domingo, 7 de agosto de 2011

SALMO 52 (51)

3 ¿Por qué te glorías de la maldad, valeroso,
y ultrajas a Dios todo el día?

4Tramas crímenes,
tu lengua es navaja afilada,
autor de fraudes.
5Prefieres el mal al bien,
la mentira a la honradez.
6Amas las palabras corrosivas,
lengua embustera.
7Pues Dios te destruirá para siempre,
te sacará, te arrastrará de la tienda
arrancará tus raíces del suelo vital.
8Lo verán los honrados y se asustarán
y se reirán de él:
9«Mirad al valiente que no apoyó
en Dios su fortaleza,
confió en sus inmensas riquezas,
se hizo fuerte en el crimen».
10pero yo, como verde olivo
en la casa de Dios,
he confiado en la lealtad de Dios
por siempre jamás.
IITe daré gracias siempre
porque has actuado;
espero en tu nombre, que es bueno,
delante de tus fieles.
EXPLICACIÓN

52 A una lectura externa el salmo ofrece este perfil: El orante interpela a un personaje anónimo en tono profético: denuncia la culpa (3-6), conmina la pena (7); el castigo provocará la reacción de la gente honrada (8-9) y la del orante (10); se añade una jaculatoria final (11). Pero si imagináramos al orante meditando, sorprenderíamos en su interior un movimiento dramático de personajes y contrastes. Evoca la imagen típica de un malvado dejando que tome cuerpo, reacciona emotivamente frente a ella, evoca un grupo de asistentes que comentan, se repliega sobre sí. Al final se dirige expresamente a Dios. Al movimiento dramático acompañan saltos temporales; del presente al futuro (2-6.7), futuro posterior (8-9), otra vez presente y futuro (10.11).

El malvado es un personaje típico, presentado con rasgos concretos: sus preferencias, su confianza, sus valores, sus medios, su conducta, su destino. Sus palabras, mentira y fraude, nacen de una conciencia perversa, están pensadas y calculadas, (4) brotan de una elección ética fundamental (5); llevan un agravante, que el malvado "se gloría" de su maldad (3). Falta a primera vista la dimensión religiosa. Ésta la suministra el comentario de los honrados, centrado en el tema de la "confianza" (9). El malvado prescinde de Dios para dedicarse a la maldad; prescindir de Dios es salvoconducto para el "crimen". O bien, con la maldad ha triunfado en la vida, se ha enriquecido, y ahora puede prescindir de Dios. El honrado coincide con el orante, su fuerza es la confianza en Dios.

La retribución está propuesta en dos contrastes imaginativos: morada y árbol (7). A la "tienda" del malvado se opone la "casa" de Dios; a la planta "extirpada", el "olivo" lozano.
52,3 Texto dudoso. a) La traducción propuesta toma la palabra hesed en la acepción rara de ultraje. b) Te glorías de tu maldad y de la misericordia de Dios, que la tolera; según Eclo 5,4-6. e) Vocalizando hasid : te glorías contra el piadoso. "Valiente" puede tener significado genérico o militar; en el segundo caso se tiñe de ironía.

52,4 "Navaja afilada": instrumento de barbero (Nm 8,7; Is 7,20; Ez 5,1) o escribano (Jr 36,23). El instrumento doméstico se usa como arma cortante; así la lengua, doméstica y social, usada para desgarrar.
52,7 Las imágenes cobran vigor por los verbos usados. El hombre vive en su tienda (cfr. Is 38,12) seguro y satisfecho; de repente lo sacan y arrastran violentamente a la intemperie. Arraiga en tierra fértil, apoyado en sus raíces terrenas; lo descuajan de raíz.
52,8 Del susto inicial ante lo imprevisto pasan a la risa complacida.
52,10. "Como olivo": árbol característico del país y término de comparación: Jr 11,16; Os 14,7; Job 15,33. Que se encuentre en el ejemplo no es dato empírico: compárese con Sal 92,14.

Trasposición cristiana. Encontramos una imagen vegetal semejante en Mt 15,13; Y la imagen del olivo desarrollada en Rom 11, 17-24.

SALMO 51.

