1Señor,
tú me sondeas y me conoces.
2Me
conoces cuando me siento
o me levanto,
o me levanto,
de
lejos percibes mis pensamientos.
3Disciernes mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
4No ha llegado la palabra a la boca,
ya, Señor, te la sabes toda.
3Disciernes mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
4No ha llegado la palabra a la boca,
ya, Señor, te la sabes toda.
5Me
estrechas detrás y delante,
apoyas
sobre mí tu palma.
6Tanto
saber me sobrepasa,
es
sublime y no lo abarco.
7¿Adónde
me alejaré de tu aliento?,
¿adónde
huiré de tu presencia?
8Si escalo el cielo, allí estás tú;
8Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto
en el abismo, ahí estás.
9Si me traslado al ruedo de la aurora
9Si me traslado al ruedo de la aurora
o me instalo
en el confín del mar,
10allí se apoya en mí tu izquierda
10allí se apoya en mí tu izquierda
y me agarra
tu derecha.
11Si digo:
que me sorba la tiniebla,
que luz
se haga noche en tomo a mí,
12tampoco la oscuridad es oscura para ti,
la noche es clara como el día:
12tampoco la oscuridad es oscura para ti,
la noche es clara como el día:
da lo mismo
tiniebla o luz.
13Tú has
creado mis entrañas
me has
tejido en el seno materno.
14Te doy
gracias
porque te
has distinguido con portentos
y son maravillosas tus obras.
y son maravillosas tus obras.
Conoces
perfectamente mi aliento,
15no se
te oculta mi osamenta.
Cuando
me iba formando en lo oculto
y entretejiendo
en lo profundo de la tierra,
16tus ojos
veían mi embrión.
Se escribían
en tu libro
se definían
todos mis días,
antes de llegar el primero.
antes de llegar el primero.
17¡Qué
admirables, Dios, tus pensamientos,
qué densos sus capítulos!
qué densos sus capítulos!
18Los cuento:
son más que granos de arena;
lo desmenuzo: aún me quedas tú.
lo desmenuzo: aún me quedas tú.
19¡5i mataras,
oh Dios, al malvado!
que se aparten
de mí los sanguinarios
20que hablan de ti intrigando
20que hablan de ti intrigando
y juran
por ti en falso.
21A los
que te odian, Señor, yo los odio,
me repugnan los rebeldes contra ti.
22Los odio con odio implacable,
me repugnan los rebeldes contra ti.
22Los odio con odio implacable,
los tengo
por enemigos.
23Sondéame,
Dios, y conoce mi corazón,
ponme a
prueba para conocer mis sentimientos:
24mira si mi conducta es ofensiva
24mira si mi conducta es ofensiva
y guíame
por el camino eterno.
139 Género
y situación. Uno va leyendo el salmo y le suena a reflexión
sapiencial sobre la presencia y el conocimiento de Dios. Al llegar al v. 19, y
hasta el final, tropieza con un mundo de malvados, del que se distancia apasionadamente
el orante. ¿Qué hacer con la última parte? Algunos expeditamente la separan
como salmo autónomo; otros la consideran adición secundaria, que aporta consecuencias
a la meditación. Una solución opuesta consiste en tomar el final como centro de
gravedad o punto de arranque del salmo. Esta solución respeta el texto, la
tradición, y aduce paralelos: un hombre acusado en falso, quizá de idolatría,
apela al tribunal de Dios, que lo conoce todo (cfr. Sal 17). El que apela
invoca dos virtudes del juez: su conocimiento de la causa y su imparcialidad para
dictar sentencia. Lo específico del salmo es el desarrollo desproporcionado de la
sección dedicada al conocimiento de Dios. La situación se convierte en pretexto
para una meditación. Puede compararse con Job 5,8s; 17,15.19.23; 26,6.10.14.17.22-23.
La
situación puede ser real o ficticia. Se puede hipotizar una plegaria estilizada
en forma de apelación. Esta suposición explica mejor la libertad del
desarrollo. Una vez que el orante da curso libre a la meditación, se siente
avasallado por la grandeza de su juez, y acepta sugerencias del mundo
sapiencial, sin desdeñar oportunas sugerencias proféticas.
Composición
y estilo. Una
inclusión con tres palabras define la unidad del poema. Invirtiendo los versos
13 y 14, la primera parte discurre en tres ondas: presencia y conocimiento de
Dios (1-5), su saber me sobrepasa (6); inútil huir o esconderse de Dios (7-12),
sus obras son prodigiosas (14); desde la concepción me conoces (13-16), sus
designios me sobrepasan (17-18).
