domingo, 29 de abril de 2012

SALMO 116 (115).


(Sal 30)
1iYo amo!, porque el Señor escucha
mi voz suplicante.
2porque inclina el oído hacia mí
cuando lo llamo.

3Me envolvían redes mortales,
me alcanzaban los lazos del Abismo,
caí en tristeza y angustia.
4Invoqué el nombre del Señor:
¡por favor, Señor, pon a salvo mi vida!
5EI Señor es clemente y justo,
nuestro Dios es compasivo.
6EI Señor guarda a los incautos:
estando yo sin fuerzas me salvó.

7¡Alma mía, recobra la calma,
que el Señor fue bueno contigo!
8Arrancó mi vida de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies del empellón.
9Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

10¡Yo creía!, cuando decía:
qué desgraciado soy.
11 Yo pensaba en mi apuro:
los humanos son falaces.
12¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
13Alzaré la copa de la salvación
invocando el nombre del Señor.
 14y cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
15EI Señor hace pagar cara
la muerte de sus leales.
16 ¡Favor, Señor, que soy tu siervo!
siervo tuyo, hijo de tu esclava.
iRompiste mis coyundas!
17Te ofreceré un sacrificio
de acción de gracias.
invocando el nombre del Señor
18y cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
19en los atrios de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. Aleluya.

116 Género y situación. Es un canto de acción de gracias. Como pide el género, el orante recuerda las desgracias de las que lo libró el Señor, cómo en ellas pidió auxilio y fue escuchado, recuerda su confianza pretérita y expresa su agradecimiento presente. La acción de gracias va acompañada de un rito litúrgico, cumpliendo el voto que hizo en el peligro.
El texto menciona cuatro desgracias: peligro de muerte, aflicción interior, situación social de desvalimiento, esclavitud. Tres son fácilmente reductibles a una enfermedad mortal (3.8.9.15), en cuyo caso la esclavitud sería metáfora. Así entendido hace compañía al Sal 30, con varias coincidencias verbales. Cabe también entenderlo como salmo de repertorio, que reúne penalidades típicas.
El sentimiento. Lo más notable del salmo es la intensidad y movilidad del sentimiento. El orante se vuelve sobre sí para observar y describir sus sentimientos, se desdobla internamente para un diálogo mental consigo. Recuerda lo que decía o pensaba, la situación afectiva de donde brotaba. Se pregunta antes de proponer. No es fácil encontrar otro salmo que tenga semejante movilidad de formas sintácticas.
Amor y fe. Los versos 1 y 10 comienzan así: "amé / amo y creí / confiaba". El primero coloca el salmo entero en la esfera del amor a Dios, un amor agradecido y humilde. El segundo expresa una confianza que es fe en el Señor. Pero el orante no confiesa pecados que hubieran provocado la enfermedad, ni sintió la cólera de Dios.
Composición. La movilidad indicada no favorece una composición clara. Algunas repeticiones jalonan el curso del poema: los dos verbos citados (1.10), cuatro veces "invocar" (2.4.13.17), el estribillo.
116,1 El comienzo con un verbo en forma absoluta es único; algunos lo corrigen adelantando Yhwh como complemento. Suena como respuesta al mandato de Dt 6,5;
11,1. El verbo "amar" no es raro en el salterio; Sal 18 comienza con un sinónimo.
116,3 La primera frase procede del Sal 18,5. Según Gn 42,38 y 44,31, la "pena" puede llevar a la "tumba".
116,4 La petición es personal, encarecida: Gn 50,17; Ex 32,31; Is 38,3; Jon 1,14; 4,2.
116,5 Cita libre de una fórmula litúrgica que se apoya en Ex 34,6.
116,6 Los "incautos" son típicos de Proverbios (14,15; 1,4; 8,5): son inexpertos, víctimas fáciles de astutos y arteros, pero capaces de aprender.
116,7-9 Como consecuencia inmediata de la liberación otorgada, esperábamos la expresión del agradecimiento. En cambio de ello, el orante mira dentro de sí y se dirige la palabra. El desdoblamiento psicológico, muestra que no es una doctrina aprendida, sino experiencia personal.
116,7 "Recobrar la calma": a la letra "volver al reposo", cfr. Is 28,12.
116,8 El trístico cincelado responde formalmente al trístico trágico del v. 3. El "empellón" es metáfora: busca la caída mortal.
116,9 "Caminar en presencia": o proceder de acuerdo. La "tierra de la vida" es esta tierra superior superior, a la luz del sol: Sal 56,12.
116,10-11 Retorna a la situación pretérita de aflicción y desconcierto. Uno de esos momentos en que el hombre procede "precipitadamente", sin serenidad ni lucidez (48,6). En aquel momento el orante descubrió o comprobó que el hombre no es de fiar, no ofrece garantía, y confió en Dios: Is 2,22; Jr 17,5; Sal 60,13. No se trata de una mendacidad congénita, sino de su invalidez ontológica. 
116,12 La única "restitución" accesible al hombre es el reconocimiento. Cuando el orante se hace la pregunta, ya está expresando su gratitud y su deseo de reciprocidad, y su imposibilidad de satisfacerla.
116,13-14 Expresará su gratitud en un rito público. No está claro si es copa de libación, vino que se derrama en honor de la divinidad (Ex 29,40s; Lv 23,18.37), o es copa de comunión que va pasando entre los comensales de un banquete sacrificial (quizá Am 2,8; Is 62,9). Sobre el voto véase Sal 66,13s.
116,15 Nosotros decimos "vendió cara su vida". El orante piensa en Dios como dueño y tasador. La tasa de Dios es muy alta, si se trata de sus leales. Véase la legislación: Ex 21,29s; también Sal 30,10.
116,16 Desarrolla en clave jurídica la imagen de "siervo" del Señor: quien nace de una esclava es esclavo de nacimiento (Ex 21,4). La manumisión se usa como imagen de la liberación.
116,17 -18 Repite el estribillo cambiando copa por sacrificio de acción de gracias.
116,19 Llama la atención que el orante se dirija a Jerusalén en segunda persona, como a una persona querida. Este detalle abre el salmo a una lectura comunitaria: el orante representa al pueblo desterrado y repatriado.

Trasposición cristiana.
Rom 3,4 cita 11b desplazando ligeramente el sentido. 2 Cor 4,13 cita 10a adaptando el sentido. Sobre el precio de la vida, Rom 8,20. Sobre la copa, 1 Cor 10,16.

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