3Misericordia, oh Dios, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa,
4lava del todo mi delito

y limpia mi pecado.
5Pues yo reconozco mi culpa
y tengo siempre presente mi pecado.
6Contra ti solo pequé,
cometí la maldad que repruebas.
7Que tus argumentos te hagan justicia
y resultes inocente en el juicio.
7Mira, culpable nací,
pecador me concibió mi madre.
8Tú quieres sinceridad interior
y en lo íntimo me inculcas sensatez.
9Límpiame con hisopo del pecado,
lávame hasta quedar más blanco que la nieve.
10Anúnciame gozo y alegría,
que se regocijen los huesos triturados.
IITápate el rostro ante mi pecado
y borra toda mi culpa.
12Crea en mí, Dios, un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
13no me arrojes lejos de tu rostro
ni me quites tu santo espíritu;
14devuélveme el gozo de la salvación,
afiánzame con un espíritu generoso.
15Enseñaré a los malvados tus caminos,
y los pecadores volverán a ti.
16De homicidio líbrame, oh Dios,
Dios y Salvador mío,
y mi lengua aclamará tu justica.
17Señor mío, ábreme los labios
y mi boca proclamará tu alabanza.
18Un sacrificio no te satisface;
si te ofrezco un holocausto, no lo aceptas.
19Para Dios sacrificio es un espíritu quebrantado,
un corazón quebrantado y triturado,
tú, Dios, no lo desprecias.
20Dígnate favorecer a Sión
y reconstruye la muralla de Jerusalén;
21entonces aceptarás sacrificios legítimos,
ofrendas y holocaustos,
entonces sobre tu altar
se inmolarán novillos. 

EXPLICACIÓN.

51 Por razones formales y de contenido pienso que los versos 20-21 son adición posterior, exílica. En cierto modo contradicen el planteamiento de los dos salmos, introducen el tema inesperado de Sión y Jerusalén; por su parte los vv. 18-19 emplean el procedimiento de la recapitulación verbal, típico de finales.

El salmo, 3-19, queda dividido en dos partes con un corte abrupto entre 11 y 12. La primera parte está encerrada en una inclusión triple, llamativa; repite seis veces la raíz de "pecado" y otras seis, términos sinónimos. La séptima se reserva para empalmar con la segunda parte. El v. 10 anticipa un tema de la segunda parte.

51,3-11 En el reino del pecado. Doce veces en diez versos es una presencia envolvente, "tengo siempre presente". Tres binas se destacan: lo que Dios posee, bondad y compasión; lo que pide al hombre, sinceridad y sensatez; lo que el hombre pide, gozo y alegría.

La presencia en la conciencia de pecados y culpas y delitos revela algo más profundo: la condición pecadora del hombre. Nosotros emplearíamos dos símbolos espaciales: en lo hondo, en la raíz, en el cimiento. Los hebreos prefieren el símbolo temporal: de nacimiento, en la concepción: véanse Is 48,8; Os 12,4; Sal 58,4.
El pecado aparece también en dos imágenes: como mancha, como deuda; y sin imagen, como responsabilidad. Por eso el perdón es lavar una mancha, cancelar una deuda.

