domingo, 7 de agosto de 2011

SALMO 50-51 (49-50)

(Éx 36,25-28)


1El Dios de dioses, el Señor habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
2Desde Sión, dechado de belleza,
Dios resplandece;
3 viene nuestro Dios y no callará.
Lo precede fuego voraz,
lo rodea tempestad violenta.
4Desde lo alto convoca cielo y tierra
para el pleito con su pueblo:
5«Congregadme a mis vasallos
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
6proclame el cielo su inocencia:
Dios en persona viene al juicio.
7Escucha, pueblo mío, que voy a hablar,
Israel, doy testimonio contra ti;
yo soy Dios, tu Dios.
8No te reprocho por tus sacrificios
pues a diario tengo presentes tus holocaustos.
9No me llevaré un novillo de tu casa
ni machos cabríos de tus rebaños,
10pues son míos todos los animales salvajes,
bestias a millares en mis montañas;
11conozco todas las aves del cielo,
tengo a mano las alimañas del campo.
12Si tuviera hambre, no te lo diría,
pues el orbe y cuanto encierra es mío.
I3¿Comeré yo carne de toros,
beberé sangre de machos cabríos?
14Sacrifica a Dios tu confesión;
después cumple tus votos al Altísimo;
15invócame en el peligro, te libraré
y tú me darás gloria.
16AI pecador le dice Dios:
¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes en la boca mi alianza,
17tú que detestas la corrección
y  te echas a la espalda mis mandatos?
18Cuando ves un ladrón, corres con él,
eres del partido de los adúlteros,
19sueltas la boca para el mal,
tu lengua urde engaños,
20te sientas a murmurar de tu hermano
infamas al hijo de tu madre.
21Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
22Atención, los que olvidáis a Dios,
no sea que os destroce sin remedio.
23EI que ofrece como sacrificio la confesión
me glorifica;
24al que enmienda su conducta lo haré gozar
de la salvación de Dios.

EXPLICACIÒN.

50-51 Tomamos estos dos salmos como dos actos de una liturgia penitencial. No quiero decir que hayan sido compuestos de esa manera; lo mínimo que puedo afirmar es que ahora están juntos y unificados. Lo delatan 23 palabras (o lexemas) comunes, y algunos sinónimos. Quien los juntó quiso acumular los enlaces. Bastantes se explican por la unidad de tema, pero no así la densidad. La principal discrepancia es el paso del plural al singular.

Una liturgia penitencial se endereza a la reconciliación en una acción casi sacramental: es decir, al representar realiza lo que representa. No es simple pantomima o representación teatral. Pues bien, el misterio del hombre o comunidad a quien Dios reconcilia consigo se representa en forma de un proceso judicial o jurídico. Lo podemos llamar juicio contradictorio o querella.

El patrón jurídico. Hay dos partes ligadas por algún compromiso. Una parte lo ha quebrantado. Entonces la otra parte, la inocente, convoca a la culpable a comparecer, acude se querella con ella aduciendo argumentos y pruebas, hasta que la parte culpable reconoce su culpa y pide perdón o una composición. La parte inocente puede acudir a un lugar público acompañada de sus testigos notariales. Al final, sin faltar a la justicia, podría exigir resarcimiento pleno, puede avenirse a una composición, puede perdonar sin exigir nada. El proceso se desarrolla entre dos partes; no hay un juez por encima de ellos que indague y sentencie. Un juez no puede en justicia absolver al culpable convicto, una parte ofendida sí puede. Y lo que busca es restablecer las buenas relaciones de modo responsable, a través del reconocimiento y la enmienda del ofensor. Para ilustrarlo léanse 1 Sm 24; 26 David y Saul; 1 Sm 12: Yhwh y el pueblo con Samuel como mediador. En nuestro caso las dos partes son la comunidad de Israel y el Señor; que no acude como juez, sino como parte ofendida. Las dos partes están ligadas por el compromiso sagrado de la alianza. Testigos notariales son cielo y tierra.

Actos del proceso. En rigor son tres: acusación, reconocimiento y petición de perdón, concesión de perdón. Este es el esquema que hace el caso, prescindiendo de variantes registradas en el AT. El salmo 50 es la acusación o querella, el 51 es la confesión y súplica de perdón. El tercer acto hay que buscarlo en otra parte.

Composición. Una introducción anuncia la llegada del Señor en majestad (1-3.6b) Se convocan los testigos (4.6a) y la otra parte (5). Sigue el discurso de Dios, que consta de exordio (7), cuerpo en dos partes (8-13.14-21) Y peroración (22-24). El salmo abunda en alusiones a la alianza del Sinaí: Ex 19-20; 24.

50,1. Nombre y título: véase Jos 22,22. "La tierra" entera como público universal de un pleito particular.

50,2 "Dechado de belleza" por el templo que la preside: Lam 2,15; Ez 24,21; cfr. Ex 24,10.

50,3 "No callará" (v. 7.21). Parece aludir al episodio del Sinaí, cuando el pueblo pedía a Moisés que Dios no hablase: Ex 20,19.22.

