistiquio es a la letra "su hora (final) (sería) definitiva".

81,17 Compárese con los siete productos de Dt 32,13s.

Trasposición cristiana.
También la Iglesia sufre la tentación de encasillar grandes mensajes en ceremonias litúrgicas, neutralizando su fuerza. El mensaje nuevo, desconocido,
de Jesús (Jn 3,11 s) debe conservar siempre su novedad y extrañeza. A propósito del v. 13 citan varios Padres Rom 1,24.26.28.

SALMO 80 (79)

(Sal 23; Is 5,1-7)

2Pastor de Israel, escucha;
tú que guías a José como a un rebaño;
en tu trono de querubines resplandece
3ante Efraín, Benjamín y Manasés.
Despierta tu valor y ven a salvamos.

4¡Oh Dios, restauramos,
alumbra tu rostro y nos salvaremos!

5Señor Dios de los Ejércitos,
¿hasta cuándo te envolverás en humo
mientras tu pueblo te suplica?
6Les diste a comer lágrimas,
a beber lágrimas a tragos.
7Nos entregaste a las contiendas
de nuestros vecinos
y nuestros enemigos se burlan de nosotros.
8¡Oh Dios de los Ejércitos, restáuranos,
alumbra tu rostro y nos salvaremos!
9Una vid extrajiste de Egipto,
expulsaste pueblos y la plantaste.
10Le preparaste el terreno, echó raíces 
y llenó el país.
11u sombra cubría montañas,
sus pámpanos, cedros altísimos.
12Extendió sus sarmientos hasta el mar
y sus brotes hasta el Río Grande.

13¿Por qué has abierto brecha en su cerca
para que la vendimien los viandantes,
14la pisoteen los jabalíes
y sea pasto de alimañas?
15Dios de los Ejércitos, vuélvete,
mira desde el cielo. Fíjate,
ven a inspeccionar tu viña,
16la cepa que plantó tu diestra,
(el esqueje que has hecho vigoroso).
17La han talado y le han prendido fuego:
por tu bramido van a perecer.
18Que tu mano proteja al varón de tu diestra,
al hombre que hiciste vigoroso.
19No nos alejaremos de ti;
danos vida e invocaremos tu nombre.
20¡Señor Dios de los ejércitos, restáuranos
alumbra tu rostro y nos salvaremos!

80 Súplica con los componentes del género y algunos peculiares. Genéricos: descripción de la desgracia presente en contraste con la dicha pasada, acción del enemigo; petición de auxilio para la comunidad, de castigo para el enemigo, promesa. Peculiares: el estribillo, el desarrollo alegórico, petición por el jefe, promesa de fidelidad y no de acción de gracias.
La situación es un desastre militar. ¿Cuál? Títulos emblemáticos e imágenes impiden una identificación convincente. Trabajamos por indicios. a) Saúl en guerra con los filisteos: no se mencionan Judá y Sión, el arca ''trono de querubines" (1 Sm 4,4). Saúl era benjaminita + ben yemini (1 Sm 9,1) = "de la diestra" (v. 18). En contra están las fronteras (11-12), que corresponden al gran reino de David (2 Sm 8,3); sólo que el reino unificado bajo David y Salomón no sufrió invasiones ni saqueos.
b) El reino del sur: cerca o ''tapia'' se dice metafóricamente de una muralla, en concreto de Jerusalén (Sal 89,41); el verbo shub = restaurar es típico de la vuelta del destierro. Ahora bien, para la invasión del 587 la descripción resulta inadecuada. Habría que subir a la invasión de Senaquerib en tiempo de Ezequías. c) De Saúl saltamos a las incursiones asirias en el reino septentrional y a la invasión final del 622. En esa ocasión componen en Judá el salmo 78, sobre el rechazo de
José y Efraín. Los del norte replican que Efraín, Benjamín y Manasés siguen siendo tribus elegidas, aunque el "varón de la diestra y vigoroso" se encuentre ahora en Judá.
d) Una variante: cuando está en curso la política de atracción de Josías, un judío compone este salmo rezando por la salvación e incorporación de las tribus septentrionales y aplica al rey davídico títulos del reino septentrional.

