martes, 3 de enero de 2012

SALMO 55 (54).

2Escucha, oh Dios, mi oración,
no te cierres a mi súplica,
3hazme caso y respóndeme

Me agito en mi ansiedad,
4me turba la voz del enemigo,
la presión del malvado.

Descargan sobre mí calamidades
y me atacan con furia.

5Se me retuerce por dentro el corazón,
pavores mortales se desploman sobre mí;
6 me invaden temor y terror,

me cubre el espanto.
7Pienso: ¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!

8Entonces huiría muy lejos,
me hospedaría en el desierto;
9 aprisa me pondría a salvo
de la tormenta y el huracán.
10iConfunde, Señor,
divide sus lenguas!

Pues veo en la ciudad violencia y discordia:
11día y noche hacen la ronda de las murallas,
en su recinto crimen e injusticia,

12 en su interior desgracias;
no se apartan de sus calles
crueldad y engaño.
13Si me injuriase mi enemigo,
lo aguantaría;

si se alzase contra mí mi adversario,
me escondería de él;

14pero eres tú, mi camarada,
mi amigo y confidente,
15a quien me unía dulce intimidad;
entre el bullicio paseábamos

en la casa de Dios.
16iQue los sorprenda la muerte,
que bajen vivos al Abismo,

pues habitan maldades entre ellos!
17Yo invoco a Dios y el Señor me salva.
18Por la tarde, por la mañana, al mediodía
me acongojo y gimo

para que escuche mi voz:
19«Líbrame con la paz de la agresión,
que son muchos contra mí».
20Que Dios me oiga y los humille
el que reina desde siempre;
pues no quieren enmendarse

ni respetan a Dios.
21Levantan la mano contra su aliado
violando los pactos.

22Más suave que manteca es su boca,
pero buscan pelea;

más blandas que aceite sus palabras,
pero son puñales.

23-Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;

nunca permitirá que el justo caiga.
24- Tú, oh Dios, los harás bajar
a la fosa profunda.
Sanguinarios y traidores no cumplirán
ni la mitad de sus años.

Pero yo confío en ti.


EXPLICACIÓN.

Tras un salmo convencional viene éste, vigoroso, de poderosa individualidad. El proceso de la súplica no es lineal, pero es convincente. Comienza el orante mirando en su interior, cuando lo interrumpen voces externas; retorna a su interior, atenazado por pavor mortal (2-6). Busca una escapatoria mental, como una fuga aérea (7-10a). De vuelta esparce la vista por la situación trágica de la ciudad (10b-12), y después la concentra en la figura de un viejo amigo que ahora lo traiciona (13-15). Todo ello lo hace prorrumpir en una petición violenta contra ellos (16); se siente escuchado y en paz, tras la derrota de los enemigos (17 -20a); con todo, mira de nuevo a los traidores (20b-22). De repente se oye una tercera voz invitando a la confianza (23), a la cual responde el orante con una mirada al destino de los malvados y una escueta profesión de confianza.
El movimiento tiene algo de vaivén, de entrar y salir, de recogerse y asomarse, de expansión y concentración.
Lo más interesante del poema es la transformación lírica de los materiales, internos y externos. El poeta deja inflamarse el sentimiento, pero conserva la distancia para convertir su experiencia en palabra poética. El punto de partida es una situación social y política que lo empuja a refugiarse en su interior; pero resulta que a la perturbación exterior responde la turbación interior. Se refugia dentro de sí para sentir y observarse sintiendo, cuando irrumpen gritos y tiene que abrir los ojos para mirar. Nos comunica el sueño de su fantasía, que transfigura el desierto inhabitable en morada propicia, porque la ciudad ya no es acogedora. La fuga hacia fuera es en realidad fuga hacia dentro en la fantasía. La situación social no está descrita objetivamente, sino transformada en un pulular de personificaciones. Las imágenes brotan sin esfuerzo aparente, breves o dilatadas: paloma, tormenta, manteca y aceite. El estilo es elíptico y difícil, y el texto parece no estar bien conservado.

55,2-3a El comienzo define el género: "súplica", petición de gracia. "No te cierres" es fórmula expresiva.

55,3b-4 El enfoque es el yo observado: sea que explore la causa de su turbación, sea que se sienta blanco del ataque. "Presión": significado dudoso; el verbo significa probablemente chillar, chirriar o apretujar, aplastar. "Descargan": forma rara; remueven como un bloque o un objeto voluminoso.