51,3 Al apelar a la piedad y compasión de la otra parte, implícitamente se reconoce culpable.
51,6a "Contra ti solo". Si el salmo está estilizado como pronunciado por David, parece olvidar a Urías. Leído detrás del anterior, parece olvidar al prójimo. Sin embargo, la frase hace sentido en contexto de alianza: una parte es ofensora respecto a la otra. Véase para David 2 Sm 12,9.
51,6b En el esquema de un juicio bilateral el verso es claro: el orante aprueba la validez del discurso de Dios. Parafraseo: con tu discurso pruebas tu inocencia, del proceso sales inocente. Si se tratase de que Dios salga justificado frente a todo juicio humano, la condena de un culpable surtiría el mismo efecto.
51,7 "Concibió": en la fisiología de entonces, me dio su calor.
51,8 Dios mismo trabaja en la intimidad del hombre para que adquiera y asimile la sensatez. Parte importante de ella es descubrir y reconocer los pecados y la condición pecadora.
51,9 Compárese con Is 1,18.
51,10 Anticipa la segunda parte. Cuando Dios pronuncie la sentencia de perdón, el penitente escuchará una noticia alegre, y hasta lo hondo de los huesos sentirá el gozo: véase Is 66,14.
51,12-19 La segunda parte comienza con un corte que no puede ser más radical. Para pasar del pecado a la gracia hace falta una nueva creación, cosa que toca a Dios.
51,12-14 El verbo crear suena con fuerza al comienzo de tres versos que llamaré epíclesis, porque son una triple invocación al espíritu. Como en la creación: el "espíritu de Dios" se cernía sobre el océano.
51,12 El primero es un espíritu dispuesto; adjetivo al parecer contrario al viento, cuya esencia es moverse. En términos psicológicos y espirituales es un ánimo pronto, decidido (cfr. Mt 26,41).
51,13 El segundo es un espíritu santo; la petición es que Dios "no quite" lo que había dado. Leído en clave davídica, sería el espíritu de profecía, según 2 Sm 23,2. Leído en clave comunitaria, es retirar la condición de pueblo santo, consagrado: Ex 19,6; Is 62,12; anular la elección, rechazar, como muestra el paralelo de 2 Re 13,23.
51,14 El tercero es un espíritu "principesco", que denota la iniciativa espontánea, la generosidad y nobleza de ánimo. No una ley desde fuera, sino un dinamismo desde dentro.
51,15 Ya transformado, el orante podrá atarearse como predicador de conversión. Los caminos del Señor son la línea de conducta que él traza; el camino por donde podrán volver y que deberán seguir.
51, 16a "Sangre" damim significa en sentido propio el homicidio, en sentido amplio cualquier violencia. En clave davídica, el asesinato de Urías.
51,18 El verbo aceptar puede tener valor técnico en el lenguaje cúltico: es la aceptación de Dios la que convalida un sacrificio.
51,19 "Quebrantado, triturado": hay que retener la imagen hebrea, plástica, vigorosa; nosotros decimos "estoy hecho polvo". Por la traducción griega y después la latina, la imagen perdió su materialidad y se convirtió en el concepto contrición, con su adlátere atrición.
51,20-21 Hacia finales del destierro o a poco de retornar, alguien añadió estos versos, actualizando el salmo. El destierro fue tiempo de triturar el corazón con la penitencia, de madurar en sensatez y de emprender el camino de vuelta. El Señor perdona y reconcilia (Is 40,2). En las nuevas condiciones, los sacrificios recobrarán su valor.
Después de los dos actos de la ceremonia, echamos de menos la palabra de Dios otorgando el perdón. La encontramos, transformada en anuncio profético, en Ez 36,22-28, como demuestran los términos básicos repetidos.
Trasposición cristiana. El salmo 51 es el Miserere, príncipe de los salmos penitenciales. Lástima que se haya desgajado del 50 y que no se haya valorado bastante la epíclesis o invocación al Espíritu. Podemos arrancar de 2 Cor 5,17-21 sobre el "ministerio de reconciliación". Al cual añado unas cuantas observaciones.
En la liturgia penitencial, ordenada al perdón y reconciliación, Dios no condena como juez, sino que se querella como parte. La relación mutua se funda en la alianza, cuya carta es el evangelio. El evangelio posee fuerza de interpelación, de recriminación y querella; pero también ofrece perdón y fuerza para la enmienda. A un examen de conciencia objetivo y neutral se sobrepone la palabra de Dios, en diálogo personal. La reconciliación tiene algo de nueva creación, y el Espíritu se infunde como dinamismo de vida nueva. Se plantea la relación entre culto y justicia.

SALMO 50-51 (49-50)

(Éx 36,25-28)


1El Dios de dioses, el Señor habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
2Desde Sión, dechado de belleza,
Dios resplandece;
3 viene nuestro Dios y no callará.
Lo precede fuego voraz,
lo rodea tempestad violenta.
4Desde lo alto convoca cielo y tierra
para el pleito con su pueblo:
5«Congregadme a mis vasallos
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
6proclame el cielo su inocencia:
Dios en persona viene al juicio.
7Escucha, pueblo mío, que voy a hablar,
Israel, doy testimonio contra ti;
yo soy Dios, tu Dios.
8No te reprocho por tus sacrificios
pues a diario tengo presentes tus holocaustos.
9No me llevaré un novillo de tu casa
ni machos cabríos de tus rebaños,
10pues son míos todos los animales salvajes,
bestias a millares en mis montañas;
11conozco todas las aves del cielo,
tengo a mano las alimañas del campo.
12Si tuviera hambre, no te lo diría,
pues el orbe y cuanto encierra es mío.
I3¿Comeré yo carne de toros,
beberé sangre de machos cabríos?
14Sacrifica a Dios tu confesión;
después cumple tus votos al Altísimo;
15invócame en el peligro, te libraré
y tú me darás gloria.
16AI pecador le dice Dios:
¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes en la boca mi alianza,
17tú que detestas la corrección
y  te echas a la espalda mis mandatos?
18Cuando ves un ladrón, corres con él,
eres del partido de los adúlteros,
19sueltas la boca para el mal,
tu lengua urde engaños,
20te sientas a murmurar de tu hermano
infamas al hijo de tu madre.
21Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
22Atención, los que olvidáis a Dios,
no sea que os destroce sin remedio.
23EI que ofrece como sacrificio la confesión
me glorifica;
24al que enmienda su conducta lo haré gozar
de la salvación de Dios.