El
estilo se distingue por la abundancia de merismos y expresiones polares, o sea,
de totalidades articuladas por un par de miembros o representadas por sus dos
extremos. Otro aspecto es la concreción imaginativa, que salva al salmo de caer
en una reflexión áridamente intelectual. La imagen solar, propuesta por
algunos, no concuerda con datos importantes del salmo. Es notable la variedad
expresiva de formas sintácticas. El texto hebreo presenta serias dificultades.
139,1
"Sondeas": véanse Jr 17,10; Sal 44,22; Job 28,27.
139,2
Compárense las polaridades con las de Dt 6,7; Is 37,28s.
139,4
Podemos aducir como comentario o como eco tardío Eclo 43,18-20.
139,5
"Estrechas" denota la cercanía inmediata. "La palma sobre
mí" me da la sensación de inmediatez protectora y dominadora: cfr. Ez 1,3;
3,15; compárese con la experiencia de Moisés, Ex 33,22s.
139,6
Sobre lo incomprensible de Dios véase Prov 30,3s; Eclo 24,28.
139,7-12
Las polaridades de esta segunda sección son: aurora / poniente, oscuridad / luz,
noche / día. Dios está imaginado en un lugar central, definido por su "aliento"
y su "rostro", mientras sus dos manos abarcan simultáneamente los dos
extremos del horizonte.
139,7
El "aliento" esta imaginado en su emisión vital, no como el de Gn 1: cfr.
Sal 63,9. El "rostro" sugiere la manifestación inmediata, la
presencia próxima: cfr. Sal 51,12. "Huida" como la de Jonás.
139,8
Cielo y abismo son dos lugares extremos, en los que se halla la pura presencia
invariable de Dios: Am 9,2s. Imagina el seol como inmenso dormitorio donde el
hombre tiende su lecho: Job 17,13; 21,26. La presencia del Señor en el seol
contradice las creencias de Mesopotamia y algunas concepciones bíblicas que declaran
a Yhwh extraño al mundo de los muertos: véase Eclo 16,18s.
139,9
La palabra hebrea significa alas, ruedo de un manto, haldas de un vestido; el ruedo
es más apto para imaginar la aurora. "El mar", se entiende el
Mediterráneo.
139,11-12
"Sorba": tomando shup como variante de sha'ap . Describe
la sensación de verse absorbido por la oscuridad que avanza, envuelto en la
oscuridad que suplanta a la luz: véanse Eclo 23,18s; Job 31,21. La mirada de Dios
trasciende la distinción humana y cósmica de luz y tinieblas.
139, 14ab
(Adelanto la explicación de este difícil verso). La interpretación varía según se
lea primera (texto masorético) o segunda persona, según se reduzca al verbo plh
o a pl Alternativas: de modo portentoso he sido distinguido; con tus
portentos te has distinguido; soy / eres prodigioso. Hace sentido como conclusión
de la segunda sección.
139,13.14c.15.16
Ordeno los versos guiado por el paralelismo. Distingo dos unidades: el organismo
y el destino. Del organismo menciona riñones, aliento y huesos; el
destino es el curso de los días, conocido o fijado desde el comienzo.
139,13 "Riñones":
sede de pasiones, con frecuencia unidos a corazón.
139,14c
Forma buen paralelismo con la primera frase de 15: "aliento / huesos",
"conoces perfectamente / no se te oculta".
139,15 "En
lo profundo de la tierra": supone la ecuación seno materno = madre tierra:
compárese con Job 1,21; Eclo 40,1.
139,16
Es muy discutido el significado de la palabra que he traducido "embrión",
siguiendo una tradición autorizada. A la difícil frase final, "y no uno en
ellos", le saco sentido contando con una cópula implícita.
139,17 -18
Tercera exclamación de estupor y asombro. De las acciones y el conocimiento, el
orante se remonta a los pensamientos y a la persona. De los pensamientos pondera
su valor, su número, su eficacia. Los reparte en capítulos, y resultan macizos;
los cuenta uno por uno, y salen más que granos de arena; los desmenuza -leyendo
qss-, y se encuentra con Dios mismo. A la letra, "y todavía yo
contigo". Léase como comentario o resonancia Eclo 18,4-7; 43,27.
Aquí
podría terminar el salmo. Para explicar la continuación recurrimos a Job 11,7-15:
texto que de la grandeza y conocimiento de Dios pasa a su función como juez de
malvados y del honrado que se disocia de la maldad.
139,19
He dado a 'm valor optativo; los que lo toman como condicional traducen: "Si
vas a dar muerte a los malvados, que se aparten de mí los sanguinarios": compárese
con Sal 26,2.4.5.9.