Como se ve, los indicios son dudosos. Es cierto que entre este salmo y el 78 se dan contactos sugestivos: excitó la ira (78,18), excite ahora su valor (80,3); en el desierto les dio de comer y beber (25), a nosotros lágrimas (6, cfr. Sal 42,4; 102,10); David apacentó con destreza (71 s), ahora se apacientan alimañas (14), Efraín se volvió atrás (57), ahora promete no volverse (19).
Dos imágenes: pastor y viña, que no casan. Pastor es el título de la invocación, que después no se desarrolla. La imagen de la viña es conocida: Is 5,1-7; 27,2-5; Jr 12,10. Para seguir el desarrollo en el salmo hay que imaginarse una parra. Bien apoyada, puede extenderse anchamente y ofrecer sombra con sus pámpanos. La fantasía del poeta se encarga de atribuirle dimensiones gigantescas: más alta que cedros y montañas, abarcando países de mar a río. La alegoría, desarrollada miembro a miembro, no sabe evitar incoherencias: jabalíes y alimañas mordisquean una parra más alta que cedros. En un paisaje dominado por la parra prodigiosa, contemplamos el "rostro iluminado" como la luz vivificante del sol.

El poema está jalonado por un estribillo repetido a intervalos irregulares. La imagen del rostro luminoso, radiante está presente en la fórmula litúrgica de bendición (Nm 6,25; Sal 67,2) y en las súplicas (Sal 31,17; 44,4; 89,16). Aquí el tema penetra en la invocación "resplandece" .
80,2-3 La terna de tribus es un dato fijo en Nm 2 y 26. José y Benjamín son los dos hijos de Raquel, Efraín y Manasés son los dos hijos de José adoptados como hijos por Jacob (Gn 48).

80,4 "Restáuranos": el verbo en hifil puede significar también "haznos volver" (¿del  destierro?), "conviértenos".
80,5 Pienso que este "humo" no es signo de cólera (Sal 74,1), sino elemento que vela la presencia de Dios: Is 6,4. Parafraseando: ilumina tu rostro, no te envuelvas en humo.

80,9 "Sacaste" es raro en hifil: Ex 15,22.
"Expulsar" es frecuente en contextos de ocupación de la tierra: Ex 23,28-31 ; Jos 24,12 etc.

80,11-12 La parra que ensombrece cedros equivale al triunfo de lo humilde sobre lo altanero: Is 2,13.
80,13 "Abrir brecha" o desportillar: Is 5,5.

80,14 "Alimañas": aquí y también en Sal 50,11.
80,15-16 Variación y ampliación del estribillo. La visita de inspección como en Sal 74,3. La frase de 16b es muy sospechosa; probablemente adición tomada de 18b.

80, 17b Aquí comienza la petición, primero contra el enemigo destructor.
80,18 Petición por el jefe, a quien no da el título de rey ni otro título acostumbrado. Es un "ser humano", colocado a la "diestra" de Dios -como "su brazo derecho"-, al que Dios "fortalece" para una empresa.

Trasposición cristiana.
El tema del rostro luminoso: Jesús es la manifestación del Padre (Jn 14,9), "reflejo de su gloria" (Heb 1,3), en "el rostro de Cristo brilla la gloria de Dios" (2 Cor
4,6). El "ser humano, hombre de tu diestra, a quien has fortalecido": es muy antigua le lectura mesiánica de ese verso, y puede apoyarse en Is 41,10 Y Sal 89,22. De ahí se pasa a la lectura eclesiológica: la Iglesia recita el salmo en tiempo de persecución.

SALMO 79 (78)

(Sal 44; 74; 102)

1¡Oh Dios!, los paganos han invadido tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
2Echaron los cadáveres de tus siervos
en pasto a las aves del cielo
la carne de tus leales a las fieras de la tierra.
3Derramaron su sangre como agua
en tomo a Jerusalén,
y nadie la enterraba.
4Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
burla y baldón de los que nos rodean.

5¿Hasta cuándo, Señor, enojado?
¿siempre ardiendo como fuego tus celos?
6Derrama tu furor sobre los paganos
que no te reconocen,
sobre los reinos que no invocan tu nombre.
7Porque han devorado a Jacob,
han asolado su dehesa.
8No nos imputes los delitos de los antepasados.
Que tu compasión se apresure a alcanzamos,
pues estamos agotados.
9Socórrenos, Dios Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre.
Líbranos y expía nuestros pecados,
en atención a tu nombre.

10¿Por qué han de decir los paganos:
Dónde está su Dios?
Que a nuestra vista se muestre a los paganos
la venganza de la sangre de tus siervos
derramada.
11Llegue a tu presencia el lamento del cautivo,
con tu brazo poderoso
salva a los condenados a muerte.
12A nuestros vecinos págales siete veces
la afrenta con que te afrentaron, Señor.
13y nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
contaremos tus glorias
generación tras generación.

