martes, 3 de abril de 2012

SALMO 91 (90)


1Tú, que habitas al amparo del Altísimo
y te hospedas a la sombra del Omnipotente,
2di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti».
3Que él te librará de la red* del cazador
de la peste funesta;
4te cubrirá con sus plumas,
te refugiarás bajo sus alas:
su brazo es escudo y armadura.
5No temerás el espanto nocturno,
ni la saeta que vuela de día,
6Ni la peste que se desliza en tinieblas,
ni la epidemia que hace estrago a mediodía.
7Caerán a tu lado mil
y diez mil a tu derecha,
a ti no te alcanzarán
7c (porque su brazo es escudo y armadura).
8Nada más mirar con tus ojos
verás la paga de los malvados.
9Porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por morada.
10No se te acercará la desgracia
ni la plaga llegará hasta tu tienda;
11 porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos.
12Te llevarán en sus palmas
para que tu pie no tropiece en la piedra.
13Caminarás sobre leones y víboras,
pisotearás cachorros y dragones.
14Porque me quiere, lo pondré a salvo,
lo pondré en alto porque conoce mi nombre.
15Cuando me llame le responderé,
estaré con él en el peligro,
lo defenderé y lo honraré.
16Lo saciaré de largos días
y lo haré gozar de mi salvación.  

91 Género. Por el tema, es un acto de confianza. Por el desarrollo, tiene carácter litúrgico: o es una liturgia, que incorpora en el texto señales de la ceremonia, o es un texto que se pronuncia en un acto litúrgico. Para entenderlo, lo mejor es atender a los personajes que actúan y a los referidos por ellos. Ateniéndonos al texto hebreo, por pronombres y sufijos, distinguimos tres actores: un liturgo o instructor (Lit), el orante (Or) y Dios (D). Si de ordinario el orante es el protagonista de la oración, aquí le roban el papel para fortificarlo en la confianza. La ceremonia discurre así: Lit invita al Or (1) Y éste pronuncia su acto de confianza programático (2); el Lit habla al Or de D: él te protegerá (3-4), y le habla de personajes peligrosos (5-8); el Or repite su confesión (9a); el Lit habla al Or de seres hostiles y seres protectores (9b-13); D habla (¿al Lit?) del Or prometiendo su ayuda. Es insólita la forma del oráculo divino, que no se dirige en segunda persona al orante. La persona referida en el v. 1 y la que pronuncia 9a son discutidas. Otros personajes. La cuaterna siniestra (5-6) pertenece a un mundo que el israelita no comprende ni controla. Si bien la "flecha" es arma empírica, conocida, esta flecha vuela sin saber de dónde ni adónde, como un disparo a la ventura (cfr. 1 Re 22,34); "Espanto" como objeto y causa que actúa de noche; "Peste" se aprovecha de la oscuridad para sus movimientos; "Epidemia" hace estragos a pleno sol. Es probable el influjo en esta cuaterna de creencias mesopotámicas en hechizos y espectros. La diferencia es que el israelita, aunque cree en espíritus malignos e influjos arcanos, no recurre a conjuros mágicos ni a otras divinidades. Otra cuaterna hostil se presenta en el v. 13: dos tipos de leones, emblema de fuerza animal mortífera, la siniestra víbora y el fantástico Dragón. Este puede ser la versión imaginativa del caos primordial, siempre amenazante, versión positiva de la nada devoradora. Junto a ellos pierden importancia el cazador (3), los malvados (8), desgracia y plaga (1), quizá personificadas.
Frente a todos ellos, contra todos, el Señor despacha a sus "ángeles": tienen forma humana (sin alas) y fuerza superior. La protección divina se articula en dos tiempos: refugio y camino. El mundo de los espíritus intenta insinuarse en el refugio, las fieras acechan por el camino. En el refugio Dios está presente; para el camino despacha a sus encargados.
91,1-2 La sintaxis hebrea es extraña. Una alternativa al vocativo es leer el participio como figura típica: "Quien habita". Cuatro nombres divinos se aprietan en dos versos: Altísimo (Gn 14; en el salterio 21 veces), Todopoderoso, traducción acostumbrada (favorito de Job), Yhwh (9a), Dios mío, que coloca a Yhwh en la categoría de los dioses personales. La cuaterna del Único contrasta las cuaternas hostiles que van a sobrevenir.
91,3 "Peste funesta": para no adelantar la peste del v. 6, se propone vocalizar "palabra, asunto"; podría ser maleficio o difamación: cfr. Prov 17,4; Sal 38,13. * O: trampa.
91,5 "No temerás" es en boca del liturgo la invitación clásica del oráculo de salvación. El "espanto" o terror nocturno: véanse Cant 3,8 y el gran desarrollo de Sab 17,4.14s.
91,6 La peste aterroriza por su potencia contagiosa. Es una de las plagas frecuentes en Jr y Ez. "Epidemia" es palabra rara en el AT: Is 28,2 la asocia a la tormenta; Os 13,14 la asocia al Seol; Dt 32,23-25.
91,7ab+4c Imagen militar en términos hiperbólicos. ¿Quién es el sujeto que cae? a) Los dardos que dejan incólume al orante porque lo "escuda" Dios; b) Compañeros que caen en la batalla. Leo aquí el hemistiquio colgante de 4c, que menciona la "adarga", embrazada, y el "escudo" alto y recurvo, que cubre el cuerpo, sostenido por un escudero. Cambio la vocalización para leer "brazo", como forma original, espiritualizada posteriormente en "fidelidad".
91,8 "La paga de los malvados" que caen en el peligro general, porque no son protegidos por Dios.
91,9a El hebreo, con el pronombre enfático, no deja dudas: "Tú, Señor ... "; por lo tanto, lo pronuncia el orante: compárese con Sal 61,4; 71,7; 142,6. Cambiando el sufijo "tu refugio", sigue hablando el liturgo.
91,9b "Morada" es lo que dice el hebreo: el templo queda trascendido y ya no es él la morada, sino el Altísimo en persona.
91,10 La ''tienda'' es correlativa de la "morada"; figura en expresiones de tipo proverbial: Prov 14,11; en contraste, Job 18,6.14s.
91,11 "Ángeles": en singular Ex 23,20; 32,34; 33,2; Sal 34,8.
91,12 Lo que se dice "llevar en palmitas".
91,13 También en el Enuma Elis encontramos la presencia de animales semejantes, reales y fantásticos. 
91,14-16 El oráculo enuncia las relaciones mutuas de Dios con el orante. Para Dios siete verbos, para el hombre tres. En el centro de la serie y sin verbo, la fórmula escueta "Yo con él". El hombre: "quiere" con amor afectuoso; "conoce" y reconoce el nombre y con él lo invoca. Dios: acciones específicas son: "honrar", caso raro que Dios honre al hombre (1 Sm 2,30; Is 60,13); "hacer disfrutar". La última palabra del salmo es "mi salvación".
Trasposición cristiana.
 El tentador cita 11-12 para apoyar su propuesta: Mt 4,5s; Lc 4,9-11; lo demoníaco se hace insinuante, se despoja de lo terrorífico. Pedro escoge una de las máscaras y la identifica: 1 Pe 5,8-10.

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