martes, 28 de febrero de 2012

SALMO 69 (68)

2 ¡Sálvame, Dios,
que me llega el agua al cuello!
3Me hundo en un cieno profundo
y no puedo hacer pie;

me he adentrado en aguas hondas
y me arrastra la corriente.
4Estoy fatigado de gritar,

tengo ronca la garganta,
se me nublan los ojos
de tanto aguardar a Dios.
5Son más que los pelos de la cabeza
los que me odian sin razón,

son más fuertes que mis huesos
mis enemigos mendaces.
Lo que no he robado
¿lo tengo que devolver?

6Dios mío, tú conoces mi ignorancia,
no se te ocultan mis culpas.
7Que por mi causa no queden defraudados
los que esperan en ti, Señor de los Ejércitos;
que por mi causa no se avergüencen

los que te buscan, Dios de Israel.
8Pues por ti aguanté injurias,
la vergüenza cubrió mi rostro.
9Un extraño soy para mis hermanos,

un extranjero para los hijos de mi madre
10porque me devora el celo por tu templo

y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí,
11Cuando me aflijo con ayunos,

se burlan de mí;
12cuando me visto de sayal,
se ríen de mí;
I3sentados a la puerta cuchichean,
mientras beben vino me sacan coplas.


14Pero yo, mi súplica va a ti,
Señor, en el momento propicio.
Por tu gran lealtad respóndeme, Dios,
con tu fidelidad salvadora.

15 Arráncame del cieno, que no me hunda,
líbrame de los que me aborrecen

y de las aguas sin fondo.
16Que no me arrastre la corriente,
que no me trague el torbellino,
que no se cierre la poza sobre mí.
17Respóndeme, Señor, con tu lealtad insigne,

por tu gran compasión vuélvete hacia mí;
18no escondas el rostro a tu siervo,

que estoy en peligro: resp6ndeme pronto.
19Acércate a mí, rescátame,

líbrame de mis enemigos.
20Tú conoces mi afrenta,
mi vergüenza y deshonra,
a tu vista están los que me acosan.
21La afrenta me destroza el corazón

y desfallezco.
Espero compasión y no la hay,
consoladores, y no los encuentro.

22Me echaron veneno en la comida
y en mi sed me dieron vinagre.


23Que su mesa se vuelva una trampa
y sus banquetes un lazo.
24Que se apaguen sus ojos y no vean,
haz que su espalda flaquee.
25Descarga sobre ellos tu furor,

que los alcance el incendio de tu ira.
26Que sus tierras se vuelvan un desierto
y que nadie habite sus tiendas.
27Porque persiguen al que tú heriste

y cuentan las llagas del que tú has lacerado.
28Impútales delito a delito,

que no gocen de tu indulto.
29Sean borrados del registro de los vivos,
no sean inscritos con los honrados.

30Pero a mí, pobre y malherido,
tu salvaci6n, Dios, me encumbrará.
31Alabaré el nombre de Dios con cantos:
te engrandeceré con acci6n de gracias:
32le agradará a Dios más que un toro,

que un novillo con cuernos y pezuña partida.
33Miradlo, los humildes, y alegraos,

los que buscáis a Dios, cobrad ánimo.
34Que el Señor escucha a los pobres

y no desprecia a sus cautivos.
35Alábenlo el cielo y la tierra,

los mares y cuanto bulle en ellos.
36Que Dios salvará a Sión

y reconstruirá los poblados de Judá:
la habitarán y la poseerán,

37la estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella.