55,5-6 El orante opera primero un desdoblamiento, fundiendo sentimiento con sensación; observa sin poder controlar. Después los sentimientos se alzan como avalancha que "se precipita", lo "invade", lo "cubre".

55,7-8 El miedo incita a la fuga o paraliza. Aquí asistimos a una síntesis peculiar de inacción física y fuga imaginaria. El miedo esta vez moviliza la imaginación. Encerrado en una ciudad presidiada, la única escapatoria es por el aire. El vuelo de la fantasía es coherente; la paloma vuela, busca morada, revuela alejándose, se posa: véase Sal 11,1. Tensión de urbe y desierto, acogimiento y desolación, cuyos valores se invierten.

55,9-10a El hebreo vocaliza como imperativos, con recuerdo de la confusión de Babel. Si vocalizamos como sustantivos, el resultado es: "aprisa me pondría a salvo de la tormenta, del huracán que devora, Señor, del torrente de sus lenguas". En la zona del aire la paloma se siente perseguida por el huracán que traga todo en su torbellino; y cuando iba a posarse, se ve amenazada por una riada.

55,10b-12 Nos asomamos con el poeta a observar la ciudad anónima. Si suponemos que es Jerusalén, se agrava la oposición de la discordia en la Ciudad de Paz. El recurso poético consiste en personificar siete calamidades y repartirlas por la ciudad como una fuerza hostil de ocupación. En las "murallas", signo de protección ciudadana, "hacen la ronda", garantía de seguridad, día y noche, Violencia y Discordia. Por el "interior" circulan, o se han adueñado de él Crimen, Injusticia y Calamidad; de "calles y plazas" no se apartan Crueldad y Engaño.

55,13-15 En este ámbito amenazador es particularmente dolorosa la traición del amigo íntimo. El sentimiento se encarece por contrastes y por el inesperado interpelar al traidor en segunda persona: "pero tú". La traición del amigo saquea nuestra intimidad, hiere lo más valioso, el amor. "Camarada": en hebreo "tasado como yo", de mi mismo rango. El recinto sagrado, con su bullicio humano pacífico, intensifica el contraste con la ciudad entregada a la violencia y el crimen.

55,16. Todo lo anterior, acumulado, provoca una erupción violenta, una imprecación contra los causantes. La ejecución se confía a dos poderes aliados o equivalentes: Muerte y Abismo. La Muerte se ha de echar sobre ellos furtivamente, con una estratagema que engaña; las potencias infernales rajan la corteza para arrebatar una presa viva. Se justifica, porque ellos son morada permanente de la maldad.

55,17-19 El orante tematiza su actividad suplicante. Es original la división ternaria del tiempo.

55,19 Verso de sentido ambiguo. "Con la paz"; como adverbio que califica la acción de Dios, o como experiencia del orante. En ambos casos, introduce un contraste intenso.

55,20-22 La intervención de Dios permite al poeta una nueva descripción del enemigo: son contumaces, incapaces de "enmienda". Dios "reina", está entronizado; "desde siempre", porque su reinado no es dinastía de reyes que se suceden, ni es usurpación de una divinidad contra otra; porque trasciende las edades. Dos comparaciones completan la figura de los malvados: boca untuosa y palabras blandas y escurridizas complementan la violencia precedente, y no son menos violen-
tas en su suavidad.

55,23 De repente se escucha una voz que interrumpe el discurso. Voz litúrgica, de un funcionario del templo pronunciando un oráculo. O voz interna, de Dios, que se hace escuchar sin trabas.

55,24 A la invitación responde el orante recapitulando. "Los harás bajar" responde al v. 16; "fosa profunda" al Abismo, "la mitad de los años" a "vivos", "sanguinarios y traidores" resume rasgos, "yo confío" es eco de 17-19. La última sentencia triunfa por su brevedad categórica c1ausurando un salmo agitado.

Trasposición cristiana.

Pronunciado el salmo por Cristo en la pasión, emergen algunas correspondencias: la alianza de poderes en la ciudad (Hch 4,27), la traición de Judas (Mt 26,23; Jn 13,26s), la angustia en Getsemaní (Mc 14,33; Jn 13,21). En las huellas del Maestro pronuncia el salmo el cristiano perseguido.

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