EXPLICACIÒN.

50-51 Tomamos estos dos salmos como dos actos de una liturgia penitencial. No quiero decir que hayan sido compuestos de esa manera; lo mínimo que puedo afirmar es que ahora están juntos y unificados. Lo delatan 23 palabras (o lexemas) comunes, y algunos sinónimos. Quien los juntó quiso acumular los enlaces. Bastantes se explican por la unidad de tema, pero no así la densidad. La principal discrepancia es el paso del plural al singular.

Una liturgia penitencial se endereza a la reconciliación en una acción casi sacramental: es decir, al representar realiza lo que representa. No es simple pantomima o representación teatral. Pues bien, el misterio del hombre o comunidad a quien Dios reconcilia consigo se representa en forma de un proceso judicial o jurídico. Lo podemos llamar juicio contradictorio o querella.

El patrón jurídico. Hay dos partes ligadas por algún compromiso. Una parte lo ha quebrantado. Entonces la otra parte, la inocente, convoca a la culpable a comparecer, acude se querella con ella aduciendo argumentos y pruebas, hasta que la parte culpable reconoce su culpa y pide perdón o una composición. La parte inocente puede acudir a un lugar público acompañada de sus testigos notariales. Al final, sin faltar a la justicia, podría exigir resarcimiento pleno, puede avenirse a una composición, puede perdonar sin exigir nada. El proceso se desarrolla entre dos partes; no hay un juez por encima de ellos que indague y sentencie. Un juez no puede en justicia absolver al culpable convicto, una parte ofendida sí puede. Y lo que busca es restablecer las buenas relaciones de modo responsable, a través del reconocimiento y la enmienda del ofensor. Para ilustrarlo léanse 1 Sm 24; 26 David y Saul; 1 Sm 12: Yhwh y el pueblo con Samuel como mediador. En nuestro caso las dos partes son la comunidad de Israel y el Señor; que no acude como juez, sino como parte ofendida. Las dos partes están ligadas por el compromiso sagrado de la alianza. Testigos notariales son cielo y tierra.

Actos del proceso. En rigor son tres: acusación, reconocimiento y petición de perdón, concesión de perdón. Este es el esquema que hace el caso, prescindiendo de variantes registradas en el AT. El salmo 50 es la acusación o querella, el 51 es la confesión y súplica de perdón. El tercer acto hay que buscarlo en otra parte.

Composición. Una introducción anuncia la llegada del Señor en majestad (1-3.6b) Se convocan los testigos (4.6a) y la otra parte (5). Sigue el discurso de Dios, que consta de exordio (7), cuerpo en dos partes (8-13.14-21) Y peroración (22-24). El salmo abunda en alusiones a la alianza del Sinaí: Ex 19-20; 24.

50,1. Nombre y título: véase Jos 22,22. "La tierra" entera como público universal de un pleito particular.

50,2 "Dechado de belleza" por el templo que la preside: Lam 2,15; Ez 24,21; cfr. Ex 24,10.

50,3 "No callará" (v. 7.21). Parece aludir al episodio del Sinaí, cuando el pueblo pedía a Moisés que Dios no hablase: Ex 20,19.22.

50,4 "Cielo y tierra": como en Dt 4,26; 32,1; Is 1,2. "Pleito": el contexto especifica el significado del genérico din.

50,5 "Vasallos" ligados por deber de lealtad en virtud del pacto: compárese con Dt 7,12; 1 Re 8,23. Por el rito, el pacto es sacrosanto.

