domingo, 29 de abril de 2012

SALMO 108 (107)


2Dios mío, me siento animoso;
voy a cantar y tañer para ti, gloria mía:
3despertad, cítara y arpa,
despertaré a la aurora;
4te daré gracias ante los pueblos, Señor,
tañeré para ti ante las naciones:
5por tu lealtad, que llega hasta el cielo,
por tu fidelidad, que alcanza las nubes.
6iElévate sobre el cielo, y llene la tierra tu gloria!,
7para que se salven tus predilectos,
respóndenos con tu mano salvadora.
8Dios habló en su santuario:
«Triunfante repartiré Siquén,
parcelaré el Valle de Sucot,
9mío es Galaad, mío Manasés,
Efraín es yelmo de mi cabeza,
10Judá es mi cetro,
Moab una jofaina para lavarme,
sobre Edom echo mi sandalia,
sobre Filistea canto victoria».
11Pero, ¿quién me guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá a Edom
12si tú, oh Dios, nos has rechazado
y no sales ya con nuestras tropas?
I3Auxílianos contra el enemigo,
que la ayuda del hombre es inútil.
14Con Dios haremos proezas,
él pisoteará a nuestros enemigos.

108 Con retoques ligeros y accidentales, este salmo es una combinación de 57,8-12 y 60,7-14, o sea, las dos mitades posteriores. Al suprimir los planteamientos originales, las dos piezas retenidas refuerzan su tonalidad positiva, esperanzada. Supongamos como situación a los judíos bajo el dominio persa, organizados como provincia del imperio. La comunidad alza una súplica "con corazón animoso", invoca la luz de un nuevo día "iluminado por la Gloria del Señor". Como respuesta divina se recita un viejo oráculo, en el que Dios afirma su soberanía sobre Israel y los reinos vecinos. "Edom" puede nombrar en clave al poder opresor. Termina con una súplica confiada. Esta explicación no pasa de hipótesis.
El salmo nos enseña también cómo elaborar con piezas preexistentes nuevas composiciones. Nos muestra cómo se desprenden los textos de su lugar de origen para ser actualizados. El proceso de actualización puede continuar en el NT.

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