69 Cumple con todas las reglas de la súplica individual: lo define tplh , implora con los imperativos clásicos; ofrece como motivaciones la desgracia propia, la bondad de Dios, la crueldad del enemigo, el escándalo de los buenos; promete la alabanza propia y ajena y expresa su confianza en el futuro. Es fácil recordar en el salmo la figura de Jeremías por la coincidencia de situaciones, por parentesco de estilo y lenguaje. Pero los dos versos finales y algunas semejanzas con Lam 3, nos hacen pensar en un desterrado en Babilonia. Tanto Jeremías como el desterrado son recursos de lectura; el salmo desborda las situaciones particulares. Descuella por el sentimiento lírico, el acierto descriptivo, la transformación imaginativa.
El yo del poema siente intensamente y logra comunicarlo eficazmente: se cansa de aguardar, se indigna, toma a Dios por testigo, lo devora el celo, se le rompe el corazón, estalla en una invectiva, pide compasión como una limosna, siente el desvío de los suyos, el escándalo de los buenos, se siente apretado, dolorido, ultrajado… 

El sentimiento no estorba la descripción: la garganta "le quema", un número es "como los pelos de la cabeza", nos hace ver a los bebedores sacando coplas satíricas; pide ojos nublados y espaldas vacilantes; ve el torillo del sacrificio con cuernos que apuntan y pezuña dividida. El poema tiene una vertiente realista.
Toma el agua para una especie de macrometáfora: "las aguas entran ... yo entro en las aguas". El hombre fuera de su elemento, que es la tierra firme, se siente en un
elemento hostil que lo atrapa y devora. Excelente es la descripción del v. 16. Al final, la hora de la alabanza, convoca al mar, ya sometido, y a las criaturas que en el agua tienen su elemento (35).


La composición del salmo no es patente.

Fijándome en pronombres, invocaciones y otros factores subordinados, divido el texto así: 2-5.6-13 / 14-19.20-22 / 23-29 / 30-35 / 36-37. Es un modo algo artificial de ayudar a la lectura.

69,2-5 Después del grito inicial y clásico, aparece el orante aprisionado entre dos frentes, que equivale a uno: el agua, imagen de los enemigos. Hay que imaginarse la escena, ayudados quizá y en parte de Jr 38,6. Un par de términos del v. 3 se aplican a los egipcios en el Mar Rojo. La "corriente" la traducen algunos por remolino.

69,4 "Fatigado": como Baruc en Jr 45,3. Los "ojos nublados" muestran que el "aguardar" tiene algo de visual.

69,5a La multitud de los enemigos es tópica en el género. La comparación recuerda Sal 40,13. "Que los huesos": corrigiendo levemente el texto (haplografía).

69,5b Es un rasgo concreto, que puede ser proverbial y recuerda a Jr 15,20, también a Sal 35,11. Si se toma en sentido propio, significa que los enemigos, con amaños, fuerzan al inocente a pagar deudas no contraídas: véase Lv 5,23.6.

69,6 Frente a la "falsedad" del enemigo, el orante invoca a Dios como testigo de su conciencia ... confesando su culpa. O sea: de lo que me acusan soy inocente, que mis culpas verdaderas las conoce Dios. Jeremías toma a Dios por testigo de su inocencia: Jr 15,15; 17,16.

69,7 La suerte del orante va a repercutir en la comunidad de los fieles. El abandono del orante no será un hecho aislado, sino que provocará una ola de desilusión, de escándalo.

69,8 Cuanto sufre es por causa de Dios; por tanto, Dios está comprometido y no puede desentenderse: Jr 15,15.

69,9 Una consecuencia es el desvío de los parientes, tema que suena con intensidad personal en Jr 12,6 y Job 19,13-15.

69,10 Celo del hombre por la causa de Dios se encuentra en pocos casos: Fineés (Nm 25,11.13); Jehú (2 Re 10,16). Por el templo, es caso único y da pie a diversas
conjeturas. Que el orante es un sacerdote, que es un desterrado, que es uno que, a la vuelta del destierro, trabaja en la reconstrucción del templo; cfr. Jr 7.

69,11-13 Desarrollan por descripción el verso precedente. El amor del templo lo lleva a prácticas de luto por la casa de Dios: ¿destruida? Recuérdese que Ezequiel habla del templo casi en términos conyugales (Ez 24). Llevar luto por el templo lo consideran ridículo otras personas, que se burlan pública y ostentosamente, inventando y cantando copias satíricas; como las que lanzaban a Ezequiel (Ez 13). A los bebedores burlones que remedan deformándolas sus palabras se refiere Is 28. No creo que "sentados a la puerta" designe aquí a magistrados.