50,6 "Inocencia" pronunciada por adelantado, como en 1 Sm 12; o bien su justicia y legitimidad en el proceso que comienza.

50,7 El exordio plantea la relación mutua de la alianza con la fórmula clásica: pueblo mío / Dios tuyo. "Testimonio": son las pruebas de la querella.

50,8-21 Es esencial comprender la relación entre las dos partes del discurso. El Señor no condena unos sacrificios frente a otros, ni el culto ritualista frente al auténtico, ni los sacrificios frente a un culto espiritual. Lo que realmente se opone es un culto sin justicia a un culto con justicia. El pueblo cumple exquisitamente todos los deberes cúlticos, en ese terreno no merece reproche. Pero vive en la injusticia, la cual vicia el culto. El salmo pertenece a una copiosa tradición: Is 1,10-20; 58; Jr 7,1-15; Am 5,18-26; Miq 6,6-9; Prov 21,2; Eclo 34,18-35,21.EI salmo apunta algo que explicita el Eclesiástico: quien permaneciendo en la injusticia ofrece sacrificios de expiación intenta una compensación inaceptable, un soborno de la justicia.

50,8-15 La primera parte se caracteriza por la argumentación progresiva y el tono apasionado.

50,8 "A diario": según fórmula cúltica de Ex 28-29; Lv 24; Nm 28-29.

50,9 El hombre ofrece animales domésticos, regulados por la legislación.

50,10-11 La cuaterna representa una totalidad: lo salvaje (selva), lo montaraz (monte), lo agreste (agro), las aves.

50,12-13 El autor de las adiciones griegas a Daniel se divertirá a costa de esa divinidades hambrientas y voraces que los hombres han de alimentar: Dn 14,1-22.

50,14a Frase clave. El término toda puede significar acción de gracias (de hwdh) o confesión del pecado (de htwdh). El contexto decide, y el contexto presente es unívoco. El mismo significado tiene en Jos 7,19; Esd 10,11 (véase el contexto). El verbo "sacrifica" sustituye al normal "da", como diciendo: ya que el hombre se empeña, que sacrifique ... su confesión.

50,14b-15 Después podrá cumplir un voto pendiente y reanudar el ritmo de súplica - liberación - alabanza.

50,16-21 El pueblo pecador, además de ser puntual en el culto, recita de memoria los mandamientos de la alianza, el decálogo; no para tenerlos presentes, sino para echárselos a la espalda (Eclo 21,15). Pero Dios no calla y se los pone delante (cfr. Sal 90,8).

50,16 Este "pecador" o injusto es el mismo personaje de antes, el irreprochable en el culto.

50,17 Desechar la corrección, verbal o física, es afianzarse en el delito, agravándolo con la contumacia: Prov 15,12; Eclo 32,18.

50,18-20. El recuento de pecados es concreto y selectivo; probablemente admitía cambios circunstanciales. Los delitos están tomados inmediata o mediatamente del decálogo: adulterio, robo, falso testimonio. Considera la vida familiar, la propiedad repartida, el poder corrosivo de la lengua en negocios y en la convivencia social: Eclo 28,17s.

50,21 Ocupa el lugar de las pruebas materiales, con una fórmula jurídica clásica, que Dios invoca porque lo conoce todo. Contrasta con el compromiso de Ex 19,8; 24,3.7. "Como tú": el hombre concibe a Dios a su imagen legítimamente, porque es imagen suya; necesariamente, porque sólo puede concebir al modo humano; viciosamente, cando empequeñece o deforma a Dios. Se fabrica mentalmente un Dios complaciente, cómplice.

50,22-23 La peroración ofrece dos salidas al pleito penitencial. La primera, buscada por Dios, es el arrepentimiento, conversión y enmienda. La otra es el rechazo y endurecimiento culpables: compárese con Is 1,19s. Dios ofrece al hombre la reconciliación; si el hombre la rechaza, puede perder la ocasión y provocar la catástrofe irremediable.

50,22 "Los que olvidan a Dios" son los que ofrecen a diario sacrificios, los que recitan de memoria el decálogo. Es que el Dios que se han fabricado no es el verdadero. El hombre será la "presa" que Dios no suelta: comparado con los versos 10-11 suena con ironía.