79 Súplica en una calamidad nacional con los elementos clásicos: describen la desgracia, confiesan la culpa, denuncian la maldad del enemigo y piden su castigo, apelan al nombre y honor del Señor, prometen la acción de gracias. Forma grupo homogéneo con los salmos 44,74 Y 102, de los cuales se distingue por la confesión explícita del pecado. La calamidad es la catástrofe del año 587/586, que incluyó: profanación del templo, destrucción de la capital, matanza, deportación en masa. Son rasgos que leemos en las Lamentaciones. La comunidad orante se identifica como "tus siervos, tus leales, tu rebaño" y se presenta como víctima. El enemigo, Babilonia y aliados, está englobado en el genérico "pueblos o paganos" y en el específico "vecinos". Las preguntas retóricas de los versos 5 y 10 ayudan a dividir el salmo en tres partes, poco definidas por el tema. En este salmo se inspiran las elegías de 1 Mac 1,37-40; 2,10-13; los versos 2-3 se citan parcialmente en 7,17.

Dos problemas particulares nos propone el salmo: la discriminación y la venganza de Lamec. La comunidad reconoce el pecado: propio y de los antepasados (8s); para sí pide piedad y perdón. Denuncia los delitos del enemigo, para el cual pide castigo (6.10). No solo el castigo proporcionado, sino el séptuplo (12).
a) A lo primero responde el texto que los judíos no son reos de delitos tan atroces y que además ya han pagado por ellos. Más que discriminación es un argumento a fortiori: si a nosotros, tus siervos, nos has castigado tan gravemente, cuánto más les tocará a los enemigos nuestros y tuyos. Véase el razonamiento de Jr 25,29; Miq 7,8-20; Lam 4,21 s. Más aún, el extranjero ejecutor del castigo se ha propasado.

b) La pena del talión es legal y tradicional. En el salmo la expresan las correspondencias: "derramaron la sangre / venganza de la sangre derramada" (3.10), "fuimos la afrenta / págales la afrenta" (4.12). Desborda la proporción la venganza de Lamec. Es que el enemigo no sólo ha afrentado a los judíos, sino que ha afrentado a Dios mismo; lo cual invalida la proporción. La blasfemia tiene en Israel pena de muerte: Lv 24,10-16; según Lv 26,21.28, por no escarmentar, el castigo se multiplica por siete. Por lo demás, la expresión tiene algo de hipérbole: Prov 6,31.

79,1 La invocación inicial sitúa la descripción y todo el salmo. "Heredad" del Señor es el territorio (Ex 15,17) Y la capital (Sal 47,3). Invadirlo va contra un precepto (Lam 1,10). "Profanar el santuario" es delito denunciado en la ley y los profetas: Lv 15,31; Nm 19,13; Jr 7,30.
79,2. Motivo literario tópico: 1 Sm 17,46; 2 Sm 21,10; 2 Re 9,35-37.

79,3 "Derramar sangre" es fórmula técnica de homicidio. La sangre hay que enterrarla o taparla para que no clame al cielo: Gn 4,10; Job 16,18.
79,5-9 Estos siete versos, con su distribución proporcionada, nos hacen sentir el problema de la discriminación. La comunidad se siente bajo la ira de Dios prolongada; y no pide que cese la ira, sino que cambie de destinatario. 79,6-7 Los paganos se definen por "no reconocer al Señor" ni "invocar su nombre",
de donde se sigue el imperialismo "devorador": cfr. Sal 14. Léase la respuesta del faraón en Ex 5,2. La "dehesa" es el territorio o la capital: Ex 15,13; Is 33,20; Jr 25,30 etc.


79,8-9 Confesándose culpables, apelan a la compasión de Dios y al honor de su nombre. Los pecados de los antepasados se han acumulado bajo los pecados recientes (Is 65,7), "nuestros": los antiguos que Dios los olvide, los recientes que los "expíe". Estos tres versos son una confesión penitenclal resumida: puede verse ampliada en Esd 9; Neh 9-10; Dn 3 y 9; Bar 1,15-3,8.
79,8 "No imputes" o no recuerdes: con valor judicial: Is 43,25; Jr 31,34.

79,9 Sobre "expiar", además de los textos litúrgicos de Lv y Nm, pueden consultarse Is 6,7; 22,14; 27,9.
79,10a Con una pregunta retórica se abre la tercera sección. El prestigio del Dios de los judíos es menoscabado por los comentarios malignos de los extranjeros que,
al ver la impotencia de la divinidad de Jerusalén, lanzan la clásica pregunta sarcástica: "dónde está tu Dios": JI 2,17; Miq 7,10; Sal 42,4.11; 115,2.


79,10b La "venganza de la sangre" es acto legítimo de justicia vindicativa, tanto que existe la función del vengador de la sangre: Nm 35,9-34.
79,11 Los cautivos se consideran "condenados a muerte" (1 Sm 20,31; 26,16) o formalmente o por el trato que reciben. A no ser que se refiera a un grupo entre los cautivos.