50,4 "Cielo y tierra": como en Dt 4,26; 32,1; Is 1,2. "Pleito": el contexto especifica el significado del genérico din.

50,5 "Vasallos" ligados por deber de lealtad en virtud del pacto: compárese con Dt 7,12; 1 Re 8,23. Por el rito, el pacto es sacrosanto.

50,6 "Inocencia" pronunciada por adelantado, como en 1 Sm 12; o bien su justicia y legitimidad en el proceso que comienza.

50,7 El exordio plantea la relación mutua de la alianza con la fórmula clásica: pueblo mío / Dios tuyo. "Testimonio": son las pruebas de la querella.

50,8-21 Es esencial comprender la relación entre las dos partes del discurso. El Señor no condena unos sacrificios frente a otros, ni el culto ritualista frente al auténtico, ni los sacrificios frente a un culto espiritual. Lo que realmente se opone es un culto sin justicia a un culto con justicia. El pueblo cumple exquisitamente todos los deberes cúlticos, en ese terreno no merece reproche. Pero vive en la injusticia, la cual vicia el culto. El salmo pertenece a una copiosa tradición: Is 1,10-20; 58; Jr 7,1-15; Am 5,18-26; Miq 6,6-9; Prov 21,2; Eclo 34,18-35,21.EI salmo apunta algo que explicita el Eclesiástico: quien permaneciendo en la injusticia ofrece sacrificios de expiación intenta una compensación inaceptable, un soborno de la justicia.

50,8-15 La primera parte se caracteriza por la argumentación progresiva y el tono apasionado.

50,8 "A diario": según fórmula cúltica de Ex 28-29; Lv 24; Nm 28-29.

50,9 El hombre ofrece animales domésticos, regulados por la legislación.

50,10-11 La cuaterna representa una totalidad: lo salvaje (selva), lo montaraz (monte), lo agreste (agro), las aves.

50,12-13 El autor de las adiciones griegas a Daniel se divertirá a costa de esa divinidades hambrientas y voraces que los hombres han de alimentar: Dn 14,1-22.

50,14a Frase clave. El término toda puede significar acción de gracias (de hwdh) o confesión del pecado (de htwdh). El contexto decide, y el contexto presente es unívoco. El mismo significado tiene en Jos 7,19; Esd 10,11 (véase el contexto). El verbo "sacrifica" sustituye al normal "da", como diciendo: ya que el hombre se empeña, que sacrifique ... su confesión.

50,14b-15 Después podrá cumplir un voto pendiente y reanudar el ritmo de súplica - liberación - alabanza.

50,16-21 El pueblo pecador, además de ser puntual en el culto, recita de memoria los mandamientos de la alianza, el decálogo; no para tenerlos presentes, sino para echárselos a la espalda (Eclo 21,15). Pero Dios no calla y se los pone delante (cfr. Sal 90,8).

50,16 Este "pecador" o injusto es el mismo personaje de antes, el irreprochable en el culto.

50,17 Desechar la corrección, verbal o física, es afianzarse en el delito, agravándolo con la contumacia: Prov 15,12; Eclo 32,18.

50,18-20. El recuento de pecados es concreto y selectivo; probablemente admitía cambios circunstanciales. Los delitos están tomados inmediata o mediatamente del decálogo: adulterio, robo, falso testimonio. Considera la vida familiar, la propiedad repartida, el poder corrosivo de la lengua en negocios y en la convivencia social: Eclo 28,17s.

50,21 Ocupa el lugar de las pruebas materiales, con una fórmula jurídica clásica, que Dios invoca porque lo conoce todo. Contrasta con el compromiso de Ex 19,8; 24,3.7. "Como tú": el hombre concibe a Dios a su imagen legítimamente, porque es imagen suya; necesariamente, porque sólo puede concebir al modo humano; viciosamente, cando empequeñece o deforma a Dios. Se fabrica mentalmente un Dios complaciente, cómplice.

50,22-23 La peroración ofrece dos salidas al pleito penitencial. La primera, buscada por Dios, es el arrepentimiento, conversión y enmienda. La otra es el rechazo y endurecimiento culpables: compárese con Is 1,19s. Dios ofrece al hombre la reconciliación; si el hombre la rechaza, puede perder la ocasión y provocar la catástrofe irremediable.

50,22 "Los que olvidan a Dios" son los que ofrecen a diario sacrificios, los que recitan de memoria el decálogo. Es que el Dios que se han fabricado no es el verdadero. El hombre será la "presa" que Dios no suelta: comparado con los versos 10-11 suena con ironía.

50,23 La respuesta positiva está en singular, como responsabilidad personal. Dos participios la definen: "sacrifica confesión" y "dispone el camino" o conducta. Lo primero recoge la conclusión de la primera parte (14), lo segundo completa el arrepentimiento con la enmienda.
A cambio de ello, Dios le promete hacerle gozar o disfrutar de la "salvación divina". Últimas palabras de un salmo áspero y liberador. Ahora le toca hablar al hombre.

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