69,14-22 Forman el bloque dominado por la petición, con temas y lenguaje más convencionales, salvo algunos detalles.

69,14 Sirve de enlace y de contraste, por el enfático pronombre. El primer hemistiquio es llamativo por el estilo nominal sin verbos, como un grito a medio articular. Una traducción literal sonaría así: "pero yo, mi súplica a ti, Señor, ocasión favorable". En el segundo hemistiquio la última combinación es original.

69,15 Retorna la imagen del agua, con un lenguaje que recuerda a Jr 38,6s.9-11.13.

69,16 Es una terna descriptiva magistral. El primer miembro repite 3b, en el segundo resalta el verbo "tragar" y el tercero consuma el hecho. Una vez que el remolino ha abierto sus fauces para tragar al náufrago, las cierra sin piedad sobre la presa. Compárese con Lam 3,53-55.

69,18 Véanse Sal 102,3; 143,7.

69,19 "Rescátame": verbo frecuente en Isaías Segundo.

69,20 Suena como resumen de los versos10-13.
69,21 En Jr 23,9 leemos "se me rompe el corazón". El mismo verbo del salmo para "consolar" lo usa Jr 15,5; 16,5 Y Job 2,11.

69,22 Si no es hipérbole, se trata de intento de envenenar. Jeremías habla de agua envenenada en 8,14; 9,14; 23,15; menciona el veneno Lam 3,5.19.

69,23-29 La imprecación contra el enemigo es violenta: compárese con Jr 18,21 s. El planteamiento es judicial. La víctima inocente no se toma la venganza por su mano, sino que apela al juez competente. El alegato contiene la acusación o denuncia del delito (22.27), invoca la justicia vindicativa (23s.26), equivale a sentencia condenatori (25), se adelanta a pedir que no se conceda indulto (28b), pide la ejecución (29).

69,23 Para entender la imagen hay que recordar que la "mesa" era una piel curtida o paño fuerte tendido en el suelo, alrededor del cual los comensales se sientan o recuestan. De repente el mantel cede, porque esconde una trampa que atrapa por la mano o el pie al confiado comensal.

69,26 ''Tierra'': el vocablo escogido es raro en el AT: Gn 25,16; Nm 31,10; Ez 25,4; 1 Cr 6,39. Quedarse sin habitantes equivale a extinguirse la familia, a quedar vacío el hogar: Jr 2,15; 9,10 etc.

69,27 El delito concreto es ensañarse con el caído. Si la culpa de un hombre justifica el castigo de Dios, no justifica la persecución del prójimo, pues sería meterse en la jurisdicción divina.

69,27 El hebreo dice "cuentan": Dios lo hirió y ellos hacen recuento complacido de las heridas. Con leve corrección otros leen "añaden" heridas a las de Dios.

69,28 "Imputar": en vez del verbo natan, aquí usado, emplean paqad Jr 25,12; 36,31. El segundo hemistiquio es a la letra "que no entren en tu justicia": o sea, en el derecho que la parte inocente o la autoridad suprema tienen de perdonar un delito, eliminando la culpabilidad. Como se "incurre" en reato, así se "incurre" en el indulto.

69,29 Sobre ese "registro", Ex 32,32s; Is 4,3; Dn 12,1.

69,30 Con un enfático "pero yo" cambia la dirección y se introduce la acción de gracias o alabanza futura. "Encumbrar" en lugar alto, seguro y defendido.

69,32 La pezuña partida es marca de validez (cfr. Lv 11), los cuernos que apuntan son atributo de fuerza. Apreciar el canto más que el sacrificio es convicción del Cronista.

69,33-34 Conjura el peligro enunciado en 6s. Dios no desprecia al afligido, al pobre, al prisionero.

