sábado, 12 de mayo de 2012

SALMO 143 (142).


1Señor, escucha mi oración:
por tu fidelidad atiende a mi súplica,
por tu justicia respóndeme.
2No entres en pleito con tu siervo,
porque ningún ser vivo se justifica frente a ti.
3Que el enemigo me persigue a muerte,
ya tritura mi vida contra el suelo,
me confina a las tinieblas
como a los muertos de antaño.
4Desfallece mi aliento,
dentro de mí mi corazón está yerto.
5Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas sus acciones,
considero la obra de tus manos.
6Extiendo hacia ti las manos
y la garganta como tierra reseca.

7Respóndeme enseguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas el rostro,
que seré como los que bajan a la fosa.
8Por la mañana dame noticia de tu lealtad,
pues en ti confío.
Indícame el camino que he de seguir,
pues acudo a ti.
9Líbrame de mis enemigos, Señor,
pues me refugio en ti.
10Enséñame a cumplir tu voluntad,
pues tú eres mi Dios.
Tu aliento benéfico me guíe por tierra I1ana.
11Por tu nombre, Señor, consérvame vivo,
por tu justicia sácame de la agresión;
12por tu lealtad
destruye a mis enemigos,
aniquila a mis agresores,
que siervo tuyo soy.

143 Género y situación. Encaja perfectamente en la categoría de súplica, con todos sus elementos temáticos y formales. Lo peculiar se puede descubrir a través de las
dos peticiones negativas de 2a y 7b.
Soberano y vasallo define la relación del orante con el Señor. Entre ambos reina una relación de "lealtad" (8a.12a); Dios ha cumplido sus compromisos con toda "justicia" (1 b. 11 b); podría "querellarse" (2a) con el vasallo, acusarlo y hasta condenarlo, "ocultándole su rostro" o retirándole su favor. El vasallo no puede alegar "justicia" (2b). Los enemigos son, sin pretenderlo, ejecutores de un castigo. Pero sucede que no es este el momento de debatir pleitos personales (Jue 10,13-15): el vasallo se encuentra en grave peligro y de momento toca al soberano salir por él. El peligro es extremo (3.7); las cuentas se ajustarán más tarde. En el futuro implora ser "guiado" por Dios (8.10).
Composición. El procedimiento clásico de la inclusión está manejado con cierta amplitud y se refuerza con elementos de recapitulación. Ateniéndonos a los cánones del género, el salmo se mueve en dos ondas de petición, marcadas por el "respóndeme" repetido (1.7) Y por el movimiento paralelo de peticiones positivas y negativas (1-2 y 7ab).
143,1 La palabra "súplica" en contexto penitencial significa pedir perdón: Jr 3,21; Zac 12,10; Dn 9; 2 Cr 6,21. La "justicia" puede ser la de la parte inocente en el posible pleito contradictorio.
143,2 Doctrina fundamental en el libro de Job: 4,17-19; 9,2; 15,14-16; 25,4-6; 32,2.
143,3 Símbolos de la muerte: el hombre, violentamente triturado, vuelve al polvo; las tinieblas: Sal 88; Job 10. "Los muertos de antaño": la frase se lee en Lam 3,6; para la idea compárese con Eclo 41,4.
143,4 Después de los símbolos se repliega a la observación física, de respiración y pulso.
143,5 El pasado feliz recordado, por un lado ensombrece el presente (Sal 77), por otro lado reanima la esperanza (Eclo 2,6.10).
143,6 Las manos en gesto de plegaria: Is 1,15; Job 11,13; Esd 9,5. La "garganta reseca": Sal 42,3; 63,2.
143,7 Si Dios tiene tiempo, el orante no lo tiene, y quiere apresurar los plazos de Dios. El Sal 104,29 junta "ocultar el rostro" con "retirar el aliento". La última frase procede de Sal 28,1.
143,8 La "mañana" es el tiempo de la gracia. En el movimiento del salmo, esta mañana disipará las tinieblas y mostrará la luz del rostro de Dios. Una vez a salvo, el orante necesita instrucciones precisas para enfilar el "camino" justo.
143,10 El Señor guía como maestro y enviando su aliento o espíritu, que es bueno o benéfico.
143,11-12 Aquí la justicia se refiere a la situación del orante perseguido a muerte sin motivo. Es vindicativa y liberadora del "siervo" o vasallo. Juntando 10 con 12 resulta" "tú eres mi Dios / yo soy tu siervo".

Trasposición cristiana.
En boca de Cristo: él es el siervo de Dios, que cumple perfectamente su voluntad. Perseguido a muerte, no pudo ser reducido al polvo de la corrupción ni confinado a las tinieblas definitivas. En boca del cristiano: pide a Dios que no entre en pleito con él. Por su justicia y no por la nuestra hemos sido salvados.

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