79,12 Los "vecinos" son reinos limítrofes que se han aprovechado de la derrota yhumillación de los judíos: como los idumeos de Abd 11-14; Sal 137; Lam 4,21.
79,13 El título "ovejas de tu rebaño" se lee en dos textos clásicos de pastores: Jr 23,1 Y Ez 34,31.

Trasposición cristiana.

El Apocalipsis recoge dos temas del salmo: los cadáveres sin enterrar y la venganza de los asesinados: Ap 11,7; 6,9. Piensa en un juicio final o definitivo, con oposiciones netas, sin intermedios. La Iglesia perseguida recita el salmo confesando sus pecados y pidiendo la justicia necesaria para liberar a las víctimas inocentes.

SALMO 78 (77)

1Escucha, pueblo mío, mi instrucción,
prestad oído a las palabras de mi boca:
2que voy a abrir la boca a una parábola,
haré brotar enigmas del pasado.
3Lo que oímos y aprendimos
y nos contaron nuestros padres
4no lo encubriremos a sus hijos,
lo contaremos a la siguiente generación:
las glorias del Señor y su poder
y las maravillas que realizó.
5Pues él hizo un pacto con Jacob
y dio una instrucción a Israel
él mandó a nuestros padres
que lo hicieran saber a sus hijos,
6de modo que lo conociera
la generación siguiente,
los hijos que habían de nacer;
que ellos sucedieran
y se lo contaran a sus hijos,
7para que pusieran en Dios su esperanza
y no olvidaran las hazañas de Dios
y cumplieran sus mandatos.
8Para que no imitaran a sus antepasados:
generación rebelde y contumaz,
generación de corazón inconstante,
de espíritu desconfiado de Dios.
 9Los arqueros de la tribu de Efraín
volvieron la espalda en la batalla.
10No guardaron la alianza de Dios
y rehusaron seguir sus instrucciones,
11 echando en olvido sus acciones,
las maravillas que les había mostrado.  
12A vista de sus padres hizo portentos,
en territorio egipcio, en la campiña de Soán.
13Hendió el mar para abrirles paso
sujetando las aguas como un dique.
14Los guiaba de día con la nube,
de noche con el resplandor del fuego.
15Hendió la roca en el desierto
y les dio a beber raudales de agua.
16Sacó arroyos de la peña
e hizo bajar el agua como ríos.  
17Pero ellos volvieron a pecar contra él
rebelándose en el yermo contra el Altísimo.
18Tentaron a Dios en el corazón
pidiendo una comida para su apetito.
19Hablaron contra Dios, dijeron:
¿podrá Dios poner la mesa en el desierto?
20Es verdad, golpeó la roca,
brotó agua y se desbordó en torrentes;
¿podrá también damos pan
y proveer de carne a su pueblo?
21Lo oyó el Señor y se indignó,
un incendio estalló contra Jacob,
hervía su cólera contra Israel,
22porque no se fiaban de Dios
ni confiaban en su auxilio.
23Dio orden arriba a las nubes
y abrió las compuertas del cielo;
24hizo que les lloviese maná para comer
y les sirvió un trigo celeste.
25Un pan de héroes comió el hombre,
les mandó provisiones hasta la hartura.
26Transportó por el cielo el viento de levante
y guió el viento sur con su fuerza.
27Hizo que les lloviese carne como una polvareda,
y volátiles como arena de la playa.
28Los hizo caer en medio del campamento,
alrededor de sus moradas.
29Comieron hasta hartarse
y les satisfizo su avidez.
30Con la avidez apenas saciada,
con la comida aún en la boca,
31la ira de Dios hirvió contra ellos:
dio muerte a los más robustos
y doblegó la flor de Israel.  
32Y con todo, volvieron a pecar
y no se fiaron de sus milagros.
33Consumió sus días en un soplo,
sus años en un momento.
34Cuando los mataba, lo buscaban
y madrugaban para volverse a Dios;
35se acordaban de que Dios era su Roca,
el Dios Altísimo, su Redentor.
36Lo adulaban con la boca,
le mentían con la lengua;
37Su corazón no era constante con él
ni eran fieles a su alianza. 
 