69,35 Se suma la alabanza cósmica de cielo y tierra, las dos mitades del universo creado. El poeta añade el mar, con la mirada prendida por el prodigioso bullir de vida que descubre o adivina; como al final del salmo 8.

69,36-37 Se pueden tomar como adición o apéndice o conclusión. Si pertenecen al salmo, nos llevan a la situación del destierro. Si son adición, coinciden con el final del salmo 51. En cualquier caso, por las relaciones temáticas, estos versos añadidos están hábilmente integrados en el poema.

Trasposición cristiana.

Empecemos por las citas. El v. 5 en Jn 15,25; 10a en Jn 2,17;10b en Rom 15,3; 13 por alusión en Mt 27,27-30; 22 nueva alusión en Mt 27,34; Mc 15,23; 23-24 en Rom 11,9; 26 en Hch 1,20; 29 el registro de los vivos en Flp 4,3; Ap 3,5; 13,8. Con estos datos pueden los Santos Padres aplicar el salmo a la pasión de Cristo.

domingo, 12 de febrero de 2012

SALMO 68 (67)

2Se levanta Dios, se dispersan sus enemigos,
huyen sus rivales.
3Como se disipa el humo, se disipan,
como se derrite la cera ante el fuego,
perecen los malvados ante Dios.
4Los honrados se alegran, se alborozan ante Dios,
lo festejan con alegría.
5-Cantad a Dios, tañed en su honor,
apisonad un camino al que cabalga en la estepa;
en nombre del Señor regocijaos ante él.
6Padre de huérfanos, protector de viudas
es Dios en su santa morada.
7Dios da un hogar a los que están solos,
saca de la prisión a los cautivos;
solos los rebeldes se quedan en el yermo.
8Oh Dios, cuando salías al frente de tu pueblo,
cuando avanzabas por el páramo,
9La tierra tembló, el cielo destiló,
ante el Dios del Sinaí,
ante Dios, el Dios de Israel.
10Una lluvia generosa derramaste, Dios,
tú aliviaste tu heredad extenuada.
11Tu rebaño habitó en ella,
la que bondadosamente, Dios,
habías preparado para el desgraciado.  

12Mi Señor da el parte de guerra
y una multitud pregona la noticia:
13«Reyes, ejércitos van huyendo, van huyendo».
Finca y casa se reparten como botín, 
14¿y os quedáis tumbados en los apriscos?;
alas de paloma recubiertas de plata
con las plumas irisadas de oro.
15Cuando el Omnipotente desbarataba reyes,
nevaba en Har-Salmôn, 

16Montaña divina es la montaña de Basán,
montaña escarpada es la montaña de Basán.
17 ¿Por qué tenéis envidia, montañas escarpadas
del monte que ha escogido Dios para habitar?
En él habitará el Señor por siempre.
18Los carros de Dios son miles y miles,
millares los arqueros.
El Señor marcha del Sinaí al santuario. 
19Subiste a la cumbre llevando cautivos,
recibiste como tributo hombres,
incluso rebeldes;
y te instalaste, Señor Dios.

20 Bendito el Señor cada día:
Dios carga con nuestra salvación.
21Dios es para nosotros el Dios Salvador,
al Señor mío toca librar de la muerte.
22Dios machaca la cabeza del enemigo,
el cuero cabelludo del que incurre en culpa.
23Dice el Señor: los traeré de Basán,
los traeré desde el fondo del mar,
24para que bañes los pies en sangre
y las lenguas de los perros
se ceben en el enemigo. 

25Aparece tu cortejo, Dios,
el cortejo de mi Dios y mi Rey al santuario.
26Al frente marchan los cantores,
detrás los tañedores
entre muchachas tocando panderos.
27En la asamblea bendecid a Dios,
al Señor en la congregación de Israel.
28Allí los va guiando Benjamín el más pequeño,
los príncipes de Judá en tropeles,
los príncipes de Zabulón
los príncipes de Neftalí 

29Manda, Dios, según tu autoridad,
confirma, Dios, lo que has hecho por nosotros
30desde tu templo de Jerusalén.
Reyes te traerán tributo.
31Reprime a la Fiera del Cañaveral,
a la banda de los toros,
a los novillos de los pueblos:
que se te postren con lingotes de plata.
Desbarata a los pueblos belicosos.
32Lleguen los magnates de Egipto,
Nubia extienda las manos a Dios.