50,23 La respuesta positiva está en singular, como responsabilidad personal. Dos participios la definen: "sacrifica confesión" y "dispone el camino" o conducta. Lo primero recoge la conclusión de la primera parte (14), lo segundo completa el arrepentimiento con la enmienda.
A cambio de ello, Dios le promete hacerle gozar o disfrutar de la "salvación divina". Últimas palabras de un salmo áspero y liberador. Ahora le toca hablar al hombre.

SALMO 49 (48).

2Oíd esto, pueblos todos,
escuchadlo, habitantes del orbe;
3tanto plebeyos como nobles,
juntos ricos y pobres:
4Mi boca hablará sabiamente
y mi reflexión será sensata;
5prestaré oído al proverbio
al son de la cítara propondré mi enigma.
6¿Por qué he de temer los días aciagos
cuando criminales me cercan para derribarme
7que confían en sus riquezas
y se jactan de sus inmensas fortunas,
8si ninguno puede librarse
ni pagar a Dios su rescate?
9Es tan caro el precio de la vida,
que nunca les bastará
10para vivir perpetuamente
sin tener que ver la fosa.
11Mira, los doctores mueren
lo mismo que perecen ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.
12EI sepulcro es su morada perpetua,
su habitación por generaciones,
aunque hayan dado su nombre a países.
I3EI hombre en la opulencia no permanece:
es como las bestias que enmudecen.
14Este es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
15los disponen como ovejas para el Abismo,
la Muerte los pastorea
y bajan derechos a la tumba.
Su figura se desvanece
y el Abismo es su mansión.
16pero Dios rescata mi vida,
me arranca de la mano del Abismo.
17No temas si uno se enriquece
y aumenta el fasto de su casa:
18que al morir no se llevará nada,
su fasto no bajará tras él.
19Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
20irá a reunirse con sus antepasados
que jamás ven la luz.
21EI hombre en la opulencia no comprende:
es como las bestias que enmudecen.

EXPLICACIÓN.

49 Salmo sapiencial sobre la condición mortal del hombre. Un maestro convoca como destinatarios a "todos los habitantes del orbe". ¿Pretensión fantástica e ingenua? Más bien convicción de que su enseñanza trasciende las fronteras. ¿De dónde saca una enseñanza tan importante y universal? No apela a una revelación (como Elifaz en Job 4), sino a una "reflexión" personal (4). Se dirige en particular a los ricos, para recordarles que la riqueza no es un seguro de vida; pero también se dirige a los "maestros", aplicándoles la misma lección. Ante la muerte quedan abolidas las diferencias, anuladas las ilusiones.

Géneros literarios e imágenes. Conviene tratar juntos estos dos componentes. El autor se dispone a proponer un "proverbio" o comparación mashal y un "enigma" hida . La comparación queda patente por la repetición de la raíz asemejarse, "parecerse" en 13 y 21, estribillo con variación. ¿Dónde se esconde el enigma? -Creo que hay que buscarlo en la imagen del "rescate" con su consecuencia, y en el paso del plural al singular de primera y segunda persona. En esquema y a la letra:

49,8 no rescatar - rescatará nadie
no dará a Dios su precio
49,9 es muy caro el rescate de su vida
49,16 pero a
mí Dios rescatará mi vida
           me arrancará de la mano del sheol
49,6 ¿por qué he de temer ...
         multitud de riquezas
49,17  no temas ...
            si se enriquece y multiplica
El enigma está en una convicción personal: lo que no puede ningún hombre, Dios me lo dará gratuitamente. Esa convicción quiere comunicarla a un tú, a quien sea. Que todos perezcan como animales es comparación universal. Que un individuo supere ese destino es un enigma. Y el enigma se tiñe de testimonio.
Después de un exordio amplio (2-5), el cuerpo se divide por el estribillo en dos partes, semejantes, pero no reiterativas.
49,3 Los grupos se reparten en clases sociales. ¿Se olvida después del pobre? -Quizá esté interpelado en el tú (17).
49,4-5 Tras la terna boca - corazón - oído, sorprende la mención de la cítara, que probablemente hay que tomar a la letra. "Inclinar el oído" sería prestar atención a lo que va a exponer. "Abrir el enigma" no significa resolverlo, sino presentarlo.
49,6-12 La primera sección reparte la reflexión entre los ricos satisfechos y malvados y los maestros: donde falla la correspondencia se insinúa algo notable. Los maestros van acompañados de los necios, igualados en la muerte; los ricos no van acompañados de los pobres. Los maestros no son presentados como satisfechos y agresivos.
49,6 La agresividad solapada de los potentados seguros de sí provoca este comienzo sobre el miedo: compárese con Is 51,12.
49,7 La base de su confianza define la conducta y el destino de un hombre: Jr 17,5- 7; Sal 52,9; 62,11; Prov 11,28.
49,8 Sobre el rescate con dinero o permuta hay una legislación en Israel: Ex 13,13.15-16 de primogénitos y de hombres; Nm 18,15 de hombres y animales impuros; Ex 21,30 de un reo de muerte; compárese con Prov 13,8 sobre ricos y pobres.
49,9a La vida humana vale más que todas las riquezas: cfr. Mt 16,26 par.
49,9b-10 No es cuestión de comprar unos años más de vida, sino de asegurarse la inmortalidad. Sueño irreprimible de la humanidad.
49,11 Los maestros son una lección para los ricos más con su destino que con sus enseñanzas. El argumento puede resultar a fortiori, si se supone que el saber vale más que las riquezas y que no conduce a la injusticia. Apurará la doctrina el Eclesiastés: 2,15; 9,2.