38EI, en cambio, era compasivo:
perdonaba la culpa y no los destruía;
muchas veces reprimió la cólera
y no excitaba todo su furor,
39recordando que eran de carne,
un aliento fugaz que no torna.  
40¡Cómo se rebelaron en el desierto
enojando a Dios en la estepa!
41Volvían a tentar a Dios,
irritando al Santo de Israel,
42sin acordarse de aquella mano
que un día los libró de la opresión,
43cuando hizo señales en Egipto
y portentos en la campiña de Soán.
44Convirtió sus canales en sangre
y sus arroyos, para que no bebieran;
45les mandó tábano s que los picasen
y las ranas que los destruyesen;
46entregó a la langosta su cosecha,
a saltamontes el fruto de sus fatigas;
47mató con granizo sus viñedos
y con aguacero sus moreras;
48entregó al pedrisco sus ganados
a las centellas sus rebaños;
49lanzó contra ellos su ira ardiente,
su cólera, su furor, su indignación:
50despachando unos siniestros mensajeros,
dio libre curso a su ira;
no salvó su vida de la muerte,
entregó sus vidas a la peste.
51Hirió a los primogénitos en Egipto,
a las primicias de la virilidad
en las tiendas de Cam.  
52Sacó como un rebaño a su pueblo,
los guió como un hato por el desierto;
53los condujo seguros, sin alarmas,
mientras el mar cubría a sus enemigos.
54Los hizo entrar por la santa frontera,
al monte que su diestra había adquirido*.
55Les quitó de delante los pueblos,
les asignó por suerte su heredad,
instaló en sus tiendas a las tribus de Israel.  
56pero ellos tentaron al Dios Altísimo,
se rebelaron y no guardaron sus preceptos;
57desertaron, lo traicionaron como sus padres,
fallaron como un arco engañoso:
58lo irritaban con sus altozanos,
con sus ídolos le daban celos.  
59Lo oyó Dios y se indignó
y rechazó gravemente a Israel.
60Arrancó la morada de Siló,
la tienda que había instalado entre los hombres.
61Abandonó sus valientes al cautiverio,
su orgullo a la mano enemiga;
62entregó su pueblo a la espada,
indignado con su heredad.
63A los jóvenes los devoraba el fuego,
para las doncellas no había requiebros;
64sus sacerdotes caían a espada
y las viudas no los lloraban.
65Se despertó como de un sueño el Señor,
como soldado aturdido por el vino,
66hirió al enemigo por la espalda
infligiéndole una derrota definitiva.
67Rechazó la tienda de José 
y no eligió a la tribu de Efraín;
68eligió a la tribu de Judá
y el monte Sión, su preferido.
69Se construyó un santuario como el cielo,
como la tierra que cimentó para siempre.
70Eligió a David, su siervo
sacándolo de los apriscos del rebaño;
71de andar tras las ovejas lo llevó
a pastorear a Jacob, su pueblo,
a Israel, su heredad.
72Los pastoreaba con corazón íntegro,
los guiaba con mano experta.
 
 

78 Género y situación. Es una meditación histórica, pariente de los salmos 105 Y 106; por el comienzo podemos inscribirlo en una actividad sapiencial, como el 49, con el que comparte los términos "parábola y enigma" (cfr. Eclo 39,2s). Como termina con la elección de David o dinastía y Sión o templo, viene la idea de situarlo en aquella época. Creo más bien que el salmo es una definición polémica a favor del reino meridional y su capital, frente al rechazo del reino septentrional (9.67): el final del salmo parece decirnos que con David comienza una nueva era. El salmo encajaría muy bien después de la caída de Samaría y su reino.

Composición. Una meditación puede degenerar en divagación. El autor tiene que seleccionar y organizar sus materiales. Seleccionar es también dejar, y a veces es significativo lo que falta. No se menciona el Sinaí, con la alianza y el becerro de oro; tampoco la rebelión de Nm 13-14. Los materiales están organizados en bloques, cada uno articulado en una antítesis de pueblo y Dios, con una reflexión central. Introducción: memoria y tradición (1-7). Ellos olvidaron (8-11), Él: maravillas del éxodo (12-16); ellos tentaron (17-20), Él: cólera. Intermedio (32-39); Ellos olvidaron (40-43), Él: maravillas en Egipto (44-55); ellos tentaron (56-58), Él: cólera y
elección (59-67.68-72). Las acciones de Dios se reparten de modo complementario en las series simétricas. El esquema muestra las relaciones, no reproduce el dinamismo.

Tiempo y espacio. La memoria almacena y recuerda, genera tradición. Lo peculiar del salmo es la reversión del tiempo: en la tierra - en el desierto - en Egipto. Además usa una especie de preterición: acusa de olvido para traer a la memoria, "no se acordaron de NNN". El final instaura la memoria válida del comienzo. Acota tres espacios: tierra - desierto - Egipto - tierra, y desemboca en un punto central: Sión contrapuesto a Siló (60). El v. 61 menciona un "destierro": creo que se
refiere a la deportación de israelitas ejecutada por los asirios.