33Reinos del mundo, cantad a Dios,
tañed para nuestro Señor,
34que cabalga por los cielos
de los cielos antiquísimos;
que hace tronar su voz potente.
35Reconoced el poder de Dios.
Sobre Israel su majestad,
sobre las nubes su autoridad.
36Forrnidable es Dios en su santuario.
El Dios de Israel
da fuerza y poder a su pueblo.
¡Bendito sea Dios!


68 Es un epinicio o canto de victoria, que hace compañía a los de Moisés o Miriam (Ex 15), de Débora (Jue 5) y de Hab 3. Con Jue 5 comparte un par de versos y la enumeración de algunas tribus. Con Ex 15 comparte el tema de pueblos enemigos, con sus títulos emblemáticos, la instalación del pueblo en su heredad y la intervención de las mujeres en la celebración. Con Hab 3 comparte, en lenguaje muy diverso, la teofanía, la derrota y dispersión del enemigo. El salmo muestra indicios de celebración litúrgica, original o imitada.

¿De qué victoria se trata? Creo que el poeta celebra un proceso amplio, unificado y concentrado en el poema. La lectura en clave de éxodo explica unitariamente muchos elementos del salmo. La presencia del Señor en el Sinaí, la partida y avance por el desierto, la rebelión de algunos israelitas y la resistencia de otros reinos, la instalación del pueblo en una tierra de cultivo. Aquí comienza lo específico. Mientras la epopeya del éxodo termina con la ocupación y reparto de la tierra, el salmo se extiende hasta la instalación del Señor en el templo. Es la concepción del Cronista.

El punto de arranque del salmo coincide con Nm 10,35, una orden que se repite al comienzo de cada etapa; eso nos permite conjeturar en el salmo la presencia del arca.
Hay otra serie de coincidencias entre el salmo y Nm.

A la primera lectura el poema desconcierta, tanto que alguien lo declaró una lista heterogénea de títulos. El análisis descubre dos ejes semánticos que sujetan la composición: la marcha y la habitación. En cambio, la batalla no está descrita, sino insinuada en sus consecuencias y en la acción de los meteoros. El estilo es en parte alusivo, en parte enumerativo, con repeticiones enfáticas; el vocabulario es rico y escogido. El texto hebreo nos enfrenta con numerosas y graves dificultades.


68,2-7 La primera sección anticipa temas y presenta personajes. Dios "se levanta": ¿de dónde? -El contexto y la alusión a Nm 10 nos dicen que de un alojamiento provisorio. Hay unos "malvados enemigos" que huyen derrotados; hay unos "rebeldes" que "se quedan" y no avanzan; hay unos "honrados" que parecen identificarse con las clases sociales marginadas: "viudas, huérfanos, solitarios, cautivos". Por ahora los grupos no se identifican con pueblos determinados.  

68,2 El "alzarse" puede ser genérico, judicial (Is 33,10; Sal S2,2) o bélico (Is 14,22; Sal 35,2).  

68,3 El fuego es elemento de la divinidad (Is 33,14; Sal 50,2); de él brotan las imágenes de cera (Sal 22,15; 97,5) Y humo (Sal 37,20; 102,4).  

68,5 "Apisonad" o allanad, porque en el desierto no hay caminos hechos: Is 57,14; 62,10. "Cabalga" o marcha en carroza: compárese con Sal 104,3. Se pronuncia por primera vez el nombre del Dios en la forma apocopada Yh.  

68,7 "Solos": la palabra en singular designa al único: Gn 22; Jue 11,34; Zac 12, 10. Es extraño encontrarlo en plural: ¿quiere sugerir que todos son hijos únicos? "Prisión":
palabra de significado discutido. "Rebeldes" o insubordinados: Sal 7S,S. Son israelitas que se quedan en el terreno inhabitable como explica Nm 14. 
 

