2Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo:
mi garganta tiene sed de ti,
mi garganta tiene sed de ti,
mi carne desfallece por ti,
en un páramo reseco, sin agua.
en un páramo reseco, sin agua.
3Así te contemplé en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria.
viendo tu fuerza y tu gloria.
4Pues vale más tu lealtad que la vida,
te elogiarán mis labios;
te elogiarán mis labios;
5Así te bendeciré mientras viva,
alzando las manos en tu nombre.
6Como de enjundia y de manteca
alzando las manos en tu nombre.
6Como de enjundia y de manteca
se saciará mi garganta,
y con labios jubilosos
te alabará mi boca.
7Si en el lecho me acuerdo de ti,
velando medito en ti:
velando medito en ti:
8que fuiste mi auxilio
y exulto a la sombra de tus alas.
9Mi aliento se pega a ti
9Mi aliento se pega a ti
y tu diestra me sostiene.
10Los que buscan mi perdición
entrarán en lo profundo de la tierra,
11serán entregados a la espada
entrarán en lo profundo de la tierra,
11serán entregados a la espada
y echados como pasto a las raposas.
12Pero el rey celebrará a Dios,
12Pero el rey celebrará a Dios,
se gloriarán los que juran por él,
cuando tapen la boca a los mentirosos.
cuando tapen la boca a los mentirosos.
Pero el lugar es el templo donde el orante vive la intimidad con Dios.
No conviene llamar a esa intimidad "espiritual", por la densidad corpórea de la plegaria; una corporeidad que es toda real y simbólica. Madrugar, tener sed y desfallecer,
saciarse, estar a la sombra de, estar en el lecho, contemplar, hablar con la boca, levantar las manos, pegarse a uno, sentir el contacto de una mano. Ver, gustar, tocar, aclamar: es curiosa la ausencia de escuchar.
saciarse, estar a la sombra de, estar en el lecho, contemplar, hablar con la boca, levantar las manos, pegarse a uno, sentir el contacto de una mano. Ver, gustar, tocar, aclamar: es curiosa la ausencia de escuchar.
Los sentidos funcionan en sentido propio, pero trascendiendo simbólicamente lo puramente sensible. Los ojos ven el templo, y en él contemplan la gloria de Dios; la garganta tiene sed ... de Dios; la carne desfallece ... por Dios; toca una diestra ... la de Dios; se pega tras él en cercanía inmediata. Toda la persona está comprometida en la experiencia espiritual. Podemos hablar de un precursor de la "aplicación de sentidos".
El poema se desarrolla en tres tiempos: mañana, día y noche. Muy de mañana se despierta en un páramo, con la garganta reseca, con sed de Dios. El día es tiempo de contemplación y del banquete. Por la noche, en el lecho, afloran los recuerdos: de ti, de Dios. Los tres últimos versos ¿son apéndice prescindible o son clave de comprensión? En el segundo caso tendríamos que pensar en el rey perseguido y en peligro, que habla en primera y en tercera persona; o bien en un sacerdote o privado, perseguido a muerte. Ambos buscan asilo en el templo y allí se les comunica la intimidad de Dios.
63,3 Sobre la contemplación de la gloria: Ex 24,11; 33,18.
63,4 La amistad de Dios vale más que la vida humana, da sentido a esa vida.
63,8 La "sombra de tus alas" equivale al refugio, al asilo: cfr. Sal 17,8; 36,8; 57,2 etc.
63,10 "Lo profundo de la tierra" suele designar la región de los muertos.
63,11 La "espada" como instrumento de ejecución capital. Siendo los zorros animales despreciables y ávidos, servirles de alimento es suprema ignominia.
Trasposición cristiana.
La corporeidad de experiencia y lenguaje del salmo adquiere nuevo realismo cuando el Hijo de Dios se hace hombre. Su "diestra" sostiene a Pedro, su aliento alcanza a Juan en la cena; come y bebe con sus discípulos (Hch 10,41); tuvo sed en Samaría (Jn 4) y en la cruz (Jn 19,28). En él glorificado podemos contemplar la gloria de Dios.
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