sábado, 7 de abril de 2012

SALMO 106 (105)

1Aleluya.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
2¿Quién podrá contar las proezas del Señor
o hacer su elogio completo?
3Dichosos los que respetan el derecho
y practican en toda ocasión la justicia.
4Acuérdate, Señor, de mí, por amor a tu pueblo,
ocúpate de mí con tu salvación,
5para que goce de la dicha de tus elegidos
y comparta la alegría de tu pueblo
y me gloríe con tu heredad.

6Hemos pecado con nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
7Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas;
no se acordaron de tu insigne lealtad,
se rebelaron contra el Altísimo
junto al Mar Rojo.
8pero él los salvó por el honor de su nombre,
para manifestar su poder.
9Increpó al Mar Rojo, y se secó;
los condujo entre las olas como por el desierto.
10Los salvó de la mano del adversario,
los rescató de la mano del enemigo.
11Las aguas cubrieron a los atacantes,
ni uno solo quedó vivo.
12Entonces creyeron sus palabras
y cantaron su alabanza.

I3Bien pronto se olvidaron de sus obras
y no contaron con su designio.
14Su apetito era insaciable en el desierto
y tentaron a Dios en la estepa.
15EI les concedió lo que pedían,
pero les envió un cólico por su gula.

16Envidiaron a Moisés en el campamento,
y a Aarón, consagrado al Señor.
17Se abrió la tierra y se tragó a Datán
y se cerró sobre Abirán y sus secuaces.
18Un incendio abrasó a su banda,
una llama consumió a los culpables.

19En Horeb fabricaron un becerro
y adoraron un ídolo de fundición.
20Cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba.
21Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
22m ara villas en el país de Cam,
portentos junto al Mar Rojo.
23Hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se plantó en la brecha frente a él
para apartar su cólera del exterminio.
24Despreciaron una tierra envidiable
desconfiando de su palabra,
25y murmuraban en las tiendas
desobedeciendo al Señor.
26Alzando la mano les juró
que los haría caer en el desierto.
27que dispersaría su estirpe entre los paganos
y los aventaría por varias regiones.
28Se aparearon con Baal Fegor
y comieron sacrificios de muertos.
29Lo provocaron con sus acciones,
y una plaga irrumpió en medio de ellos.
30Pero Finées se alzó a hacer justicia,
y la plaga cesó.
31y se le apuntó a su favor,
por generaciones sin término.

32Lo irritaron junto a Meribá, 
y por su causa le fue mal a Moisés:
331e habían amargado el ánimo
y desvariaron sus labios.
34No exterminaron a los pueblos
que el Señor les había mandado;
35emparentaron con los paganos
e imitaron sus costumbres;
36adoraron sus ídolos
y cayeron en sus lazos;
37inmolaron a demonios
sus hijos e hijas;
38derramaron sangre inocente
y profanaron la tierra ensangrentándola.
39Se contaminaron con sus obras
y se prostituyeron con sus acciones.
40La ira del Señor se encendió contra ellos
y aborreció su heredad.
41Los entregó en manos de paganos
y sus adversarios los sometieron;
42sus enemigos los tiranizaban
y los doblegaron bajo su poder.
43iCuántas veces los libró!;
pero ellos, obstinados en su actitud,
perecían por sus culpas.
44Pero él miró su angustia
al escuchar sus clamores;
45recordando su pacto con ellos
y se compadeció por su insigne bondad.
46Hizo que movieran a compasión
a los que los habían deportado.
47Sálvanos, Señor Dios nuestro,
reúnenos de entre los paganos,
y daremos gracias a tu nombre santo
y alabarte será nuestra gloria.
* * *
48Bendito el Señor Dios de Israel
desde siempre y por siempre.
(Responde todo el pueblo) Amén. Aleluya.


