domingo, 29 de abril de 2012

SALMO 121 (120).


1Levanto los ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
2EI auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
3No dejará que tropiece tu pie,
no duerme tu guardián.
4No duerme, no dormita
el guardián de Israel.
5EI Señor es tu guardián, el Señor es tu sombra,
está a tu derecha.
6De día el sol no te hará daño
ni la luna de noche.
7EI Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu vida.
8EI Señor guarda tus entradas y salidas
ahora y por siempre.

121 Género. Salmo de confianza, expresión o exhortación. La situación es genérica: un hombre necesitado busca ayuda y la encuentra en Dios. El comienzo y la forma en segunda persona sugiere una ejecución litúrgica, o refleja un diálogo interior.
Tema: Dios guardián. Seis veces se repite la raíz "guardar" y una vez se dice "sombra", título divino de noble ascendencia. La vigilancia está descrita en cuatro oraciones. Se ejerce especialmente de noche: Is 21,11; Cant 3,3; 1 Sm 26,15s. Sobre el dormir o despertar de Dios véanse Sal 78,65; Is 51,9-52,6.
Estilo. Lo más notable son las polaridades, sustancia del poema, que representan la oscilación de la existencia humana (cfr. Ecl 3,1-8). Sol y luna, pueden ser benéficos y dañinos (2 Re 4,19; Jdt 8,2s); día y noche, pulso del tiempo desde la creación (Gn 1); entradas y salidas, o toda la actividad humana (Dt 28,6); ahora y siempre, porque la protección debe sentirse en el presente y estar asegurada para el futuro. El ser de Dios trasciende y abarca alternancias y extremos.
121,1-2 Los ojos se levantan, quizá desde la ciudad y sus murallas, a la defensa natural de las montañas vecinas. Podemos subir los montes con los pies o con la mirada, pero la ascensión tiene que dirigirse a Dios.
121,3 El pie del peregrino caminando a oscuras y del peregrino por las oscuridades de la vida. "No duerme": Is 56,10; Nah 3,18.
121,5 La derecha es geográficamente el mediodía, donde hiere el sol con más fuerza.
121,7 "Todo mal": incluso la muerte, como antónimo de la "vida".
121,8 El poema se va bifurcando y al terminar se prolonga en una perspectiva indefinida: ¿Hasta dónde llega el siempre?
Trasposición cristiana.
La protección de Dios: Jn 17,11; 2 Tes 3,2s; 1 Pe 1,4. La vida de Jesús se resume en su "entrar y salir" Hch 1,21.

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