Memoria y comprensión. Se puede denominar el salmo memorial para des memoriados. Se dice de los hombres (7.11. 35. 39. 42) Y de Dios (39). Pero no basta la memoria psicológica. Los personajes del v. 20 se apoyan en la memoria reciente para desafiar a Dios. El autor exige un recuerdo que penetra en el sentido y saca las consecuencias para la conducta.

Distingamos dos planos de comprensión: la atribuida o negada a los personajes del poema y la que obtiene y formula el autor. El verbo "conocer" y varios complementos, como "maravillas" (4.11.12.32), signos y prodigios (43) superan el conocimiento empírico. El poeta introduce su comprensión recubriendo y a la vez iluminando la incomprensión de sus personajes.

Pecado. Se diría que el salmo recuenta los pecados del pueblo más que las proezas de Dios. Además de acciones específicas, nos ofrece un buen repertorio de términos: rebelión (8.17.40.56), no observar ni seguir (10), pecar (17.32), no fiarse, desconfiar (8. 22.32.37), tentar, poner a prueba (18. 41.56), seducir y engañar (36), traicionar (57), irritar (40), exacerbar (41), exasperar y dar celos (58), hablar contra (19). El pecado dominante es no fiarse de Dios después de todo lo
que han experimentado. O sea, la relación personal con Dios es más importante que la observancia de normas y preceptos. El salmo exhorta al elegido, David, a confiar en Dios.

Selección y disposición no son todo. Lo decisivo es el punto de vista del autor. Nos orientan sus dos títulos: enigma y parábola (cfr. Sal 49).

Enigma o "enigmas"; nosotros diríamos paradojas. Después de tantos prodigios, ¿no es paradójica la desconfianza? Y después de tantos beneficios, ¿no es paradójica la rebelión? Que al terminar el largo camino hacia una patria se instaure la idolatría ¿no es inexplicable? No vale como respuesta el olvido, porque ésa es paradoja mayor. En el desierto, donde la vida cuelga de Dios, lo desafían; en la tierra, donde la subsistencia está asegurada, provocan sus celos: ¿no es enigmático ese pueblo?

Pues Dios no lo es menos. Reacciona con cólera, y concede la petición; asiste a la rebelión, y sigue ocupándose de ellos y guiándolos; ve su idolatría en la tierra, e inaugura una nueva era. El enigma conjugado de las relaciones de ese Dios con su pueblo se resuelve en tres versos centrales del poema: 38-39; véase Sal 103,14. La caducidad del hombre conjugada con la misericordia de Dios explican esta historia: no como un teorema, sino como constante paradoja.

Parábola. A lo largo del salmo, explícita o implícita, se desarrolla la imagen del rebaño y el pastor, sobre todo en el aspecto de guiar. Al final, el guía no abandona su rebaño, sino que lo encomienda a otro pastor, como "pueblo y heredad" suyos. Queda otra parábola probable. En los versos 60-64 se habla de la destrucción del santuario de Siló, con la consiguiente derrota y matanza. ¿Se restringe a los hechos narrados en 1 Sm 4-5? Creo más bien que son parábola de la caída del reino
septentrional, el año 622. En ese momento la salvación se concentró en Judá con su dinas-
tía y templo.

78,1-2 También son términos sapienciales la "instrucción" (Prov 3,1; 4,2; 7,2) y"palabras de mi boca" (Prov 4,5; 5,7; 7,24; 8,8). El público es restringido, no como en el sal 49.
78,3-8 Están bajo el signo de la tradición, concentrada ejemplarmente en cuatro generaciones: nuestros padres, nosotros, nuestros hijos, sus sucesores. Varias repeticiones subrayan la continuidad. El contenido de la tradición son loas, maravillas y proezas de Dios. La finalidad es engendrar "confianza" en Dios y observancia de sus "mandatos". Varias repeticiones subrayan la continuidad.

78,9-11 Es frecuente designar con el nombre de Efraín a las tribus septentrionales. Estos versos se enlazan con la introducción por varias repeticiones verbales, con lo cual Efraín entra en escena como representante de la actitud condenada antes: son ellos por antonomasia la generación olvidadiza que no guarda la ley ni la alianza. "Arco, volverse y no guardaron" resonarán más tarde (56s).
78,13-16 Nos encontramos al comienzo de la historia en Egipto. Las plagas están condensadas en un sustantivo colectivo. Enseguida pasan el Mar Rojo y se adentran
por el desierto. Domina el elemento agua: mar, agua, raudales, arroyos, agua. El Mar Rojo se alza en un dique, la peña se abre en manantial. El Señor domina los elementos y los maneja con generosidad (Sab 19,18-22). Nube y fuego sirven de mediadores para guiar continuamente a su pueblo, día y noche.