106 Género. No hay que dejarse engañar por la introducción (1-5). El cuerpo del salmo consiste en una confesión colectiva de pecados históricos. Por lo que tiene de reflexión histórica, este salmo acompaña a 78, 105, 136; en concreto, con el 105 forma un díptico, como anverso y reverso. Como confesión de pecados, se emparenta con un género que cristaliza y se afirma durante el destierro y después. Son sus principales representantes: Esd 9,6-15; Neh 9; Dn 3,24-45 (LXX); Dn 9; Bar 1,15-3,8. En ellos la comunidad parte de su relación bilateral de alianza con el Señor: él ha cumplido sus compromisos, el pueblo ha faltado. El destierro y otros castigos están justificados por la contumacia del pueblo pecador. Los beneficios recordados y el perdón reiterado, además de justificar la conducta del Señor, añaden una agravante a la conducta del pueblo. Al mismo tiempo, el perdón reiterado permite esperar un nuevo acto de clemencia. Al confesar se expresa un sentimiento de solidaridad: del pueblo con los jefes, de los presentes con los antepasados. Los versos finales nos dicen que el pueblo o arte de él se encuentra desterrado o disperso.
Composición. El cuerpo del salmo confiesa siete pecados (6-33) más uno (34-46). No digo ocho, porque el último difiere en carácter. Los siete pecados pertenecen a la época del éxodo. No se someten a un patrón único: a veces Dios no perdona; cuando perdona, puede variar el motivo: por la honra de su nombre, por intercesión de Moisés, por la expiación de Fineés. Queda a salvo la soberanía de Dios; el perdón no es mecánico: invita a la esperanza, refrenando la presunción. Aunque el autor parece conocer la versión del Pentateuco, no sigue el orden tradicional: coloca en el centro el episodio del becerro de oro. El octavo sigue primero un movimiento encadenado, hasta el v. 42; después la línea se quiebra a favor de un desarrollo por contrastes. El estilo mantiene un equilibrio entre exigencias narrativas y afición al paralelismo sinonímico.
106,1-5 La introducción se compone de tres piezas heterogéneas: un acto de alabanza, una bienaventuranza, una petición personal. ¿Qué relación tienen entre sí? ¿Cómo afectan al cuerpo del salmo?
Uniendo este salmo al precedente obtenemos una primera respuesta. La alabanza (1-2) hace eco al himno apenas recitado; la bienaventuranza comenta y generaliza el último verso del Sal 105; la petición se agarra a la "alegría" de 105,43. También podemos leer la introducción en función del cuerpo.
106,1-2 Alabanza y confesión plantean una relación dialéctica: a pesar de los beneficios de Dios, el pueblo insiste en pecar; a pesar del pecado reiterado, Dios protege a su pueblo. La liturgia penitencial de Neh 9 comienza con un acto de alabanza; lo mismo que Dn 3,26.
106,3 La bienaventuranza es para quienes respetan la justicia y el derecho. La palabra hebrea podría aludir global mente a las cláusulas de la alianza (Ex 15,25; Jos 24,25). El verso ilumina por contraste el no complimiento.
106,4-5 Alegando los privilegios de la comunidad, un individuo pide poder disfrutar de ellos. Como relación del individuo con la comunidad los versos son notables. Como introducción, hay que unirlos a la súplica comunitaria del v. 47 para obtener una inclusión.
106,6 Es un buen comienzo de la confesión. Compárese con Dn 9,5; Bar 1,17. Por la mención de los antepasados expresan su solidaridad histórica, reconocen su condición pecadora ancestral: Esd 9,7; Neh 9,2; Dn 9,16; Bar 1,19.
106,7-11 Primer pecado: en el paso del Mar Rojo (Ex 14). No comprendieron porque no estaban dispuestos; el comprender está condicionado por la actitud ética y religiosa. Por eso no entender se considera a veces culpable: Sal 14,2; 94,8; Dt 32,29; otro tanto el olvidar: Sal 78. El perdón es gratuito, pura iniciativa de Dios: por su honor. Doctrina frecuente en Ezequiel, p. ej. 20,9.14.22.44; 36,21s.
106,13-15 Segundo pecado: avidez (Nm 11). En el pecado la penitencia. Concediendo lo que ansiosamente pedían, el Señor los satisfizo y los castigó.
106,16-18 Tercer pecado: rebelión de Datán y Abirán (Nm16). El salmista elimina de la escena la rebelión sacerdotal de Córaj, pero retiene el doble castigo, aunque resulte incoherente. El tema sacerdotal suena en la mención de Aarón. El castigo es circunscrito.