68,8-15 La segunda sección se articula en dos momentos ensamblados por varias correspondencias: los momentos (8 y 15), los meteoros (9s y 15), la habitación (10s y 13s). El primer tiempo parece conducirnos al descanso final, en la "heredad", el segundo es una batalla estilizada. En clave de éxodo, la batalla es anterior al asentamiento en la tierra; el poeta tiene derecho a invertir el orden cronológico. Pero si consideramos cronológico el orden del texto, la batalla del poema sería una abstracción ejemplar de batallas posteriores, una y todas.

68,8 La gran "salida" de Dios, anticipando la del pueblo, se lee en Ex 11,4.
68,9-10 Menciona dos lluvias. La primera, mansa, acompañada de un terremoto: cielo y tierra testigos de la teofanía, en el páramo, al salir el Señor. La segunda, generosa, riega la tierra de cultivo, la heredad prevista para el pueblo; "derramaste" subraya la acción divina. El título "del Sinaí" o sinaítico es común al salmo y a Jue 5,5.

68,11 El "desgraciado" es el grupo mencionado en w. 6s.
68,12-15 Lo único cierto de estos versos es su ambigüedad alusiva. Con los datos claros ensayo una explicación coherente y parafrástica. El Señor, general del jército, pronuncia el parte de guerra, que anuncia la derrota del enemigo; un "escuadrón numeroso" de mensajeros o "mensajeras" lo difunden: el texto es la derrota de los aliados con sus ejércitos. A la derrota sigue el saqueo, que incluye primero terrenos donde vivir y trabajar, después una serie de objetos preciosos, por su material o su significado, quizá enseñas militares. Sería necio no acudir al saqueo. Durante la huida del enemigo cae una nevada. Naturalmente, caben otras explicaciones.

68,12 El término hebreo "mensajeras" puede ser femenino de oficio (Is 40,9; 52,7); forman un cuerpo numeroso y especializado.
68,13 Según la costumbre antigua, al huir el rey, huye el ejército: 1 Re 22; Jdt 14. "Finca y casa": los vencedores obtienen terrenos como colonos, según la costumbre
antigua.


68,14a Algunos piensan que es glosa sacada de Jue 5,16. En mi interpretación serían grupos que no han acudido a la batalla, o de intendencia: cfr. Nm 31,25-31; 1 Sm
30,21-25.
68,14b De las diversas interpretaciones prefiero la que lo refiere a estandartes militares: apoderarse de ellos significa victoria y ganancia; si además los estandarte reproducen imágenes de divinidades, su saqueo es burla sarcástica.

68,15 Quizá piense el poeta que la nevada era teofánica. Sobre su valor estratégico: Job 38,22s; 1 Mac 13,22. Se puede observar la nota de color: nieve sobre el Monte Umbrío (= Har-Salm6n).
68,16-22 Llegamos a la sección central, señalada por la convergencia de datos formales y significativos: subir, instalarse, cortejo, enemigos, rebeldes. Si Dios ha preparado una heredad a su pueblo, es porque quiere habitar en medio de ellos. El viaje del pueblo hacia el descanso es el viaje de Dios. Comienza una era perpetua (17) que se desgrana día a día (20).

68,16-17 Al ver que Yhwh ha escogido un monte en Canaán, las altísimas montañas de Basán, que esperaban o contaban con el honor, se mueren de envidia. El poeta las apostrofa. La elección del Señor es soberana y definitiva.
68,18 El cortejo hace eco al v. 5; "arqueros": palabra muy discutida. El último verso (levemente corregido) resume todo un viaje, que Nm 33 extiende en unas cuarenta etapas.

68,19 De repente se dirige en segunda persona a Dios. "Subir" sustituye con frecuencia al "salir" del éxodo; aquí condicionado por la "cumbre" terrestre y celeste. Los prisioneros marchan como botín en el desfile triunfal: cfr. Nm 21,29; 31,36; Jue 5,12.
68,20 La bendición cotidiana indica que el culto ha comenzado su ritmo.

