1Los
que confían en el Señor
son como el monte Sión:
son como el monte Sión:
no
vacila, está asentado para siempre.
2A Jerusalén la rodean montañas,
2A Jerusalén la rodean montañas,
a su
pueblo lo rodea el Señor.
3No descansará el cetro del malvado
en el lote de los honrados,
3No descansará el cetro del malvado
en el lote de los honrados,
no sea
que los honrados
pongan
manos al crimen.
4Señor,
trata bien a los buenos,
a los
rectos de corazón.
5A los
que siguen sendas tortuosas
que los
conduzca el Señor con los malhechores.
i Paz a Israel!
i Paz a Israel!
Composición
e imágenes. Los
paradigmas de buenos y malos nos revelan lo siguiente. A un lado tres
designaciones genéricas: "honrados, buenos, rectos" y. tres específicas:
"Israel, su pueblo, quienes confían"; el último estrecha al primero.
Al otro lado se bifurca el paradigma: los "malvados y malhechores" y
unos honrados que "echan manos al crimen y siguen caminos
"tortuosos". Imaginemos
en el centro el templo, morada del Señor, en torno la ciudad, en torno la muralla
natural de montañas, más allá al Señor ciñendo. El Señor lo centra todo, lo abarca
todo. El monte es modelo de estabilidad. El cetro, más que imagen, es emblema de
poder y autoridad. El lote es el terreno asignado a cada familia; aquí creo que
designa el territorio judío, lote del pueblo.
125,2
Zac 2,9.
125,3
"Cetro malvado" es ambivalente, puede significar tribu perversa.
125,4 "Bien
a los buenos" sugiere la retribución. "Rectos" consuena en
hebreo con el nombre de la ciudad.
125,5 "Tortuoso":
palabra rara, que comparte sólo con Jue 5,6.
Trasposición
cristiana.
Se basa
en los valores simbólicos conocidos: Jerusalén, de la Iglesia terrestre y
celeste; el monte de Jesucristo, presencia de Dios en la historia. El cetro o
poder de los malvados se vuelve tentación para los cristianos; pero en la Jerusalén
celeste triunfará la paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario