1Levanto
los ojos a los montes:
¿de dónde
me vendrá el auxilio?
2EI auxilio me viene del Señor,
2EI auxilio me viene del Señor,
que hizo
el cielo y la tierra.
3No dejará
que tropiece tu pie,
no duerme
tu guardián.
4No duerme,
no dormita
el guardián
de Israel.
5EI Señor
es tu guardián, el Señor es tu sombra,
está a tu derecha.
está a tu derecha.
6De día
el sol no te hará daño
ni la luna
de noche.
7EI Señor
te guarda de todo mal,
él guarda tu vida.
él guarda tu vida.
8EI Señor
guarda tus entradas y salidas
ahora y por siempre.
ahora y por siempre.
121 Género.
Salmo de confianza, expresión o exhortación. La situación es genérica: un
hombre necesitado busca ayuda y la encuentra en Dios. El comienzo y la forma en
segunda persona sugiere una ejecución litúrgica, o refleja un diálogo interior.
Tema:
Dios guardián. Seis
veces se repite la raíz "guardar" y una vez se dice "sombra",
título divino de noble ascendencia. La vigilancia está descrita en cuatro oraciones.
Se ejerce especialmente de noche: Is 21,11; Cant 3,3; 1 Sm 26,15s. Sobre el
dormir o despertar de Dios véanse Sal 78,65; Is 51,9-52,6.
Estilo.
Lo más notable
son las polaridades, sustancia del poema, que representan la oscilación de la
existencia humana (cfr. Ecl 3,1-8). Sol y luna, pueden ser benéficos y dañinos (2
Re 4,19; Jdt 8,2s); día y noche, pulso del tiempo desde la creación (Gn 1); entradas
y salidas, o toda la actividad humana (Dt 28,6); ahora y siempre, porque la protección
debe sentirse en el presente y estar asegurada para el futuro. El ser de Dios
trasciende y abarca alternancias y extremos.
121,1-2
Los ojos se levantan, quizá desde la ciudad y sus murallas, a la defensa natural
de las montañas vecinas. Podemos subir los montes con los pies o con la mirada,
pero la ascensión tiene que dirigirse a Dios.
121,3
El pie del peregrino caminando a oscuras y del peregrino por las oscuridades de
la vida. "No duerme": Is 56,10; Nah 3,18.
121,5
La derecha es geográficamente el mediodía, donde hiere el sol con más fuerza.
121,7 "Todo
mal": incluso la muerte, como antónimo de la "vida".
121,8
El poema se va bifurcando y al terminar se prolonga en una perspectiva indefinida:
¿Hasta dónde llega el siempre?
Trasposición
cristiana.
La protección
de Dios: Jn 17,11; 2 Tes 3,2s; 1 Pe 1,4. La vida de Jesús se resume en su "entrar
y salir" Hch 1,21.
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