139,20
Hay quien lee "se rebelan con malicia". "Por ti": corrigiendo
la palabra final, que no hace sentido en hebreo.
139,21-22
Equivale a un juramento de inocencia: los enemigos del Señor son mis enemigos; amar
a los enemigos de Dios, entenderse con los malhechores sería complicidad: véase
el planteamiento personal del Sal 1.
139,23
Repitiendo verbos, retorna al comienzo, esta vez en forma de petición; sometiéndose
al escrutinio del juez que todo lo conoce.
139,24 "Ofensiva":
no pienso que se refiera a los ídolos. El "camino eterno": puede ser
el buen camino tradicional, según Jr 6,16; 18,15; o bien el camino duradero,
que no perece, como el de Sal 1,6.
Trasposición
cristiana.
Sobre
el Dios incomprensible: Rom 11,33; 1 Cor 2,10. Por la encarnación y redención, el
misterio de Dios se vuelve más claro, y más profundo. La liturgia ha aplicado la
polaridad sentarse / levantarse a la muerte y resurrección de Cristo.
Buenos días, Dios sea con ustedes.
ResponderEliminarHoy por la mañana estuve leyendo el capítulo de salmos 139 y me sentí confundida por el verso 21, ya que dice enfáticamente qué y odia y desprecia a ... Cuando he podido aprender que no debemos odiar bajo ninguna circunstancia, no es mi intención (Dios lo sabe bien), rebatir o buscar polémica, sino todo lo contrario, comprender y aprender porqué dice eso. Y buscando una respuesta, me he encontrado con su estudio y explicación, aunque para mí pobre conocimiento de las sagradas escrituras, me es casi imposible darle completo entendimiento a su estudio, me físico me disculpo por ello, pues debe ser mi ignorancia definitivamente lo que no me permite dar por concluido este mar de preguntas.
Gracias y espero con todo respeto que puedan ustedes orientarme.
Shalom.
Atentamente:
Ali Briseño
Estimada Ali: Quizás ayude el recordar que a Dios nadie le conoce aún cara a cara, directamente, inmediatamente, por lo tanto solo podemos atribuirle humanamente sentimientos hipotéticos. Recuerde que nunca mostró su rostro (ni a Abraham, ni a Moisés, ni a Elías, por lo que Isaías le llamó «Dios escondido». En el NT se considera si Jesús constituye o visibiliza el Rostro de Dios misericordioso. Así, quizás para el salmista si Dios tuviese enemigos (por ejemplo Satanás) no hubiera más remedio que rechazarlos y detestarlos y por nuestra propia salud o protección pedirle que los destruya. ¿Cómo pudiera el poder humano destruir un poder tangrande como alguno que osase medirse con Dios en combate? Le recuerdo, con todo respeto, cómo Jacob, no sabiendo con quién se medía, luchó con el ángel en su sueño y terminó de combatir cojeando porque no pudo dominar a su contendiente. Así pues, El salmista, en su fervor, solo quiere decir que a quienes o a aquello que sea o se declare enemigo de Dios, por miedo, ya que él propio salmista solo ama a Dios, supone, desde su perspectiva humana, que Dios deba destruirlos y por lo tanto que no los ame. Esto último pudiera equivaler a odiarlos. Obviamente, Dios no puede permanecer indiferente o neutral y menos amar a quienes deseen destruir su creación. En la experiencia humana, hay que defenderse y destruir a quienes desean destruirnos. La sabiduría jesuánica, en esto, es que hubiera que combatir (como Jesús debatió a menudo hasta vencerlos con los fariseos y los escribes que se le enfrentaron o intentaron «destruirlo» o desarmarlo o desacreditarlo para anular su evangelización) hasta vencerlos o desarmarlos o destruirlos a quienes deseen o intenten destruir la Creación (piense en el medio ambiente) o tentar y perder a personas (piense en el maltrato de los vulnerables e indefensos, o los pobres que nada pueden. Jesús no optó por la justificación de la defensa propia, es cierto, pero a los seres humanos nos es muy difícil dejarnos destruir o matar y luchamos con nuestros enemigos, tentaciones, peligros. Es desde esta perspectiva que posiblemente hablaba el poeta o salmista en su oración que no otra cosa deben ser los salmos que oración en clave de sabiduría. Ojalá que esto que le digo le ayude en algo. Dios si es el Dios de Jesús, ni odia ni destruye porque nada, nadie le puede poner en peligro o personalmente amenazarle porque su misericordia sobrepasa toda medida: Salmo 118/117, 1-2; 138/137, 6-8. Un saludo cordial.
ResponderEliminar