domingo, 18 de marzo de 2012

SALMO 75 (74)

2Te damos gracias, oh Dios, te damos gracias,
invocando tu nombre, contando sus maravillas. 

3-«Cuando elija la ocasión,
yo juzgaré rectamente.
4Aunque tiemble la tierra con sus habitantes,
yo he afianzado sus columnas.
5Digo a los jactanciosos: No os jactéis,
a los malvados: No alcéis los cuernos.
6No alcéis los cuernos contra la Altura,
no digáis insolencias contra la Roca». 

7-No es el Oriente ni el Occidente,
no es el Desierto ni la Montaña;
8Dios es quien gobierna:
a uno humilla, a otro ensalza.
9EI Señor tiene una copa en la mano,
un vaso lleno de vino drogado:
se lo hace beber hasta las heces
a todos los malvados de la tierra.  

10Yo siempre proclamaré su grandeza
y tañeré para el Dios de Jacob. 
11-«Arrancaré los cuernos a los malvados,
se alzarán los cuernos del honrado».

 75 Himno a Dios como juez de los destinos humanos. Encaja muy bien como respuesta al anterior: pedían que juzgara, ahora juzga; preguntaban hasta cuándo, responde cuando elija la ocasión; había batalla cósmica, aquí sólo estabilidad; se repetía el Tú, se repite el Yo. La composición desconcierta a primera vista por el cambio de persona en el verso final. Creo que se salva fácilmente imaginando una ejecución a varias voces. Introducción pronunciada en plural por la asamblea ((2), habla Dios (3-6), lo comenta la asamblea (7-9), nueva introducción pronunciada en singular por un liturgo (10), habla y concluye Dios (11). 

Tres imágenes rigen el poema: juicio, copa y cuerno. El juicio es explícito; en la condena está implícito el delito de rebelión; al final se anuncia la ejecución. Parte del juicio es la copa: no letal, sino de vértigo y turbación antes de la ejecución: Jr 25,15-29; Ez 23,31-34. Para apreciar la imagen del "cuerno" hacemos primero una visita a una plaza de toros, cuando el toro sale del toril al coso, y otra visita a una dehesa de toros de lidia. Después haremos un repaso histórico para recordar lo que significaba el toro y los cuernos en aquellas culturas, Mesopotamia y Canaán. 

El toro puede ser título o representación de la divinidad, título de jefes. Está presente en el AT: Gn 49,6; Ex 15,15; Dt 33,17; 1 Re 22,11; Is 34,7; Zac 2,4; en el salterio: 18,3; 89,18; 92,11; 112,9; 132,17; 148,14; así pasa a la apocalíptica, Dn y Ap. Lo peculiar del salmo es centrarse en la imagen, que evoca fuerza brava y fecundidad.
75,3 Dios es señor del tiempo y tiene derecho a fijar plazos y momentos: véanse Is 5,18; Ez 12,21-28. Su juicio es recto, como corresponde al juez supremo: Sab 12,15-16.
75,4 Hay una armonía profunda entre la estabilidad cósmica y el reino de la justicia entre los hombres: Sal 11,3; 82,5.

75,5-6 Tiene valor de reprensión y aviso. Muge el toro alzando los cuernos: mugido son las palabras jactanciosas, lo alto es el cielo, es Dios.
75,7 Son los cuatro puntos cardinales, la totalidad universal. El tono es categórico.

75,8 "Humilla y ensalza" según justicia. Con más detalle lo dicen 1 Sm 2,1-10 Y Eclo 10,14-17.
75,9 ''Todos los malvados": la escena, como Jr 25,15-29, imagina un juicio universal o escatológico: JI 4,9-17. Puede ser recurso poético para unificar juicios históricos, cada uno en un día del Señor.

75,10 "Dios de Jacob" es título que engloba todas las tribus. "La grandeza": con leve corrección.
75,11 Voz de Dios que anuncia la ejecución en sus dos vertientes correlativas.

Trasposición cristiana.
 La clave está en la representación de Dios y de Jesucristo como juez. Dios: Heb 12,23; Rom 3,6; 1 Pe 1,17; Ap 6,10. Jesucristo: Hch 10,42; 17,31; Rom 2,16. El salmo se puede meditar en el tiempo de la Iglesia y en la consumación final.

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