sábado, 12 de mayo de 2012

SALMO 141 (140).


1Señor, te estoy llamando, ven deprisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
2Aquí está mi súplica,
como incienso en tu presencia,
mis manos levantadas,
como ofrenda de la tarde.

3Coloca, Señor, una guarda en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios.
4No inclines mi corazón a un mal asunto,
a cometer crímenes perversos
con hombres malhechores.
No seré comensal en sus banquetes;
5Que el justo me golpee y el leal me reproche,
que el ungüento del impío no perfume mi cabeza;
mi súplica persiste en sus desgracias.

6Sus jefes fueron despeñados junto a una peña
aunque oyeron mis palabras amables.
7Sus huesos se esparcieron a la boca del Abismo
como astillas o pedruscos por el suelo.

8Sí, Señor, a ti se vuelven mis ojos,
en ti me refugio, no desnudes mi cuello.
9Guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.
10Caigan en sus redes los malvados
mientras yo logro escapar.

141 Género y situación. Súplica. Están claros: la petición de ser escuchado, el recurso confiado a Dios, la petición de castigo del enemigo. El texto hebreo es casi desesperante; pero ofrece algunos indicios que permiten conjeturar una situación particular. Son, en pleno clima de hostilidades, algunos rasgos de buenas relaciones: banquete apetitoso, perfumes, palabras amables e intercesiones.
Imagino la situación así. Unos malhechores han comenzado una maniobra de captación del honrado, para ganárselo a sus planes: véase el caso del joven en Prov 1,8-18. Lo invitan a banquetes y fiestas, y el responde amablemente. Son los lazos en que podría caer el honrado. Al caer en cuenta del peligro, pide urgentemente al Señor que custodie sus labios y corazón: compárese con la petición de Eclo 22,27-23,2; se distancia formalmente de los malvados e invoca su castigo. De acuerdo con esta hipótesis o conjetura, intentaré explicar otros versos rebeldes. Anticipo un arreglo conjetural de 4d-7, guiado por el paralelismo: 4d No seré comensal en sus banquetes, 5b que el ungüento del impío no perfume mi cabeza. 5a Que el justo me golpee y el leal me reproche, 7a como uno que labra y hiende la tierra. 5c Todavía rezaba yo en sus desgracias 6b y escuchaban mis palabras amables, 6a cuando sus jefes fueron despeñados 7b y sus huesos esparcidos al borde del Abismo.
Todo este trabajo es un intento y el resultado, una conjetura. Más detalles en el comentario verso por verso.
141,1-2 Es propio de este salmo presentar la plegaria como equivalente de ceremonias cúlticas: cfr. Is 56,7. Mencionan la "ofrenda vespertina" 2 Re 16,15; Esd 9,5; Dn 9,21.
141,3 El hebreo imaginaba, de modo bastante material, que las palabras salían de la boca y viajaban por el aire. Véanse Miq 7,5; Eclo 28,25.
141,4 De la boca, que es la puerta de salida, pasa al corazón, que es el origen. Dios controla los corazones: Sal 119,16; Prov 21,1.
141,5 "Golpee": véase Prov 20,30. Tomando "leal" como adverbio, resulta "que me reproche con piedad": cfr. Sal 6,2; 38,2. "Desgracias": el hebreo significa también
maldades.
141,6a Unido a 7a compone un cuadro terrible: una roca escarpada, cortada a pico sobre un barranco; visto desde arriba es como la boca del seol. Desde la roca son
despeñados, caen sus cuerpos, se destrozan, quedan sin sepultura, miembros y huesos esparcidos a la boca del seol: véase el intento de despeñar a Jesús, Lc 4,29, la imagen de Abd 3s y la caída de Sal 73,18.
141,6b "Palabras amables" en un banquete: Prov 23,8.
141,7b Varía el sentido según se lean participios (texto masorético) o sustantivos. Para la imagen del "labrador que hiende", véase la evolución de b'r, de "cavar" a "inculcar" Dt 1,5.
141,8 Significa ofrecer el cuello a la ejecución capital o al peligro mortal: Is 53,12.
141,10 Usa el verbo "pasar" como término de liberación.

Trasposición cristiana.
 Sobre la custodia de la lengua es obligado citar Sant 1,19; 3,1-12. En el episodio de la sinagoga de Nazaret Lc usa el verbo "pasar". La pascua será el "pasar" al Padre: Jn 13,1.

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