106,19-21 Cuarto pecado: el becerro de oro (Ex 32). El salmista lo atribuye al olvido: no hay tal olvido en el relato del Ex, antes una mención explícita (Ex 32,4). Cambia, además, el sentido del pecado. Según Ex era representar a Yhwh en imagen; según el salmo fue sustituir la Gloria sin imagen por la imagen de un "herbívoro" (despectivo). La intercesión de Moisés (Ex 32,11-14) la llama "ponerse a la brecha". El delito ha abierto una brecha en el campamento, en la muralla espiritual del pueblo; por ella va a abalanzarse la ira aniquiladora del Señor. Moisés se planta y cierra el paso a la cólera: véase Ez 13,5.
106,24-27 Quinto pecado: rehúsan entrar en la tierra prometida (Nm 13-14). El salmista lo interpreta como desconfianza y desobediencia, y no menciona la excepción de Josué y Caleb. "Envidiable" resume todo el informe positivo de los exploradores. El v. 26 resume el juramento de Dios; pero la ampliación del v. 27 no se lee ni en Nm 14 ni en Dt 9. Es un trabajo de actualización. El autor conoce los hechos del destierro y la dispersión, y los proyecta al tiempo fundacional del pueblo. No quiere decir que la rebelión de Nm 13-14 haya sido la causa del destierro, sino que en ambos sucesos operaba el mismo espíritu de rebeldía.
106,28-31 Sexto pecado: prostitución en Belfegor (Nm 25). El episodio está bien resumido, incluso copiando alguna frase expresiva. El sacerdocio está nada más aludido. La reacción violenta de Fineés, en vez de "expiar", se llama "arbitrar, sentenciar". Los sacrificios "de muertos" son quizá los de Nm 25,2, ofrecidos a divinidades falsas, "muertas". "Apuntarlo a su favor' es la fórmula de Gn 15,6.
106,32-33 Séptimo pecado: al hecho se refieren tres textos narrativos: Ex 17,1-7; Nm 20,1-13; Dt 9,7s; aluden a él varios salmos: 81,8; 95,8s; 99,8. A pesar de tal abundancia, el suceso ha permanecido en la penumbra, especialmente en lo que atañe la conducta de Moisés; el autor piensa en un pecado de palabra no especificado.
106,34-42 Primera parte del octavo pecado. Sal 105 dejaba a los israelitas, al llegar a la tierra prometida, con la tarea de cumplir la ley. El salmo 106 los toma en ese momento y descubre en él el arranque de la tragedia histórica. El encadenamiento es parte del sentido; por eso lo presento en esquema. Entran en la tierra y no eliminan a sus habitantes - antes se unen con ellos en relaciones matrimoniales - con lo cual imitan sus costumbres y practican la idolatría - la cual incluye entre sus prácticas abominables sacrificios humanos - los cuales profanan la tierra santa - por lo cual el Señor los castiga sometiéndolos a los paganos.
106,34 La legislación es varia: Ex 23,32s; 34,15; Nm 35,52. El salmista sigue el rigorismo retrospectivo de Dt 7,2; 20,16s.
106,35 "Emparentaron": este verbo sólo reaparece cuando la reforma rigorista contra los matrimonios mixtos: Esd 9,2; Neh 13,3.
106,37 "Demonios": el término designaba en Mesopotamia a los guardianes fantásticos de los templos, estatuas intimidatorias. El AT lo usa como designación burlona de divinidades extranjeras. Contra los sacrificios humanos hablan bastantes textos del AT: Lv 20,2; Dt 12,31; Jr 7,30-32; Ez 16,20s etc.
106,38 El verso está alargado en hebreo con una glosa inconfundible, que identifica el "asesinato" con los sacrificios humanos.
106,39 Funciona como resumen.
106,40 El énfasis recae sobre el complemento con su posesivo.
106,41-42 Esquema aplicado por el Deuteronomista para enmarcar el libro y episodios de Jueces.
106,43-46 Echando por delante "muchas veces" da a entender que resume un proceso repetido, de modo que el adverbio modal abarca hasta el final del v. 46: El Señor los libra - ellos se rebelan - en castigo perecen - en el aprieto suplican - el Señor los escucha - se acuerda del pacto - se compadece - mueve a compasión a los enemigos. Así muchas veces.
106,45 El pecado no llega a invalidar la alianza. "Por su gran bondad" o por su firme lealtad (al pacto): cfr. Is 55,3.
106,46 La misma idea se lee al final del capítulo de maldiciones, en Lv 26,44s.
106,47 Supone la situación del destierro o de la diáspora. El verbo "reunir"  es corriente en Is 40-66; Jr y Ez.
106,48 Verso añadido para cerrar la cuarta colección de salmos.  

Trasposición cristiana.

El salmo nos enseña a solidarizarnos en el pecado con la comunidad y con los antepasados. El salmo es parte de nuestra historia. La redención de Cristo no ha dado un corte que interrumpa esa humilde solidaridad. También nos enseña a practicarla dentro de la historia de la Iglesia.

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