domingo, 15 de enero de 2012

SALMO 65 (64)

2Oh Dios, tú mereces un himno en Sión
y a ti se te cumplen los votos
3porque escuchas las súplicas.

A ti acude todo mortal
4a causa de sus culpas:
nuestros delitos nos abruman,
tú los perdonas.

5Dichoso el que tú eliges y acercas
para que viva en tus atrios.

Que nos saciemos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo.


6Con portentos de justicia nos respondes,
Dios Salvador nuestro;
tú, esperanza del confín de la tierra
y del océano remoto.

7Tú, que afianzas los montes con tu fuerza,
ceñido de poder.

8Tú, que reprimes el estruendo del mar,
el estruendo de las olas

y el tumulto de los pueblos.
9Los habitantes del extremo del orbe
se sobrecogen ante tus signos,

y a las puertas de la aurora y del ocaso
las llenas de júbilo.


10 Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida.
a acequia de Dios va llena de agua.
Preparas sus trigales.
11 Así la preparas: riegas los surcos,
igualas los terrones,

tu llovizna los deja esponjosos;
bendices sus brotes.
12Coronas el año con tus bienes

y tus carriles rezuman abundancia;
13rezuman los pastos del páramo

y las colinas se orlan de alegría;
14las praderas se cubren de rebaños

y los valles se visten de mieses
que aclaman y cantan.


EXPLICACIÓN.

65 Este salmo pertenece al género himno, en el cual se destaca por su fuerte personalidad. Guiado por el triple comienzo con 'elohim y por el tema, divido el poema en tres secciones: atracción de Sión (2-5), Señor del cosmos y de la historia (6-9), Dios es el labrador (10 = 14). El estilo se va adaptando al tema, por la maestría del autor. Es decir: Sión es centro de culto al que convergen hombres de muchas partes y por diversos motivos. En Sión contemplan y cantan la soberanía universal de su Dios. Luego el horizonte se estrecha a la tierra, en la cual Dios desempeña el papel de un solícito padre de familia.

Entre las secciones discurren varias relaciones de las que podemos destacar: el "poder" del pecado que abruma y el "poder" de Dios creador (4.7); lo "próximo y lo lejano"
(5.6); Entre la segunda y tercera sección: "tierra" cósmica y "tierra" de cultivo, mar y acequia, montes cósmicos y colinas fértiles, fragor del océano y canto de la vegetación.
Entre la primera y la tercera: los "bienes" del templo y los de la cosecha, de la cual se abastece el templo.

65,2-5 El templo atrae como lugar privilegiado de la alabanza; también de cumplir los votos, porque Dios escucha y otorga. Más extraña es la tercera pieza, porque el peca
do, que separa, (Is 59,2) actúa como agente de acceso al templo. Hace falta sentir su peso insoportable y acudir a descargarlo ante el Dios del perdón. Hay un grupo que Dios
"acerca", privilegiado y representativo: en su acercamiento máximo, como huéspedes y comensales de Dios, encabezan un acercamiento de radio más largo.

65,2 La lectura que proponen algunos "para ti silencio es alabanza" es bella, pero poco bíblica.

 65,3 "Todo mortal": todo hombre, cualquier clase de hombre connotando su debilidad.

65,6-9 Llegados al centro encumbrado, tendemos la mirada en torno y abarcamos inmensos horizontes. El poeta no alinea naturaleza e historia en sucesión obediente, sino que los mezcla a sabiendas, fundiendo en la contemplación dos mundos que un mismo Dios controla.

65,6 Dios escucha las reclamaciones de un pueblo esclavo y oprimido y le contesta con "portentos" que hacen resplandecer la "justicia". Con ese Dios liberador pueden
contar todos los oprimidos.

65,7 Como un albañil se ciñe para el trabajo, toma en las manos ladrillos y los va colocando, así Dios, constructor gigantesco del orbe, se ajusta el ceñidor de su potencia, toma en las manos montañas enteras y las coloca aplomadas y resistentes en sus puestos.

65,8 El océano concentra las fuerzas rebeldes y levantiscas a la soberanía de Dios: en lo cósmico el océano con su oleaje, en lo histórico imperios con sus ejércitos. Dios tiene a raya a todos.

65,9 Temor y júbilo son los dos polos de la experiencia numinosa. Las "puertas de la65,10-14 Cambio repentino de escena, de argumento de procedimientos estilísticos.
En vez de visiones gigantescas, que abarcaban inmensidades en un verso, el poeta acerca la mirada para sorprender lo menudo, para desmenuzar un proceso en sus acciones. El Dios que deposita a plomo montañas, se abaja a allanar terrones; el que reprime océanos, se apresta a regar y esponjar un campo.
Las acciones de Dios forman un paradigma de siete verbos finitos más dos infinitivos con función adverbial. Al cual responden, con siete verbos, cinco zonas de la tierra. "Las colinas se orlan de alegría", que es el verdor de viñedos y frutales; los prados se revisten de rebaños, que ilustran en blanco el verdor de la hierba; los valles se ponen un manto de mieses. Al "coronarse" el año, vestidos todos de fiesta, con sus trajes polícromos, entonan un canto de júbilo.

 65,10 La "acequia de Dios" es la lluvia, que conduce el agua a cada punto del terreno.

 65,12 "Coronar" es completar felizmente una etapa, una tarea.

65,13 El "páramo" no apto para el grano, pero bueno para pasto del ganado.

 65,14 Las ovejas "visten" los prados antes de vestir a los hombres.

Trasposición cristiana.

Leamos el salmo sobre el fondo de nuestra liturgia eucarística. Una parte penitencia, con perdón de los pecados; alabanza cósmica e histórica concentrada en el prefacio; preces de los fieles que Dios escucha. Pan de mieses y vino de viñedos. La liturgia corona el ciclo semanal y anticipa el banquete celeste.

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