78,17-20 Sin respetar el orden de Ex y Nm, el paso de la bebida a la comida se realiza en un acto de rebelión y desafío. Está en juego el alcance del poder de Dios. "Poner la mesa" es frase escogida que se lee en Sal 23,5; Prov 9,2; Is 21 ,5; 65,11 ."Pan y carne" en una relación de paralelismo, diversa de Nm 11, más cerca del menú de Elías: 1 Re 17,7.
78,21-31 Este episodio hay que leerlo en marcado en una inclusión de cólera divina. Es la respuesta al desafío: -A que no puedes. -Va verás si puedo, y verás las consecuencias. El dominio de Dios se ejerce en el reino de los meteoros, el cielo, las nubes y los vientos. Normalmente Dios envía desde el cielo la lluvia, que fertiliza la tierra, que produce comida para el hombre (Dt 11,11 s; Sal 65,10; 85,13; Is 55,10). Ahora se salta las etapas y hace llover directamente la comida confeccionada. Los vientos, servidores de Dios (Sal 104,4), incluso el temido levantino, se hacen portadores de carne sabrosa y abundante. La "polvareda" del v. 27 puede hacer pensar en el terrible simún, esta vez benéfico. Pero, en el pecado la penitencia: la avidez convierte el beneficio en maleficio. Los más "robustos" o gordos; la "flor" son los mozos.

78,32-39 En este intermedio reflexivo se enuncia la gran paradoja: el contraste de la conducta humana y la divina. En el hombre, el pueblo escogido y educado, la desconfianza (32) y la deslealtad (37), en Dios la compasión y la comprensión. El hombre voluble (37) y caduco: "soplo, carne, aliento fugaz" (33.39), Dios, Roca firme que perdona y rescata (35.38).
La sección está organizada por una serie de repeticiones que señalan la persistencia o el contraste. Se repite y se niega el verbo ''fiarse'' (32.37); el pecado cometido y perdonado (32.38); la "vuelta" es la conversión efímera del pueblo y el deponer Dios la cólera (34.38); el "recuerdo" inconsistente del pueblo y activo de Dios (35.39). El intermedio tiende además tentáculos de enlace verbal o temático con el resto del poema.

78,34 La prisa por madrugar no es limpia: véase Os 5,15-6,6.
78,35 Son los dos títulos que clausuran el salmo 19.36. Con expresiones enérgicas denuncia el intento humano de engañar a Dios.

78,38 "Compasivo" es título clásico del Señor: Dt 4,31; Is 49,10. Para "perdonar" usa el verbo cúltico kipper. ''Todo su furor": compárese con Ez, que presenta a Dios agotando su furor: Ez 7,8; 20,8.21.
78,39 Para esta definición del hombre véanse EcI 3,19-21; Gn 6,3.

78,40-42 De nuevo nos encontramos en el desierto. Estos versos sobre el pecado de olvido sirven para introducir un recuerdo de lo que ellos olvidaban: el bloque de las plagas.
78,43-55 La evocación de las plagas no se atiene a la lista oficial del Éxodo: quizá porque tiene delante otra tradición. Lo más llamativo es la omisión de las tinieblas (la plaga preferida de Sab). El autor se deja llevar de la ley del paralelismo, agrupando o desdoblando, dando más importancia al vaivén rítmico que a una lista tradicional: tábanos y ranas, langosta y saltamontes, granizo y aguacero, granizo y centellas (o peste y epidemia); al principio sangre y al final matanza de primogénitos. En total siete. Efectos de un cortejo de cuatro pasiones divinas personificadas como "mensajeros fatídicos" o ejecutores siniestros: Ira, Cólera, Furor, Indignación. El esquema enumerativo se rompe en dos momentos. Primero, el retraso de la muerte de los primogénitos, que llega después de una recapitulación en el  v. 50. Segundo, el camino del desierto, que se adelanta en el v. 52 al paso del Mar Rojo en el v. 53. Cuánta cólera divina, primero contra su pueblo (21.31), después contra los egipcios (49-50). ¿Por qué contra ellos no la cohíbe? ¿No son también los egipcios aliento fugaz en una carne? El autor piensa que el castigo es justo y condición para liberar de la opresión a las víctimas inocentes.

78,44 Ex 7,14-24. Lo siniestro es que tanto el agua como la sangre son principios portadores de vida.
78,45 Ex 7,25-8,15. Animales al parecer inofensivos y despreciables ejecutan una invasión en masa incontenible.

78,46 Ex 10,1-20; JI 1.
78,47 Muy importante en la versión de Ex 9,13-35.

78,48 Muchos corrigen por metátesis la segunda mención de granizo en peste; y por paralelismo, lo complementan con epidemias o fiebres, según Dt 32,24; Hab 3,5.
78,49 Un destacamento en vez del exterminador de Ex 12,13.23.