49,12 "Sepulcro": corrigiendo por metátesis el texto. Es frecuente la preocupación por la casa: Prov 12,7; 14,11; 24,27; 27,8. Pues bien, todas las moradas del hombre son provisorias, la única perdurable es el sepulcro: Job 17,13; 30,23. "Aunque ... " considero la frase hebrea concesiva. El sujeto: por el contexto inmediato serían los maestros; por el contenido, más bien los ricos; o todos sin distinción. Los territorios prolongarán su nombre, no garantizan su presencia y habitación.
49,13 El estribillo engloba a todo "hombre". "Permanece" o se aposenta: mantengo el texto hebreo sin armonizarlo con el v. 21; así suena como conclusión de lo que precede. "Enmudecen" definitivamente al morir.
49,14 El texto hebreo es dudoso. A la letra sería: "los que tienen confianza... los que con su boca se complacen ... " Alternativa: "de los necios ... de los que aprueban sus dichos ... "
49,15 También es dudoso el texto hebreo de este verso importante. Mantengo el texto consonántico, salvo la metátesis de bqren qbr. Entre las versiones antiguas de la tercera frase selecciono ésta: "y los rectos los someterán de mañana". "Su figura" o modelado: como el perfil de una imagen que se desgasta a la intemperie o con el roce. A través de detalles dudosos entrevemos una imagen sugestiva: el rebaño humano que Muerte pastorea y conduce a honduras abismales; la morada señorial poblada de figuras que se desvanecen.
49,16 Sucede el vuelco. Sheot es un soberano que retiene en su poder, de hecho o por adelantado, a todo hombre: ¿se le podrá arrancar la presa? (cfr. 1 Sm 17,35; Is 49,24). ¿La soltará a cambio de un rescate conspicuo? Sin lucha, sin pagar rescate, soberanamente, Dios "quita" su presa a la Muerte y "rescata mi vida". Las expresiones semejantes del salterio no están planteadas en un contexto radical como el presente: 16,10; 30,4; 86,13; 89,49.
49,17 "No temas": con esa frase puede dirigirse el maestro a cualquier oyente.
49,18 Véase Ecl5,14.
49,19 Leo el primer hemistiquio con valor reflexivo y el segundo como cita textual. El verso expresa la satisfacción vanidosa del rico y la lisonja envidiosa de los demás.
49,20 Eufemismo corriente de morir. El sheot es el lugar de las tinieblas: Job 10,21 s.
49,21 El cambio de verbo en el estribillo es sutil. El que no entiende es un inconsciente. Para él sigue cerrado el enigma y queda encerrado en la comparación.
Trasposición cristiana. Partiendo del tema del rescate, leemos seguidos Mt 16,26s y 20,28; 1 Cor 1,30. Entre muchos textos sobre la esperanza de resurrección, Rom 8,11. 21. 23 Porque el primer liberado del poder de la muerte es Jesucristo: Hch 2,27. La imagen de Muerte como pastor conduce por contraste al “pastor que da la vida por las ovejas”, Jn 10,11 en el contexto.