1Desde lo
hondo te grito, Señor,
dueño
mío, escucha mi voz.
2Estén tus oídos atentos
2Estén tus oídos atentos
a mi
petición de gracia.
3Si
llevas cuenta, Señor, de los delitos,
dueño mío, ¿quién resistirá?
dueño mío, ¿quién resistirá?
4Pero
el perdón es cosa tuya
y así
te haces respetar.
5Aguardo
al Señor, lo aguarda mi alma,
esperando su palabra;
esperando su palabra;
6mi
alma a mi dueño,
más que
el centinela a la aurora.
7Espera
Israel en el Señor,
como el centinela a la aurora,
como el centinela a la aurora,
que la
misericordia es cosa del Señor
y es
generoso redimiendo.
8ÉI redimirá
a Israel
de
todos sus delitos.
Son temas
correlativos el aguardar y el perdón. Primero es Dios quien vigila, atento
a cualquier infracción: léase Job 7,19s; 13,27. El hombre, al contrario, vigila
y aguarda la llegada de un Dios liberador: como se aguarda la aurora, que es
hora de relevo, tiempo clásico de gracia. El perdón supone en el hombre el
pecado; aquí son "los delitos" y la "hondura", que para los
hebreos era realidad negativa. Supone en Dios actitud y actos: misericordia,
perdón, redención; como algo propio de él, que le toca a él.
130,1
Lo hondo es lo incomprensible, impenetrable, inescrutable. Para el orante una situación
trágica, o su conciencia de pecado, ¿o su condición humana? Lo contrario de los
montes de Sal 121 y 125. Sola la voz puede alzarse de la hondura y, por
condescendencia divina, alcanzar a Dios.
130,2
La petición se lee en textos tardíos: 2 Cr 6,40; 7,15.
130,3
"¿Quién subsistirá?" es pregunta retórica, de respuesta negativa. Es
probable que el orante generalice dentro de su contexto nacional; pero la frase
puede ampliar su radio hasta abarcar a todo hombre: cfr. Job 14,4. El pecado
corroe la consistencia humana.
130,4
Es competencia tuya exclusiva. Solo el soberano o la parte inocente puede concederlo.
Porque el hombre pecador depende totalmente de Dios para el perdón (Sal 65,4),
debe "respetar" a Dios con humilde "reverencia" .
130,5
Como se reserva el derecho, se reserva el tiempo, y al hombre toca esperar, aguardar.
130,7 “Misericordia”
hace eco al “perdón” del v.4. “Redención”: en sentido estricto equivale a
rescate; en sentido amplio, a liberación.
130,8
Este es el único caso en que la "redención" tiene como objeto los
"delitos".
Trasposición
cristiana.
Un buen comentario se puede leer en Rom 7.
Heb 4,16 nos invita a acercarnos al ''tribunal de la gracia". Los antiguos
contemplaban en la mañana la resurrección de Cristo.
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