78,51 "Primicias de su virilidad", como en Gn 49,3; Dt 21,17; Sal 105,36. Designar a Egipto con el nombre de Cam es típico de este salmo y de Sal 105,23.27; 106,22.
78,52 Es frecuente en el salterio designar al pueblo como rebaño del Señor; en este salmo la metáfora tiene una función particular.

78,53 "Cubrió", como en Ex 15,5.10.
78,54 "Santa" por ser propiedad del Señor. "Monte" abarca todo el país de Canaán, lugar opuesto a la tierra baja de Egipto: Ex 15,17. * O: fundada.

78,55 La liberación concluye con el asentamiento del pueblo en Canaán. El pueblo ya no es un Jacob indiferenciado, sino "las tribus de Israel", que en adelante van a compartir la responsabilidad.
78,56-58 El nuevo pecado, en la tierra, es la idolatría en forma de culto a Baal y Asera en los altozanos. Nos hace pensar en la reforma de Josías: 2 Re 23. El Dios celoso no puede tolerar dioses rivales: Dt 32,16.21. El "arco", usado en sentido propio en el v. 9, reaparece aquí como imagen. Es instrumento personal de caza o guerra: el pueblo es "arco" del Señor: Zac 9,13. Debe mantenerse tirante, no aflojarse ni volverse atrás (2 Sm 1,22). Y no debe ser falso (Os 7,16): en vez de apuntar hacia su Dios o hacia donde su Dios quiere, apuntan hacia los ídolos.

78,59-64 El cuadro, a pesar de sus detalles tan humanos, es genérico. Cualquier asedio y derrota podía terminar en matanza y deportación, la ciudad podía ser incendiada (Jos 8,18-29; Jue 20,36-44). El autor parece evocar una catástrofe de gran envergadura: el santuario septentrional y primitivo de Siló, por su sacralidad, puede servir de referencia simbólica. Al no dar nombre al enemigo, cualquiera puede ocupar el puesto: me inclino a la invasión asiria del 622.
78,59 "Rechazó": lo usa 2 Re 17,20 para la destrucción de Samaría; pero es verbo genérico.

78,60 "Arrancar': lo usa con frecuencia Jeremías y también 2 Re 14,15 anunciando la caída del reino septentrional.
78,61 El ejército es fuerza y orgullo del soberano.

78,63 El "fuego" es aquí metafórico. "Requiebros": las versiones griega y latina han confundido el verbo y han traducido "lamentar, hacer luto".
78,65-66. El salto es repentino, inesperado. Cuanto ha sucedido no ha sido en rigor acción de Dios, sino más bien inacción. Como si estuviera dormido o borracho, ha dejado hacer, y el enemigo se ha aprovechado.

¿Hasta qué punto? El poeta pone un límite, y no tiene reparo en usar una metáfora audaz para describir la reacción del Señor. En la hipótesis antes propuesta, se referiría a la derrota de Senaquerib. Liquidado el reino septentrional, el emperador asirio se apresta a liquidar el reino meridional (Is 10,11). Dios se levanta de repente y pone en fuga a los asediantes: Is 37,36s.
78,67-72 En los últimos versos desemboca el proceso histórico, no como consecuencia del obrar humano, sino por el sistema de rechazo y elección de Dios respecto a las tribus. José y Efraín designan el reino septentrional, a Judá podría acompañar Benjamín en paralelo. Es claro que el autor ha querido concentrarse en Judá. Ahí se detiene el rechazo: no se extiende a un monte rival de Sión (cfr. Sal 68,17) -podría ser Siló-, ni a un jefe rival de David. Elige Sión como lugar del santuario y sede de su presencia; elige a David como jefe de una dinastía. "Preferido": véase Sal 87,3.

78,69 El santuario tendrá una estabilidad cósmica: cimentado como la tierra, elevado como las alturas.
78,701 Sm 16; 2 Sm 7; Sal 89.

78,71 Reaparecen en paralelismo Jacob e Israel, que ahora concentran la continuidad y pueden prolongar el nombre tradicional.
78,72 El pastor da nuevo alcance a su oficio por dos razones: porque ahora el rebaño es un pueblo, y pastorear es gobernar, y porque ahora es delegado del supremo pastor, que es el Señor. Pero David, además de ser una persona, es una dinastía: su nombre y su figura pueden funcionar como "parábola", figura del futuro pastor.

Trasposición cristiana.
La clave está en la visión de Jesús como nuevo David y nuevo pastor. El verso 2 lo cita Mt 13,35 para justificar el uso que hace Jesús de parábolas. El despertar de Dios lo aplican algunos Padres a la resurrección de Jesucristo.