domingo, 18 de marzo de 2012

SALMO 79 (78)

(Sal 44; 74; 102)

1¡Oh Dios!, los paganos han invadido tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
2Echaron los cadáveres de tus siervos
en pasto a las aves del cielo
la carne de tus leales a las fieras de la tierra.
3Derramaron su sangre como agua
en tomo a Jerusalén,
y nadie la enterraba.
4Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
burla y baldón de los que nos rodean.

5¿Hasta cuándo, Señor, enojado?
¿siempre ardiendo como fuego tus celos?
6Derrama tu furor sobre los paganos
que no te reconocen,
sobre los reinos que no invocan tu nombre.
7Porque han devorado a Jacob,
han asolado su dehesa.
8No nos imputes los delitos de los antepasados.
Que tu compasión se apresure a alcanzamos,
pues estamos agotados.
9Socórrenos, Dios Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre.
Líbranos y expía nuestros pecados,
en atención a tu nombre.

10¿Por qué han de decir los paganos:
Dónde está su Dios?
Que a nuestra vista se muestre a los paganos
la venganza de la sangre de tus siervos
derramada.
11Llegue a tu presencia el lamento del cautivo,
con tu brazo poderoso
salva a los condenados a muerte.
12A nuestros vecinos págales siete veces
la afrenta con que te afrentaron, Señor.
13y nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
contaremos tus glorias
generación tras generación.

79 Súplica en una calamidad nacional con los elementos clásicos: describen la desgracia, confiesan la culpa, denuncian la maldad del enemigo y piden su castigo, apelan al nombre y honor del Señor, prometen la acción de gracias. Forma grupo homogéneo con los salmos 44,74 Y 102, de los cuales se distingue por la confesión explícita del pecado. La calamidad es la catástrofe del año 587/586, que incluyó: profanación del templo, destrucción de la capital, matanza, deportación en masa. Son rasgos que leemos en las Lamentaciones. La comunidad orante se identifica como "tus siervos, tus leales, tu rebaño" y se presenta como víctima. El enemigo, Babilonia y aliados, está englobado en el genérico "pueblos o paganos" y en el específico "vecinos". Las preguntas retóricas de los versos 5 y 10 ayudan a dividir el salmo en tres partes, poco definidas por el tema. En este salmo se inspiran las elegías de 1 Mac 1,37-40; 2,10-13; los versos 2-3 se citan parcialmente en 7,17.

Dos problemas particulares nos propone el salmo: la discriminación y la venganza de Lamec. La comunidad reconoce el pecado: propio y de los antepasados (8s); para sí pide piedad y perdón. Denuncia los delitos del enemigo, para el cual pide castigo (6.10). No solo el castigo proporcionado, sino el séptuplo (12).
a) A lo primero responde el texto que los judíos no son reos de delitos tan atroces y que además ya han pagado por ellos. Más que discriminación es un argumento a fortiori: si a nosotros, tus siervos, nos has castigado tan gravemente, cuánto más les tocará a los enemigos nuestros y tuyos. Véase el razonamiento de Jr 25,29; Miq 7,8-20; Lam 4,21 s. Más aún, el extranjero ejecutor del castigo se ha propasado.

b) La pena del talión es legal y tradicional. En el salmo la expresan las correspondencias: "derramaron la sangre / venganza de la sangre derramada" (3.10), "fuimos la afrenta / págales la afrenta" (4.12). Desborda la proporción la venganza de Lamec. Es que el enemigo no sólo ha afrentado a los judíos, sino que ha afrentado a Dios mismo; lo cual invalida la proporción. La blasfemia tiene en Israel pena de muerte: Lv 24,10-16; según Lv 26,21.28, por no escarmentar, el castigo se multiplica por siete. Por lo demás, la expresión tiene algo de hipérbole: Prov 6,31.

79,1 La invocación inicial sitúa la descripción y todo el salmo. "Heredad" del Señor es el territorio (Ex 15,17) Y la capital (Sal 47,3). Invadirlo va contra un precepto (Lam 1,10). "Profanar el santuario" es delito denunciado en la ley y los profetas: Lv 15,31; Nm 19,13; Jr 7,30.
79,2. Motivo literario tópico: 1 Sm 17,46; 2 Sm 21,10; 2 Re 9,35-37.

79,3 "Derramar sangre" es fórmula técnica de homicidio. La sangre hay que enterrarla o taparla para que no clame al cielo: Gn 4,10; Job 16,18.
79,5-9 Estos siete versos, con su distribución proporcionada, nos hacen sentir el problema de la discriminación. La comunidad se siente bajo la ira de Dios prolongada; y no pide que cese la ira, sino que cambie de destinatario. 79,6-7 Los paganos se definen por "no reconocer al Señor" ni "invocar su nombre",
de donde se sigue el imperialismo "devorador": cfr. Sal 14. Léase la respuesta del faraón en Ex 5,2. La "dehesa" es el territorio o la capital: Ex 15,13; Is 33,20; Jr 25,30 etc.


79,8-9 Confesándose culpables, apelan a la compasión de Dios y al honor de su nombre. Los pecados de los antepasados se han acumulado bajo los pecados recientes (Is 65,7), "nuestros": los antiguos que Dios los olvide, los recientes que los "expíe". Estos tres versos son una confesión penitenclal resumida: puede verse ampliada en Esd 9; Neh 9-10; Dn 3 y 9; Bar 1,15-3,8.
79,8 "No imputes" o no recuerdes: con valor judicial: Is 43,25; Jr 31,34.

79,9 Sobre "expiar", además de los textos litúrgicos de Lv y Nm, pueden consultarse Is 6,7; 22,14; 27,9.
79,10a Con una pregunta retórica se abre la tercera sección. El prestigio del Dios de los judíos es menoscabado por los comentarios malignos de los extranjeros que,
al ver la impotencia de la divinidad de Jerusalén, lanzan la clásica pregunta sarcástica: "dónde está tu Dios": JI 2,17; Miq 7,10; Sal 42,4.11; 115,2.


79,10b La "venganza de la sangre" es acto legítimo de justicia vindicativa, tanto que existe la función del vengador de la sangre: Nm 35,9-34.
79,11 Los cautivos se consideran "condenados a muerte" (1 Sm 20,31; 26,16) o formalmente o por el trato que reciben. A no ser que se refiera a un grupo entre los cautivos.

79,12 Los "vecinos" son reinos limítrofes que se han aprovechado de la derrota yhumillación de los judíos: como los idumeos de Abd 11-14; Sal 137; Lam 4,21.
79,13 El título "ovejas de tu rebaño" se lee en dos textos clásicos de pastores: Jr 23,1 Y Ez 34,31.

Trasposición cristiana.

El Apocalipsis recoge dos temas del salmo: los cadáveres sin enterrar y la venganza de los asesinados: Ap 11,7; 6,9. Piensa en un juicio final o definitivo, con oposiciones netas, sin intermedios. La Iglesia perseguida recita el salmo confesando sus pecados y pidiendo la justicia necesaria para liberar a las víctimas inocentes.

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