68,21 Dios de actos salvadores, que controla la salida por donde se escapa de la muerte; no la controla un dios infernal. Hay un enemigo que incurre en rebeldía: es ejecutado o triturado en la batalla. Una cabeza melenuda que exhibe quizá la melena como señal de fuerza y valentía: Jue 5,2; Dt 32,42.
68,23-24 Son dos versos difíciles de encajar: por la fórmula "Dice" parecen comienzo, por el tema bélico parecen continuación. Como "traer" no lleva complemento explícito, se proponen dos interpretaciones: a) al enemigo, al lugar de la ejecución: cfr. Am 9,2s; b) al pueblo desterrado y disperso lo haré volver a la patria. "Perros" no domesticados sacan partido de la matanza: 2 Re 9,10.36.

68,25-28 La victoria se celebra con un desfile o procesión. La forma adverbial bqdsh se puede puntuar como dirección o modalidad. La descripción está estilizada. Abre la marcha la tribu del hermano menor, Benjamín, sigue la tribu de David, se añaden dos tribus septentrionales. Es posible que la lista completa incluyera las doce tribus, o bien que cuatro represente una totalidad.
68,26 Para la participación femenina en los festejos véanse: Ex 15; 1 Sm 18,7; 21,12.

68,28 "Guiando": el verbo empleado puede significar dominio; haría pensar en el rey Saúl, de la tribu de Benjamín.
68,29-36 La procesión concluye con el homenaje del pueblo y el vasallaje de poderes extranjeros. Se reparte en dos bloques con cambio de persona.

68,29-32 En la traducción he optado por imperativos y yusivos; otros leen perfectos y futuros (puede hacerse la prueba). El homenaje de los pueblos no implica necesariamente conversión: Sal 1 02,16. Los rebeldes, derrotados, tendrán que someterse: Zac 14,16s.
68,29 Imperativo con valor intransitivo, como en Sal 33,9; 148,5.

68,30 ''Tributo'': véanse Is 18,7; Sal 76,12.
68,31 "Reprime ... desbarata": a la letra, da un bufido, dispersa; se pueden entender unidos. La "Fiera del Carrizo" es Egipto; ''Toros y Novillos" son títulos honoríficos de jefes (cfr. Ex 15,15). Otros leen "que se postran (idolátricamente) ante planchas de plata".

68,32 "Magnates" son los "gordos". "Extender las manos" suplicando.
68,33-36 La invitación final combina lo particular con lo universal: Israel con reinos del mundo, el santuario con los cielos, el poder del pueblo otorgado por el poder de Dios. Domina en la sección la palabra "fuerza", y, en castellano, sinónimos.

68,33 El homenaje ha de ser festivo, gozoso. En el sal 29 son divinidades las que reconocen a Yhwh.
68,34. En el texto hebreo "cielos de cielos", imaginando quizá zonas superpuestas. "Antiquísimos" como creación primordial.

68,35 Controla las nubes y les da órdenes: Sal 78,23; Job 38,37
68,36. Compárese con el final del Sal 29.


Trasposición cristiana.

Dado el carácter heroico del poema, su amplitud, su entronque con hechos fundamentales de la historia de Israel, se comprende el éxito y riqueza de su lectura cristológica. El v. 18 se cita en Ef 4,8; de ahí saltan los Padres a una traslación sistemática de los símbolos. Preparar el camino y misión de Juan; rescatar a los cautivos y bajada a los infiernos; resurrección y ascensión en la subida a la cumbre, al santuario celeste; los pregoneros y los predicadores del evangelio; la tribu de Benjamín y Pablo.

Aunque algunas interpretaciones estén basadas en traducciones erróneas, y algunas correspondencias son más ingeniosas que acertadas, el conjunto muestra la riqueza de símbolos, al menos potenciales, del salmo, y la raigrambre simbólica de muchos temas del NT.